Chequeo a la jornada laboral

Europa testea cómo trabajar menos mientras EEUU aspira a volver al siglo XX

¿Es viable trabajar cuatro días a la semana?

La cultura del presentismo aleja a España de los horarios de otros países europeos

Oficinas en la diagonal de Barcelona

Oficinas en la diagonal de Barcelona / Manu Mitru

M. Ferrer / I. Savio / E. Bonet / L. Font

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Pese a las recientes crisis y la creciente competencia global, Europa sigue erigiendose, como lo hizo antaño en otros menesteres, como un faro en cuanto a jornada laboral se refiere. Mientras China sigue registrando horarios propios del siglo pasado a ojos de los europeos y Estados Unidos no solo reduce sus jornadas sino que las amplía, el Viejo Contiente testea la semana laboral de cuatro días.

Si bien las economías europeas, como en cuestiones de déficit o deuda pública, parten de realidades muy separadas en lo que a coordenadas norte-sur se refiere. No trabaja lo mismo un alemán o un sueco que un italiano o un griego y las diferencias de jornada pueden llegar a acumular hasta dos meses de diferencia. Si bien el debate sobre cómo aprovechar los avances en productividad para trabajar menos se abre camino tanto entre los despectivamente llamados PIGS, como entre las supuestas locomotoras del continente.

La industria lidera el debate

En Alemania el poderoso sindicato de los metalúrgicos, IG Metall, abrió el debate este año reactivando su petición de una semana laboral de cuatro jornadas, sin reducción de sueldo. Un modelo que en 1993 implantó el gigante de la automoción Volkswagen, a cambio de no sacrificar plantilla, aunque en ese caso sí implico recortar salarios. Una década después se volvió al esquema de las cinco jornadas laborables.

IG Metall, con 2,21 millones de afiliados, plantea ahora dos opciones: bajar de 40 a 32 horas semanales o repartir el mismo cómputo de horas, pero en cuatro jornadas. En ambos casos no se tocaría el sueldo.

Desde la patronal se rechazan ambas opciones. No solo desde el sector de la automoción, sino del conjunto de la actividad empresarial. Alemania, como otros países europeos, tiene ahora un grave problema que es la falta de personal en todos los sectores, desde el industrial a la hostelería, en un mercado laboral saneado -con un 5,7 % de desempleo- y con un récord de población laboralmente activa –unos 45 millones de personas, en un país con 84,4 millones de habitantes. Recortar jornada agravaría esa situación, considera la patronal, en contra del parecer de los sindicatos. Informa Marina Ferrer.

Estancados como en España

En Italia la reducción del horario de trabajo es un tema que se ha debatido reiteradamente en los últimos años. Pese a ello, ningún cambio substancial se ha producido en la legislación italiana en tiempos recientes. 

Pero esto podría cambiar próximamente. De hecho, algunos recientes estudios sobre los beneficios de reducir el horario laboral han abierto nuevamente el debate. Con ello, los sindicatos italianos han recientemente defendido que se estudie, con el mundo empresarial, la posibilidad de adoptar esta medida. 

De ponerse en discusión la actual legislación, habría que modificar una ley de 1997, luego parcialmente reformada en 2003. Esta establece que la jornada laboral media en Italia es de 40 horas para los contratos de tiempo completo. El horario máximo en las contrataciones colectivas, en cambio, es el fijado por una directiva europea, que dice que no se pueden superar las 48 horas. Informa Irene Savio.

Repartir 35 horas de trabajo en cuatro días

La semana de 4 días también se abre paso en Francia, un país que se distingue de sus vecinos europeos por haber fijado en 1998 el tiempo de trabajo semanal en 35 horas. Hasta 10.000 asalariados franceses organizan su horario semanal en cuatro días laborables y tres de descanso, según datos del Ministerio de Trabajo. En la mayoría de esos casos, se trata de empresas privadas que impulsaron de manera experimental esta medida, ya sea repartiendo las mismas 35 horas pero en cuatro días o bien con una semana laboral de 32 horas. 

La administración metropolitana de Lyon, gobernada por los verdes, anunció que a partir de septiembre más de la mitad de sus 9.600 agentes públicos ensayarán de manera voluntaria la semana de 4 días. Podrán repartirse las 35 horas de trabajo en 4 jornadas laborales, en 4 y media o bien alternar semanas de 4 con otras de 5 días trabajados.

El Gobierno de Emmanuel Macron también se interesó por esta política de moda en Europa, aunque su medida para ensayarla reflejó las contradicciones de un Ejecutivo que quiere ser moderno, pero al mismo tiempo considera que hace falta aumentar las horas trabajadas en Francia. Por este motivo, impulsó un ensayo en una oficina de la Urssaf en el norte de Francia para experimentar la semana 4 días, pero aumentando a 36 horas el tiempo trabajado. La idea, sin embargo, no causó furor entre los funcionarios de este organismo de la Seguridad Social y muy pocos se sumaron a ella. Informa Enric Bonet.

Esperanzados con el piloto de 4 días

La jornada laboral media en el Reino Unido es de 36,7 horas semanales, según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONS, en sus siglas en inglés). Esto representa media hora menos que hace dos décadas, cuando la media estaba en 37,2 horas semanales. Por ley, los empleados británicos no pueden trabajar más de 48 horas semanales, a no ser que lo pidan expresamente, mientras que para los menores de 18 años el límite está en las 40 horas.

A pesar de que la jornada media apenas ha cambiado en los últimos años, en el Reino Unido cada vez más sectores están apostando por las semanas laborales de cuatro días tras constatar los buenos resultados del proyecto piloto lanzado en junio del año pasado, con una duración de seis meses. Un 92% de las empresas, entre las que se encuentran bancos, comercios online, negocios de marketing digital e incluso un restaurante de ‘fish and chips’, decidieron mantener la jornada reducida de 32 horas después de las pruebas. 

El principal motivo es que, a pesar de reducir las horas de sus trabajadores un 20% sin alterar las retribuciones, no se produjo un descenso de la productividad, mientras que el nivel de estrés de los más de 2.900 trabajadores afectados por el programa se redujo en más de un 70% de los casos. Informa Lucas Font.

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