Según Amec

La pandemia impulsa nuevas barreras a la internacionalización de las empresas españolas

Tras el fin de los aranceles de Estados Unidos, el coronavirus abre la puerta a otro tipo de obstáculos para el comercio exterior

Las restricciones sanitarias, la escasez de materias primas o la desigualdad en el reparto de ayudas son las nuevas amenazas

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Sara Ledo

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Tras la suspensión de los aranceles impuestos por Estados Unidos a productos españoles, como el aceite o el queso, la crisis del coronavirus ha abierto la puerta a otro tipo de barreras “menos visibles”, pero igual de dolorosas para las empresas españolas porque limitan su actividad internacional. "Los aranceles al final son los más fáciles porque se trata de un número, pero hay otras barreras menos visibles que tienen que ver con poner palos en la portería cuando empieza el partido", explica el director general de Amec, Joan Tristany.

Un ejemplo son las restricciones derivadas del coronavirus relativas a la sanidad, como la prohibición de entrada a las fábricas impuestas por algunas empresas. “Una empresa que compra máquinas en Pakistan y que no quiere que entre en su fábrica ningún técnico extranjero tiene que hacer el proceso con gafas de Inteligencia Artificial”, expone Tristany. Pero también hay otras barreras, derivadas de la pandemia que no tienen que ver estrictamente con la sanidad como los fondos de reactivación de Estados Unidos que considera “más ágiles” que los europeos y que se vinculan a empresas estadounidenses, lo que puede reducir la competitividad de las compañías europeas.

Por otra parte, apunta también hacia la escasez de materias primas y la falta de contenedores para enviar equipos o productos. El mejor ejemplo es la falta de microchips en Asia que está provocando problemas de abastecimiento en Europa y un encarecimiento de los costes de producción. Seat ha cerrado este martes la planta de Martorell ante la falta de este material. "En cualquier momento de cambio de reglas de juego siempre aparecen barreras, vamos a ser cautos y que nos afecten lo menos posibles", añade Tristany.

La asociación de las empresas industriales internacionalizadas ha presentado este martes su tradicional Índice de Solidez de la Internacionalización (ISI), un indicador que mide anualmente la robustez de la internacionalización de las empresas españolas, y que a pesar de que 2020 no fue un buen año para las exportaciones (alcanzaron los 261.175,5 millones de euros, un 10% menos que un año antes) mejoró un 2,73% con una nota de 7,006 puntos sobre 10.

Un notable que se debe a que este índice evalúa un total de 19 indicadores, es decir, mide otras variables más allá de los resultados. En este caso, según Tristany, el incremento ha estado impulsado por un aumento del 4,1% del número de empresas exportadoras regulares (que venden fuera de España durante cuatro años consecutivos), una menor concentración empresarial (las 500 primeras empresas ocupan menos) y ha habido una mayor diversificación por sectores con el freno del automóvil y el auge de la alimentación, el sector químico y el de bienes de equipo, entre otros.

Lejos de tratarse de un espejismo fruto de los efectos del coronavirus en la actividad de medio mundo, para Tristany esta tendencia tiene visos de mantenerse durante más tiempo. “Veremos si esto se consolida el año que viene. Si hay marcha atrás perderemos solidez, si aumenta mejoraremos. Pero yo creo que el año 2021 la solidez se va a mantener porque las exportaciones mejorarán y las empresas exportadoras regulares no darán marcha atrás, aunque quizás las 500 primeras retomen mayor protagonismo. Además, y aunque el sector del automóvil repuntará, el peso que han tomado el resto de sectores no desaparecerá fácilmente”, añade.