70 años de laboratorio económico, por Martí Saballs
Del Reino Unido han salido políticas económicas de distintos signos que han influido y marcado épocas
Martí Saballs Pons
Director de Información Económica de Prensa Ibérica.
"Usted es mi décimo primer ministro. El primero fue Winston. Esto fue antes de que usted naciera". Son frases escritas por el exprimer ministro británico Tony Blair en su biografía y que atribuye a la Reina Isabel II, fallecida esta semana. Con la llegada de Blair a Downing Street 10, el Reino Unido iniciaba la "tercera vía", expresión creada y desarrollada por Anthony Giddens, el principal inspirador de sus políticas, donde quería conciliar la defensa del libre mercado y la desregulación financiera con el intervencionismo suave del Estado. Un social liberalismo económico que sucumbió con la crisis financiera de 2008 debido a los excesos y la falta de controles dentro del sistema. Acabó con la nacionalización, entre otros, del legendario Royal Bank of Scotland, que estaba al borde de la quiebra.
A lo largo de sus 70 años de reinado, Isabel II ha sido jefa de Estado de 32 países, quince el día de su fallecimiento, y ha visto pasar a otros quince primeros ministros. De Churchill hasta Liz Truss, a quien proclamó como tal dos días antes de que falleciera. Algunos de estos primeros ministros han marcado épocas, siendo incluso laboratorios de política económica, marcando tendencias que, mejor o peor, han sido seguidas por muchos otros países. Con Harold Macmillan (1957-1963), el valido de Churchill, el conservadurismo británico se abrió hacia propuestas más progresivas. Harold Wilson (1964-70/1974-76) representó las posiciones laboristas más izquierdistas: subidas de impuestos y controles exhaustivos sobre la economía, que tras el triste paso de James Callaghan (1976-1979) en medio de una dura crisis económica, acabó con la llegada al poder de Margaret Thatcher (1979-1990). Ella fue la inspiradora de un cambio radical: privatizaciones de empresas públicas, desregulación, reducción de impuestos y ‘big bang’ financiero que convirtió a Londres en una de las capitales mundiales y foco de atracción de las nuevos profesionales de las finanzas y la inversión. La ‘City’ como centro del dinero. Thatcher fue, de hecho, una avanzada a las políticas que dos años más tarde empezaría a aplicar Ronald Reagan en Estados Unidos.
Después de Thatcher y el paso de su sucesor, el prudente John Major (1990-1997), el laborista Blair pretende dar un nuevo giro de tuerca al ajustar los excesos de las políticas llevadas a cabo por el partido conservador, que aumentaron las desigualdades en las zonas históricamente industriales del país. Como es habitual en la política británica, la oposición dentro de su propio partido obligó a Blair a dimitir dando paso a su ministro de Economía, Gordon Brown (2007-2010); responsable de lidiar con la crisis económica que le costó su continuidad. Los conservadores regresaron al poder en 2010. En estos últimos doce años, Isabel II proclama a cuatro primeros ministros, lo nunca visto en ese país: David Cameron, Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss. ¿Su legado? La gestión del Brexit, cuyas consecuencias son aún desconocidas al haberse visto rodeado por la pandemia y los efectos de la crisis energética y de aumento de precios atribuidos a la invasión rusa de Ucrania. El mundo occidental inicia una nueva etapa de subida de tipos de interés para controlar la inflación y evitar que esta se desboque. El Banco Central Europeo (+0,75% de aumento de los tipos anunciados el pasado jueves), al igual que la Reserva Federal de EEUU y el Banco de Inglaterra, entre otros, también ha declarado la batalla a la inflación. La palabra recesión ya está instalada en los mercados.
El fallecimiento de Isabel II coincide con la transformación del tablero mundial en todos los sentidos. Desde la nueva e impredecible evolución económica hasta la guerra en Ucrania. Todo está entrelazado. Casualidades. Hace diez días también fallecía Mijail Gorbachov, otra de las personalidades que los libros de historia recordarán con letras mayúsculas. Fueron quince las repúblicas que se desgajaron de la antigua URSS aprovechando la crisis generada en aquel imperio comunista a comienzos de los noventa bajo la presidencia de Gorbachov, que abandonó el poder el 25 de diciembre de 1991. A Vladimir Putin, que en 2005 citó como "la mayor catástrofe geopolítica del siglo", le ha servido para justificar sus nuevas políticas expansivas y la trágica invasión de Ucrania.
El alud de relatores y biógrafos de la Reina Isabel II, tantos casi como vulcanólogos aparecieron en España hace un año, han usado estos días su recuerdo para presentarla como faro a lo largo de toda una era, como lo fue la Reina Victoria. No ha habido figura comparable en el mundo a ella. Reinó sin mandar, pero su influencia iba unida a la influencia educativa, económica, política, cultural e incluso deportiva que ha liderado el Reino Unido hasta ahora. También informativamente. De la prensa salmón y seria hasta la prensa amarillista y del corazón, el Reino Unido ha sido ejemplo mundial para lo mejor y lo peor en comunicación. La BBC sigue siendo la gran referencia audiovisual de este mundo que defiende la libertad. El Reino Unido, como baluarte de estas libertades debe seguir siendo un faro de nuestra civilización. Es su desafío, a pesar de Brexit.
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