Innovación alimentaria

Catalunya destinará 7 millones a un 'hub' de investigación en torno a la proteína alternativa a la animal

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El director del IRTA, Josep Usall, con varias muestras de ingredientes alternativos en la feria Alimentaria Foodtech

El director del IRTA, Josep Usall, con varias muestras de ingredientes alternativos en la feria Alimentaria Foodtech / MAITE CRUZ

Paula Clemente

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Catalunya toma la delantera en la investigación en torno a la alimentación a base de proteína alternativa. Es decir, aquella que proviene de plantas o incluso de insectos y que permite desarrollar, por ejemplo, productos análogos a la carne o al pescado que en realidad no lo son. La Generalitat de Catalunya destinará 7 millones de euros a que el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) ponga en marcha un centro de innovación en proteínas alternativas. Lo han llamado así, Centre d’Innovació en Proteïnes Alternatives (CiPA) y funcionará, en realidad, como un ‘hub’ de investigación.

La idea es que esta institución de investigación dependiente del departamento de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat reorganice varios de los equipos que trabajan en los cuatro centros de trabajo que el IRTA tiene repartidos por el territorio catalán para que empiecen a investigar exclusivamente en este área. Por lo tanto, no se construirá un centro nuevo, sino que se establecerán dinámicas para que esto sea una especie de centro virtual con cuatro nodos. En principio, tendrá algo más de peso el de Monells, en Girona, que es el que se espera que concentre más actividad.

De este modo se simplifica el arranque del proyecto, que, pese a que se calcula que tardará unos cuatro años en estar operativo, en realidad ya se ha puesto en marcha. De momento, según ha podido saber EL PERIÓDICO, lo hará con entre 25 o 30 trabajadores del IRTA que pasarán a dedicar su tiempo exclusivamente a esta iniciativa, aunque el objetivo es contratar al personal suficiente como para que el 'hub' acabe teniendo hasta 50 personas de aquí a 2027.

"Esto es una gran oportunidad para desarrollar nuevos ingredientes y productos que van a aumentar la competitividad de nuestro sector agroalimentario", ha explicado el director del IRTA, Josep Usall, encima del escenario de la feria Alimentaria Foodtech, donde se ha presentado formalmente el CiPA.

El mismo especialista ha explicado que todo esto nace de un análisis de contexto que les hizo detectar que no había nada parecido en todo el sur de Europa y de un informe de Acció (empresa pública dedicada al fomento de la competitividad de la empresa catalana) que concluía que la apuesta por la proteína alternativa podía ser uno de los motores de transformación de la industria alimentaria en Catalunya.

"Catalunya tiene en la alimentación uno de los pilares básicos de su desarrollo económico, desarrollo social y de su cohesión social", ha contextualizado, por su parte, el secretari d'Alimentació del Govern de Catalunya, Carmel Mòdol. "El hecho de que dispongamos de un tan buen instrumento no implica, sin embargo, que no miremos el futuro y que no observemos las tendencias que se van desarrollando y de qué manera pueden influir en nuestra ingesta alimentaria, la población en general y las economías de escala que se desarrollarán a partir de estas tecnologías", ha agregado.

En ningún caso, ha matizado Usall, supone ir dejando de lado la proteína de origen animal, sino de intentar estar preparados y en primera línea para responder al auge de una industria alternativa que será clave para responder al incremento de la demanda de proteína asociado al aumento de la población mundial.

Cinco pilares y una planta preindustrial

De ahí que el propio IRTA estuviera intensificando de forma natural sus líneas de investigación en proteínas de base vegetal, de insectos o procedentes de la fermentación de hongos y otros microorganismos, y que la Generalitat haya visto clara la oportunidad de hacer de esto "una apuesta de país".

En concreto, tal como ha avanzado Usall, el CiPA va a trabajar en cinco grandes aspectos: la producción de biomasa (fermentación sólida, crecimiento de hongos, granjas de insectos...), en obtener y hacer funcionales distintos ingredients proteicos con la incorporación de nuevos equipos de alta tecnología, el fomento de la circularidad (aprovechar productos, residuos, excedentes...), la elaboración de alimentos innovadores y el estudio psicosocial y neurocientífico. El 'hub' tendrá un laboratorio de neurociencia y sensorial para entender como funciona el cerebro o intentar predecir el comportamiento del consumidor delante de estos productos, entre otras cosas.

Una vez desplegado todo esto, el objetivo final es llegar a tener una planta piloto (e incluso una pequeña planta preindustrial funcional) que las empresas puedan utilizar para testar sus nuevos productos.

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