Alimentaria 2022

El futuro (del negocio de la comida) son los impacientes

Sofritos envasados, arroz de sabores y tecnología para asistir a los restaurantes en la llegada del ‘delivery’ llenan la zona de las 'start-ups'

El robot de reparto de la empresa valenciana Muzybar

El robot de reparto de la empresa valenciana Muzybar / RICARD CUGAT

Paula Clemente

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Entre aceites mediterráneos y vino del Segrià, ocho jóvenes uniformados desfilan pancarta en mano. “Quiero rotar más rápido las mesas en hora punta”, se lee en una de ellas. "Quiero que los clientes puedan pagar sin esperar”, reclama la otra. El grupo, embajador de Yumminn, una empresa que propone precisamente pagar en los establecimientos mediante código QR para agilizar la transacción, sale de la zona que la feria Alimentaria ha preparado para las 'start-ups': un rincón con 15 compañías que si algo demuestra es que el futuro del negocio de la comida es la gente con prisa. O, mejor, los impacientes.

Allí, la empresa catalana Cuick hace demostraciones con sus sofritos y picadas ya preparadas. Son bases de cocina envasadas que venden tanto a cocinas profesionales como a cliente final y que se empezaron a diseñar tras escuchar una entrevista en la radio con Carme Ruscalleda. De hecho, una de las novedades que han anunciado en el salón es que la chef empezará a colaborar activamente en el desarrollo creativo de la empresa.

A pocos metros, Rice in Action también piensa en los cocineros con poco tiempo, aunque les ofrece algo completamente distinto: un grano de arroz que lleva dentro todo lo que necesita para ser paella, 'risotto' o lo que se quiera. “Son todo componentes naturales”, defiende el co-fundador de esta 'start-up' madrileña, Christophe Pais. “Un grano de arroz es como una esponja, y lo que hacemos con nuestra tecnología es dilatar esta esponja para que absorba más caldo de lo normal”, explica.

En esta línea, Enjoy Your Snack hace gala de un picatoste de jamón que tiene forma parecida a la del fuet y que está pensado para comerse a mordiscos, Guimarana exhibe sus preparados de caldos y sazonadores veganos, y Oscillum, sus etiquetas para saber (en el supermercado o en casa) si una fruta está madura sin tocarla o si una carne está a punto de pasarse sin tener que hacer un análisis muy concienzudo de aspecto y olor.

La idea le ha valido a esta empresa de Elche el premio a la 'start-up' con mayor proyección, unos galardones que también han señalado a Cocuus como la empresa del sector tecnológico alimentario más innovadora. Con sede en Navarra, esta compañía desarrolla soluciones industriales para producir análogos a la carne o el pescado a base proteína vegetal o celular: tienen una impresora 3D que produce chuletones de carne, beicon y costillas de cordero que en realidad no lo son.

Zapatillas, criptomonedas y 'delivery'

De hecho, en la zona emprendedora las propuestas van mucho más allá de los alimentos como tal. Hay desde una compañía que personaliza calzado para trabajar en la cohesión de grupo en una cocina (Brand Your Shoes), hasta una aplicación con la que un restaurante crea su propia criptomoneda para fidelizar a sus clientes y proponer ofertas con sentido (Food Coin), pasando, por supuesto, por las soluciones para digitalizar restaurantes y que estos locales obtengan un sistema propio de entrega a domicilio. “Es ahora lo que más buscan”, reconoce uno de los responsables de Wairtry, una start-up madrileña que se dedica precisamente a ello.

Sin embargo, lo que también parece claro tras visitar esta área, es que el futuro del reparto a largo plazo está en los robots. En los pasillos de ese pabellón, una especie de estantería autónoma de la valenciana Muzybar ofrece cócteles de frutos secos y vasos de agua a los visitantes. Cerca de allí, en un espacio que intenta mostrar cómo serán los hoteles del futuro, otro robot parecido de Bumerania avisa a dos hombres que fingen ser huéspedes de que su comida, que si la máquina estuviera realmente funcionando estaría en la bandeja de su segundo estante, está lista y disponible para que la cojan.

El hotel del futuro, por cierto, tiene camas que se elevan solas para que el personal de limpieza evite forzar su flexibilidad; dispositivos dentro de la ropa de cama y de los albornoces o toallas que se comunican con lavandería y que ayudan en caso de robo; sillas o butacas de telas anti manchas y un servicio de habitaciones que se puede pedir directamente desde una pantalla inserida en la mesa. 

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