Consecuencia de la fusión

CaixaBank plantea 8.291 despidos y 1.534 cierres en el mayor ere de un banco español

La dirección del banco traslada a los sindicatos su plan de recortar el 18% de la plantilla y el 27% de las sucursales tras absorber Bankia

Lo habitual es que las cifras vayan bajando en las próximas semanas de negociación hasta llegar al ajuste final, que seguirá siendo récord

José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar, esta mañana en València

José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar, esta mañana en València / GERMÁN CABALLERO

Pablo Allendesalazar

Pablo Allendesalazar

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La dirección de CaixaBank ha trasladado este martes a los representantes de sus trabajadores su intención de realizar un ere que suponga el recorte de 8.291 puestos de trabajo como consecuencia de la fusión con Bankia, y que irá unido al cierre de 1.534 oficinas en España (el 27% del total: de 5.639 a 4.105). El ajuste supone un recorte del 53% de la plantilla que tenía la entidad nacionalizada (15.522), está por encima de las entre 7.000 y 8.000 salidas que se esperaban, y reduciría la plantilla del grupo en el país en un 18,7% (de los 44.401 empleados actuales a 36.109). Se trata de una primera propuesta y lo habitual es que el banco la reduzca en el curso de las negociaciones con los sindicatos durante las próximas semanas, pero con casi total seguridad se confirmará como el mayor ajuste realizado nunca por un banco español.

Las salidas de empleados se producirían en los servicios centrales (1.148 de sus 4.278 empleados: 26,8% del total), trabajadores que dependen de los servicios centrales pero están ubicados en las direcciones territoriales (463 de 1.764: 26,2%), las propias direcciones territoriales (250 de 751: 33,3%), la red de oficinas (5.742 de 35.577: 16,1%), las filiales (630 de 630) y en personas que están en excedencia remunerada (58 de 58).

Teniendo en cuenta solo las territoriales y sucursales, el mayor ajuste en números absolutos con diferencia se concentrará en la provincia de Madrid (1.511 de sus 7.171 empleados, el 21% del total), por delante de las de Barcelona (595 de 6.280: 9%) y Valencia (528 de 2.769: 19%) y, a más distancia, Murcia (410 de 1.351: 30%) y Baleares 358 de 1.661: 21%). Las cifras de la capital española y catalana, en todo caso, subirán aún más debido al ajuste de los servicios centrales, ubicados principalmente en ambas ciudades, si bien el banco no ha asignado un reparto territorial entre ambas.

Cuatro grupos de edad

La entidad ha propuesto cuatro grupos de salidas para el ere en función de la edad a 31 de diciembre de este año. Para los mayores de 63 años, propone 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades. Para los de entre 58 a 63 años con más de 15 años de antigüedad, una indemnización en pago fraccionado equivalente al 50% del salario pensionable descontando la prestación por desempleo y con pago del convenio con la Seguridad Social. Para los de entre 55 a 58 años con 15 años de antigüedad, el 50% del salario regulador con un máximo de dos anualidades. Y para el resto, 25 días por año trabajado con un tope de 18 mensualidades.

El grupo tiene 4.761 empleados de 55 años o más, 1.524 de 54 años, 1.410 de 53 años y 1.459 de 52 años: 9.154 en total, de los que un 30% están en Madrid y un 19% en Barcelona. La plantilla de Bankia tenía una edad media de 46,8 años, con 20,7 años de antigüedad media y un sueldo medio de 53.621 euros al año, mientras que la de CaixaBank antes de la fusión tenía 43,7 años, 16,3 años y 59.864 euros, respectivamente.

La dirección de CaixaBank ha planteado que el criterio preferente sea la adscripción voluntaria de los trabajadores al ere. El banco podría rechazar salidas si se supera el límite que tiene previsto en cada área, departamento o provincia. Además, no aceptará que más del 50% de las bajas sean de personas mayores de 50 años para evitar que se produzca un "desequilibrio generacional". Como criterio secundario, ha planteado que, si no se alcanzan las salidas previstas con los voluntarios, la adscripción al ere se realizará en función de la valoración del desempeño profesional de los últimos años.

El banco también ha planteado otras medidas salariales para ahorrar costes. Así, ha anunciado a los sindicatos su intención de eliminar las pagas por defunción de familiares y nacimiento de hijos; la ayuda de hijos, que pasaría a ser un complemento personal; y las pagas especiales de 25 a 35 años.

