TERREMOTO EN EL SECTOR

Telefónica, Vodafone, Orange, MásMóvil: Las semanas que cambiarán el futuro de las telecos en España

MULTIMEDIA | Las telecos europeas pierden comba frente a EEUU y China

Logo de Vodafone en el edificio de la compañía telefónica en Madrid.

Logo de Vodafone en el edificio de la compañía telefónica en Madrid. / EP

David Page

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El sector español de las telecomunicaciones está registrando movimientos que acabarán teniendo consecuencias de calado, realmente sistémicas, en la organización corporativa y en el funcionamiento de toda la industria. Todas las grandes telecos (Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil) están sufriendo sacudidas notables que se ya se han perfilado y otras inminentes que se concretarán de manera definitiva en las próximas semanas, y que van a cambiar el presente y el futuro de las corporaciones y de muchos del resto de rivales de menor tamaño.

Las telecos españolas ya se preparaban para el impacto que sobre el sector iba a tener la esperada fusión entre Orange y MásMóvil. Era un terremoto descontado, pero cuya magnitud y repercusión sobre el resto de competidores dependerá de las condiciones que impondrá Bruselas para aprobar la operación. Un ok de la Comisión Europea que en principio se producirá antes de fin de año y que se concretará cerrando la transacción -según esperan ambas compañías- en los primeros meses del próximo año.

A la convulsión esperada desde hace un año de la unión del tercer y cuarto mayores operadores para crear un nuevo gigante nacional, se sumó la venta de Vodafone España -en un principio sólo probable desde mayo y ahora ya concretada-, que se ha ido gestando durante meses pero que se ha acelerado en las últimas semanas con la aparición de varios interesados en tomar la control de la compañía.

El fondo británico Zegona ha pactado este martes la compra de la filial española de Vodafone por 5.000 millones de euros, con el objetivo de reflotarla tras años de números rojos millonarios y pérdidas de clientes. El objetivo pasa por cerrar la operación también a principios de 2024, tras recibir el visto bueno del Gobierno y de la Comisión nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

El movimiento más inesperado es el que puede acabar provocando una sacudida no sólo corporativa, también de calado político. Y es que la sorpresiva irrupción de Arabia Saudí en Telefónica y su intención de convertirse en el mayor accionista del grupo -anunciada hace dos meses- puede desatar otros movimientos en el capital del grupo. Incluso puede provocar el regreso del Estado al accionariado de la teleco un cuarto de siglo después de su privatización total, con la entrada del holding público SEPI en el accionariado, en coordinación con otros grupos nacionales, en un intento del Gobierno para rearmar un núcleo duro de socios españoles (junto a los ya presentes BBVA, que ahora tiene un 4,8% en la teleco, y a Caixabank-Criteria, con otro 5%) como contrapeso a la posición saudí.

Bajo la vigilancia de la Unión Europea (en el caso de la unión de Orange-MásMóvil) y del Gobierno español (que debe dar permiso oficial para que Saudi Telecom llegue al 9,9% de Telefónica como pretende y también autorizar la compra de Vodafone por Zegona), el futuro del sector de las telecomunicaciones en España se definirá en los próximos meses, tanto dirimiéndose quién gobierna los grandes grupos corporativos como desatándose otros movimientos paralelos que afectarán a todos los actores de esta industria.

Más agresividad comercial

El sector de las telecomunicaciones en España ha ido avivando durante años un ecosistema de una competencia feroz. Las telecos se mueven en una permanente guerra comercial, con una pujanza continuada de operadoras de bajo coste y con la continua aparición de nuevos rivales apoyados por una regulación europea que la promueve. Los movimientos corporativos en ciernes puede agudizar este escenario.

La toma de control por parte del fondo Zegona puede anticipar una mayor agresividad comercial por parte de Vodafone para cortar la sangría de clientes de los últimos años y retomar la senda de la rentabilidad pérdida, para dentro de unos años volver a vender la compañía (como ya hizo anteriormente en el sector español de las telecos con Telecable, que vendió a Euskaltel, y con la propia Euskaltel, que colocó a MásMóvil). Zegona ha sellado un acuerdo para utilizar la marca Vodafone en España durante 10 años para relanzarla y también pretende impulsar aún más la marca de bajo coste del grupo Lowi.

Toda la industria de las telecomunicaciones está a la espera de cuándo y, sobre todo, cómo se podrá ejecutar la fusión de Orange España y MásMóvil. Y el resultado final del dictamen de Bruselas puede condicionar también que se agite aún más la hipercompetencia en el mercado español.

La Comisión Europea cree que la operación puede deteriorar la competencia del sector y ha ‘parado el reloj’ del proceso de análisis de la fusión para tener todo el tiempo necesario para estudiarla en profundidad. A la revolución que para el sector supondrá la unión de la segunda y cuarta mayores operadoras del mercado español se sumarán otras consecuencias en cadena cuya profundidad precisamente va a depender de la decisión de las autoridades comunitarias.

El efecto dominó de Orange-MM

Se da por descontado que Bruselas impondrá condiciones ('remedies', según la jerga económica y comunitaria) para aprobar la operación, obligando a las compañías a desprenderse de algunos activos para obtener el visto bueno regulatorio. Pero la dureza de esas exigencias condicionará otros movimientos corporativos y la estrategia del resto de operadoras.

Todas las grandes telecos españolas reclaman que la operación se autorice por Bruselas sin imponer condiciones duras de cesión de activos para avanzar en la consolidación del sector. Los mayores grupos temen que la decisión vuelva a estar orientada a impulsar un cuarto operador y no permita avanzar hacia una mayor racionalización del negocio herido. La mejor posicionada para tomar el control de los activos sobrantes de la fusión es la compañía de origen rumano Digi, que está creciendo con fuerza en España con su modelo de bajo coste, y que podría ver reforzada su estrategia avivando aún más la agresividad comercial del sector.

Además, la dureza de los remedies y el reparto que decida la Comisión puede tener consecuencias directas en el negocio mayorista de las grandes telecos, un negocio estratégico para los grupos mediante el que alquilan el uso de sus infraestructuras -singularmente redes- a otros rivales. Las condiciones de Bruselas para dar el ok a la unión Orange-MásMóvil previsiblemente pasarán por obligar a las compañías a ofrecer a competidores como Digi o Avatel (que ahora usan la red de Movistar) poder usar la red de Orange a precios bajos o por cederles espectro radioeléctrico para que tengan su propia red. En cualquiera de los casos, se dan por seguros movimientos en el negocio mayorista del sector.  En paralelo, la toma de control por parte de Zegona en Vodafone podría también acelerar una eventual venta de la red fija de la compañía española (cable y fibra) con la consiguiente convulsión en el sector y con sus rivales tomando posiciones.