Mercado laboral

La patronal carga contra el sistema de ayudas contra el paro: "Se está fomentando mucho más el no trabajar"

Eurostat mantiene a España a la cola de Europa en empleos vacantes

Cuatro de cada 10 nuevos afiliados a la Seguridad Social ya son extranjeros

Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme

Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme / Jesús Hellín / Europa Press

Gabriel Ubieto

Gabriel Ubieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Se están fomentando mucho las ayudas a no trabajar más que a la formación y el empleo", se queja Odilo Rodríguez, gerente de la compañía gallega Granitos del Val S.L. Este empresario ha explicado este martes en el ciclo de conferencias organizado por la patronal Cepyme que le cuesta mucho encontrar gente para picar piedra. Y, como la gran mayoría de ponentes, ha señalado directamente a la cuantía y duración de las prestaciones y subsidios que paga el Servicio Estatal Público de Empleo (Sepe) a aquellas personas que carecen de un empleo.

Es decir, según su diagnótico, si en España hay 2,7 millones de desempleados y a la vez a las compañías les cuesta encontrar determinados perfiles es, mayoritariamente, porque tienen muy a mano un subsidio. Según los datos oficiales, de esos 2,7 millones de parados, siete de cada 10 cobran algún tipo de ayuda pública. Estas oscilan entre los 560 y los 1.575 euros brutos, dependiendo de la cotización previa y los hijos a cargo. 

"Hoy en día es más fácil compatibilizar la economía sumergida con las prestaciones por desempleo que las prestaciones por desempleo con un empleo", ha argumentado el presidente de CEOE Ávila, Diego Díez. "España no puede buscar el subsidio como remedio a la falta de recursos de las personas", ha apuntado el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, durante su intervención. "Por supuesto tiene que haber ayudas para todas aquellas personas que están pasandolo mal, pero tenemos que trabajar por la empleabilidad de las personas", ha añadido a renglón seguido.

El Banco de España no ha quedado al margen de este debate y el mayo pasado publicó un estudio en el que afirmaba que aumentar la cuantía de las prestaciones a costa de reducir su duración en el tiempo aumentaría, de media, 0,11 puntos la probabilidad de encontrar empleo. Con especial incidencia entre los parados con menos estudios y los más mayores. Y, con sus matices, otras patronales, como la catalana Pimec, también han ido señalando que España gasta más en políticas pasivas de empleo que en activas.

Un problema difuso

La patronal de las pequeñas y medianas empresas españolas, adscrita a la gran patronal CEOE, ha celebrado esta semana una doble jornada sobre el problema que dicen tener las corporaciones para encontrar mano de obra. Una problemática sobre la que la opinión de los empresarios no coincide con los datos oficiales.

Este pasado lunes el Banco de España publicaba una encuesta entre la que destacaba que el porcentaje de sociedades con dificultades para encontrar mano de obra ha subido del 35 al 40% en el último trimestre. Cepyme ha publicado su propio muestreo sobre este tema y eleva ese porcentaje hasta el 70%.

Mientras unos lamentan esa falta de manos, con mayor o menor transversalidad según la fuente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta en el sentido contrario. Según sus estadísticas, en España hay actualmente 148.091 'sillas vacías', lo que equivale al 0,7% del total de empleos ocupados. La tasa se sitúa a la cola de Europa, donde la media está en el 2,7%, según Eurostat.

Los datos que recopilan los servicios públicos de empleo tampoco cuadran con ese parecer. Este pasado verano, en Catalunya había hosteleros quejándose que no encontraban gente y casi 30.000 parados que decían poseer experiencia previa en dicho sector. La hostelería es el sector que peor paga, con un salario medio de 13.386 euros brutos (o 956 euros brutos al mes, en 14 pagas), según los últimos datos del INE.

Desde sindicatos como UGT coinciden en esa tesis de que en ciertas profesiones faltan candidatos, tal como ha manifestado este martes su secretario general, Pepe Álvarez. Si bien difieren de los empresarios en los motivos. "No, el problema no es que la gente se acomode, es que el sistema tiene que generar elementos de acompañamiento, de asesoramiento, de formación", ha apuntado el líder sindical.

Ni dentro del propio Gobierno (hoy en funciones) hay consenso sobre esta cuestión. El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social ha ido reformando su reglamento de extranjería para facilitar la regularización de migrantes y la contratación en origen para que las empresas busquen fuera lo que en España, con 2,7 millones de parados, no encuentran. En el otro lado, el Ministerio de Trabajo niega dicha necesidad y cierra filas con los datos del INE.

Sepe "ineficiente"

Empresarios y sindicatos difieren en el peso de los subsidios pero sí comparten en su diagnóstco varias de las causas de ese problema de vacantes que tienen detectado. Por un lado apuntan al envejecimiento demográfico y a la falta de acoplamiento entre formación ofertada y la que precisan las empresas.

Por el otro, señalan directamente a la mala gestión del Sepe y los servicios públicos autonómicos. "No es eficiente", se ha quejado Cuerva. "Estamos más ante un registro que ante un servicio de empleo", ha coincidido Álvarez. Aquí los datos del INE sí coinciden con su percepción. Según los mismos, en 2022 solo el 1,9% de los asalariados decían haber encontrado su empleo actual a través de una oficina de empleo pública.

Con el objetivo de revertir esos números, la actual ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, aprobó una reforma del Sepe para transformarlo en la agencia española del empleo y mejorar los servicios ofrecidos a los desempleados, así como personalizar más su atención. La reforma está en proceso de despliegue, pero el adelanto electoral y la incógnita sobre el nuevo Gobierno la están lastrando.

Por ejemplo, Trabajo pretendía que parte de los subsidios pudieran compatibilizarse durante un tiempo con un trabajo, para incentivar que los parados aceptaran un nuevo empleo y no renunciaran a él por miedo a perder el subsidio y que luego el contrato no cuajara.