Concurso de acreedores

El hotel Fairmont Juan Carlos I se encamina a la quiebra y peligran 300 empleos

La plantilla del hotel de cinco estrellas, que lleva dos años en erte y está a punto de agotar sus prestaciones, protesta contra lo que ve como un "cierre inminente"

El Hotel Fairmont Juan Carlos 1 se encamina a la quiebra y peligran 300 empleos

El Hotel Fairmont Juan Carlos 1 se encamina a la quiebra y peligran 300 empleos / ELISENDA PONS

Gabriel Ubieto

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El hotel Fairmont Juan Carlos I se encamina a la quiebra y unos 300 trabajadores temen seriamente por sus empleos. El principio de acuerdo alcanzado el verano pasado por el Ayuntamiento de Barcelona (propietario de los terrenos donde se ubica el hotel) y Barcelona Project's S.A. (propietaria del cinco estrellas de lujo) no ha salido adelante y ni la firma quiere abrir de nuevo el establecimiento (como mínimo a corto plazo), ni ha conseguido encontrar un comprador que lo asuma, ni tampoco ha conseguido renegociar su deuda. La plantilla se ha concentrado este viernes frente a la sede del bufete de abogados Cuatrecases, representantes de los propietarios, para clamar por soluciones, tras dos años en erte total y la mitad de ellos a punto de agotar sus prestaciones. EL PERIÓDICO ha intentado ponerse en contacto con la dirección del Fairmont Juan Carlos I para recabar su versión de los hechos, sin éxito.

"Vamos al cierre inminente y nadie nos da explicaciones", cuenta una trabajadora a EL PERIÓDICO. El Fairmont Juan Carlos I, pese a estar gestionado por la canadiense Fairmont, marca de la francesa Accor, es propiedad Barcelona Project's S.A.. Esta última sociedad, que pertenece a príncipe saudí Turki Bin Nasser, lleva desde abril del año pasado en preconcurso de acreedores, con una deuda que ronda los 100 millones de euros, según coinciden fuentes consultadas de CCOO y UGT. Y esta semana finaliza la moratoria concursal habilitada y prorrogada durante el covid por el Gobierno, por lo que cualquier persona o entidad que tenga una deuda pendiente con el hotel puede exigírsela y acabar forzando un concurso.

Y el fracaso de las negociaciones entre el Ayuntamiento, Barcelona Project's y sus acreedores provoca que los trabajadores asumen ya el escenario del cierre. "El Ayuntamiento había exigido como condición imprescindible un pacte de acreedores. No se han puesto de acuerdo y es lo ha hecho inviable. Ahora pediremos el reinicio inmediato de la actividad", cuentan fuentes municipales consultadas. La operación que se venía cocinando con el fondo saudí Tyndaris LLP no ha acabado cuajando de momento y el Ayuntamiento no tiene intención de extender la licitación para uso hotelero, que ahora mismo finaliza en 2040. Una de las opciones que se llegó a poner encima de la mesa fue alargar la licitación 50 años más para hacer atractiva la compra, pero finalmente la falta de acuerdo entre los actuales acreedores ha enterrado dicha vía.

La reactivación renqueante del turismo internacional, que todavía no está en niveles previos al covid y especialmente entre el turismo de congresos y grandes eventos, no incentiva a la sociedad en preconcurso a reabrir el negocio y asumir los costes de la actividad. De momento, fuentes de los trabajadores cuentan que desde la dirección les han comunicado su intención de prorrogar de nuevo el erte de suspensión total, aunque sin especificarles la duración del mismo. No obstante, descartan una apertura a corto plazo y el verano ya se da por perdido.

"No podemos más"

Y los empleados del Fairmont Juan Carlos I están al límite tras más dos años de erte ininterrumpido. Fuentes consultadas explican que alrededor de la mitad de la plantilla ya ha consumido todos los días de cotización acumulados y a partir del mes que viene no cobrará prestación del SEPE. Un erte que no cobran y el temor de dimitir e irse de la empresa, pues si lo hacen renuncian con ello a la indemnización por despido que les tocaría cuando la empresa inicie un cese colectivo.

Una trampa con varias aristas, pues como formalmente esos trabajadores sin ingresos siguen empleados por el hotel, tampoco pueden acceder a un subsidio no contributivo por desempleo al haber agotado ya sus cotizaciones. "No podemos más", cuentan esas mismas fuentes. Casi un centenar de empleados han 'huido' de esa trampa del erte, pues antes de la declaración del primer estado de alarma la plantilla rondaba los 400 empleados y ahora ronda los 300. "Los que han podido se han prejubilado o se han buscado otra cosa", cuentan desde la plantilla.

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