Cambio climático

El sector descarta fugas masivas de turistas al norte de Europa por las altas temperaturas

El turismo se modera en junio y no logra recuperar los turistas prepandemia en la primera mitad del año

La crisis en Londres y Berlín pone en jaque la llegada del 39% de los turistas de Canarias

Benidorm / Alicante 21/7/2016El ANTES Y DESPUES DE LA PANDEMIALa playa de Levante de Benidorm repleta de turistas en Julio de 2016FOTO MIGUEL LORENZO

Benidorm / Alicante 21/7/2016El ANTES Y DESPUES DE LA PANDEMIALa playa de Levante de Benidorm repleta de turistas en Julio de 2016FOTO MIGUEL LORENZO / Miguel Lorenzo

Sara Ledo

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España recibió 83,5 millones de turistas extranjeros en 2019, de los cuales casi la mitad llegaron en verano (entre junio y septiembre) y en la mayoría de los casos son turistas de ‘sol y playa’. El sector confía en recuperar este año esos monstruosos números, pero el auge de los destinos del norte español, como Asturias, el País Vasco o Galicia, y las sucesivas olas de calor han disparado los temores sobre un posible fin de la época dorada del turismo en España y otros países del Mediterráneo. La industria descarta que se esté produciendo ese cambio de tendencia y se reafirma en que todavía les queda una larga vida.

“Es un poco sensacionalista pensar que el Mediterráneo desaparecerá y los turistas se irán a Noruega en verano. No creo que vaya a haber a corto plazo una mutación de gente que viene a países del Mediterráneo europeo, incluido a España”, descarta tajante el vicepresidente del lobi turístico Exceltur, José Luis Zoreda. En esta asociación se incluyen grandes compañías, como Iberia o Meliá, que no tienen datos de que se esté produciendo “ningún trasvase”. El dirigente concede que si España llega de forma “habitual” a los 40 o a los 50 grados podría ser que los turistas extranjeros dejasen de visitar el país, pero por el momento “no hay ninguna evidencia científica que diga que alcanzaremos esas tasas”.

Otro tema son los intensos fuegos que están recorriendo la cuenta mediterránea y la posibilidad de que puedan provocar cambios en el patrón de consumo extranjero, como ocurrió con algunos touroperadores que han redirigido turistas a Mallorca por los incendios en la isla de Rodas. “Es probable que los sistemas de protección sean mejores o tengan una respuesta más rápida que los griegos, pero en ningún caso deberíamos entrar en especulaciones sobre si este tipo de fenómenos climáticos adversos van a favorecer a España como destino turístico porque nos podría tocar a nosotros”, advierte. Tras la Primavera Árabe, muchos turistas dejaron Turquía, Egipto y otros países del Norte de África por España, por la inestabilidad política, pero años más tarde volvieron a su destino original.

Lo cierto es que en el caso de España, el norte está teniendo un tirón especial este verano, con Asturias (23% más) a la cabeza del crecimiento de la facturación en el tercer trimestre respecto a los mismos meses de 2019, seguida de Baleares (25,8% más), País Vasco (21,2% más) o Galicia (17,6%), según Exceltur. “Es verdad que se está más fresquito en el Norte, pero no se está produciendo una mayor afluencia turística porque haga menos calor, sino por otros atributos como la tranquilidad, la gastronomía, su oferta cultural... Hay muchos atractivos que hacen que la gente se plantee ir al Norte, pero son españoles fundamentalmente”, explica José Luis Zoreda.

Desde la patronal de las agencias de viajes –la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV)-- explican que el calor afecta a la hora de tomar decisiones como una suerte de alerta de que las vacaciones se acercan y suele ser síntoma para el inicio de las reservas. Descatan que esté habiendo cambios por las altas temperaturas, pero en este caso sí consideran que podría ocurrir en el caso del turismo nacional. “En el caso de España como destino turístico el clima afecta más para el consumo interno porque el español que viaja dentro de España sí se deja llevar de manera más intensa por las circunstancias del encuentro mediático. Al turismo internacional le afecta menos”, cuenta su vicepresidente ejecutivo, José Manuel Lastra.

El dirigente pone el ejemplo de la ciudad de Sevilla, donde julio y agosto son los meses con menos afluencia de turismo nacional, pero no los meses con menos visitantes internacionales. La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) tampoco lo ve. Afirma que son precisamente las altas temperaturas de la cuenca mediterránea en verano “lo que atrae a los turistas (internacionales)”. En cualquier caso, añade que si se produjese un cambio de tendencia a destinos menos calurosos por parte de los turistas no tendría por qué ser una mala noticia para el sector, sino que se puede convertir en una oportunidad para el sector.

El turismo en España está muy concentrado en los meses de verano –entre julio y agosto llegaron en 2019 el 25% de los turistas de todo el año-- y una de los grandes retos del sector es reducir esa estacionalidad y, al mismo tiempo, rebajar la masificación de los destinos. “Si el clima cambia y conseguimos que las épocas de mayor lleno de los destinos, que suelen ser desde el 15 de julio al 15 agosto, tengamos cierta flexibilidad, se puede ampliar la temporada y mejorar la experiencia del cliente en las épocas de mucho calor y eso también aumenta la estancia media en aquellos meses sin calor en los que ahora no se abre también seria buen para afianzar el empleo”, afirma Marichal.