Razones esgrimidas

El grupo, asesorado por el despacho especializado Sagardoy, ha justificado la necesidad de realizar el ere por la caída de los ingresos, la lenta recuperación del crédito y los tipos de interés bajos con que el Banco Central Europeo (BCE) lleva años tratando de reactivar la economía de la zona euro (son buenos para la actividad, pero malos para la rentabilidad de las entidades financieras). También ha esgrimido, según los sindicatos, que el ratio de eficiencia (relación de ingresos y gastos, peor cuanto más alto) es elevado, lo que aleja a los inversores en bolsa, y que la digitalización está transformando el sector (menor uso de oficinas y mayor de canales remotos).

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha asegurado que el Ejecutivo considera una "mala noticia" los planes de CaixaBank, entidad de la que el Estado posee un 16,1%. "El Gobierno siempre lamenta que cualquier empresa vaya a promover un ere que implica pérdida de puestos de trabajo, cuando se sabe que el Gobierno está en un esfuerzo titánico a través de los ertes para sostener el empleo", ha afirmado tras el Consejo de Ministros. Con todo, ha asegurado que el sector financiero tiene que completar su proceso de reestructuración para que España cuente con entidades "fuertes a nivel comunitario", ha asegurado que los dos bancos habrían presentado eres mayores por separado, y ha afirmado que el Ejecutivo, "en la medida en que pueda influir", tratará de minimizar la pérdida de empleo.

Posibles protestas

Los sindicatos, que ya la semana pasada amenazaron al banco con protestas y movilizaciones si presentaba un ere duro, han criticado con dureza el plan del banco. CCOO ha asegurado que "hace tiempo que en esta empresa las personas poco importan, ni las de la plantilla ni las de la clientela". "Cualquier cosa vale para incrementar los beneficios a corto plazo -el medio y largo, ¿a quién le importa?-, para contentar a accionistas y, ya de paso, poder repartirse suculentos bonus a costa del resto de la plantilla", ha denunciado.

UGT, por su parte, ha calificado las propuestas de la dirección de "salvajes y vergonzosas". "La dirección pretende ir mucho más allá de la simple eliminación de duplicidades. Pretende pagar la factura de la fusión y de la pandemia a costa de la plantilla, aprovechando un ere por causas organizativas para recortar nuestras condiciones laborales y con unas condiciones de salida indignas y miserables", ha criticado. "La propuesta de la empresa es una aberración y una humillación para una plantilla que sigue al pie del cañón. Nos encontramos con un ere económico encubierto, sentimos vergüenza ajena después de un año como el que hemos sufrido", ha añadido el sindicato SECB.

Dos fases

Las fusiones tienen la ventaja para las entidades de que permiten recortar costes y mejorar con ello la cuenta de resultados, pero son difíciles de ejecutar. CaixaBank tiene ahora que negociar con los sindicatos el ere que le permitirá lograr los 770 millones de ahorro de gastos anuales previstos en su fusión con Bankia mediante la reducción de miles de empleos y el cierre de cientos de oficinas. Las conversaciones comenzaron la semana pasada con la constitución de la mesa de negociación y el banco quiere culminarlas antes del cierre del segundo trimestre.

Con todo, su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, ha asegurado que el ajuste se producirá de una sola vez en lugar de en dos fases (primero las oficinas centrales y luego la red de sucursales, como hizo el Santander tras comprar Popular, por ejemplo). De ser así, el grueso de las salidas debería producirse a finales de este año y comienzos del próximo, ya que la integración de las plataformas tecnológicas necesaria para iniciar el cierre de oficinas está previsto para finales de noviembre o principios de diciembre.

Ajuste sin fin

El ajuste viene a ahondar en la imparable destrucción de empleo en que lleva inmersa la banca desde hace más de una década. Las entidades de depósito españolas recortaron 94.016 puestos de trabajo desde el máximo histórico de plantilla que alcanzaron en 2008 como coletazo de la burbuja inmobiliaria hasta el cierre del 2019, según las últimas cifras oficiales del Banco de España. Es decir, que cerraron el periodo con 176.839 empleados, un 34,7% menos que al inicio de la anterior crisis y el octavo mínimo anual consecutivo desde que el organismo público lo empezó a medir en 1981.

De 2020 no hay cifras oficiales, pero los 12 mayores bancos del país (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell, Bankinter, Unicaja, Liberbank, Abanca, Ibercaja, KutxaBank y Cajamar, que suponen el 90% del empleo del sector en España) redujeron sus plantillas en otros 2.988 trabajadores el año pasado, con lo que ya se sobrepasarían las 97.000 salidas desde 2008. Solo con las operaciones que hay en marcha, se prepara un recorte adicional de más de 18.000 puestos de trabajo: Santander (3.572), Sabadell (1.800) e Ibercaja (750) ya han pactado los ajustes y a ellos se suman los que preparan CaixaBank (8.291), BBVA (los analistas auguran 3.000, pero los sindicatos temen que pueda plantear más) y la fusión de Unicaja y Liberbank (se prevén entre 1.000 y 2.000).