operación frustrada

Ruptura BBVA-Sabadell: una mala noticia para la banca española

Sabadell Bbva

Sabadell Bbva / DAVID CASTRO

Pablo Allendesalazar

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La ruptura de las negociaciones de fusión entre el BBVA y el Sabadell ha causado sorpresa y cierta preocupación en el sector financiero español. Sorpresa porque no es habitual que dos grandes entidades anuncien públicamente conversaciones para unirse y luego las abandonen: para ese momento la operación ya suele estar bastante cocinada, si bien en esta ocasión se desveló antes de tiempo por una filtración. Con los bancos medianos hay más precedentes, pero entre los principales habría que remontarse quizás a la frustrada intentona de Banesto y el Banco de Bilbao de 1988. El incierto futuro de la entidad catalana, por su parte, es el que provoca inquietudes.

"Es una mala noticia para el sistema bancario español, ya que una mayor consolidación habría contribuido a hacerlo más eficiente", ha acertado a resumir la agencia de calificación Standard & Poor's. Al contrario que en el 2012, con todo, los inversores no parecen albergar dudas sobre el estado del conjunto del sector. "La situación de la banca española es muy diferente a la de entonces. El mercado no piensa que las entidades estén planteándose fusiones porque tengan problemas en su balance cuyo alcance es desconocido, sino que son operaciones inteligentes para mejorar su rentabilidad a corto y medio plazo", apunta Antonio Carrascosa, exdirector del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

El también exconsejero ejecutivo de la Junta Única de Resolución europea cree, en cualquier caso, que la ruptura deja a las dos entidades en una posición muy diferente. "El BBVA está cómodo gracias a la venta de su filial en Estados Unidos, pero el Sabadell afronta retos mayores y de difícil gestión por sus propios medios. El mercado y los supervisores van a presionar para que los solucione con acierto y cuanto antes mediante la reducción de costes, el aumento de las provisiones para afrontar pérdidas, y la venta de activos como TSB", asegura.

Distinto que el Popular

Aunque hay quien evoca la sombra del Popular, que tuvo que ser intervenido por las autoridades europeas en el 2017, existe un amplio consenso en el sector en que la situación del Sabadell es bien distinta. La entidad catalana tiene más capital que la de su entonces competidor antes de su caída (12,9% frente al 10%), una morosidad mucho menor (3,8% frente al 14,91%) y una mayor tasa de cobertura (peso de las provisiones sobre los activos problemáticos, del 52% frente al 45%). Otra ventaja es que no hay una guerra civil en su consejo y sus gestores no están desesperados por vender la entidad, como en su momento hizo erráticamente el último presidente del Popular, Emilio Saracho.

Pero diversas fuentes destacan también que ello no quita que el Sabadell lleve ya algunos años sembrando dudas en el mercado. "No le va a quedar más remedio que volver a hablar con el BBVA y no a mucho tardar. Por su estructura accionarial, ha sufrido ya ataques de cortos (inversores bajistas que apuestan a la caída de la acción). Una fusión con una entidad más pequeña no le soluciona nada. Sus opciones son el BBVA o vender activos y achatarrase para convertirse en una entidad de nicho como Bankinter", opina uno de los principales analistas del sector que pide el anonimato.

Ambición excesiva

Otro experto en los sectores financiero e inmobiliario estima que el origen de los problemas de Sabadell está en la compra de la nacionalizada CAM en el 2012. "Se vinieron arriba y quisieron jugar en una liga demasiado grande para su situación y sobre todo para cómo estaba la CAM, de la que todavía les queda ladrillo por digerir. La voluntad de ser un banco tan grande explica el gran error de la compra de TSB en Reino Unido y el error menor de la entrada en México, que fue una inversión pequeña pero que no aporta nada. El problema que tienen ahora es que han vendido algunos de sus mejores activos en los últimos tiempos, como Solvia, y su plantilla tiene más edad media que la del BBVA, con lo que sus costes de reestructuración serán más altos", asegura.

Para los supervisores, la ruptura de la fusión es un motivo de preocupación porque son conscientes de que el mercado percibe al Sabadell como una de las entidades más débiles de la banca española junto a otras como Liberbank y Cajamar. La crisis del coronavirus va a provocar un incremento de la morosidad el año que viene, que se suma al problema de baja rentabilidad que padece el sector desde hace años por los bajos tipos de interés oficiales. Ello incrementa el riesgo de que los bancos más frágiles queden señalados por el previsible levantamiento del veto al pago de dividendos (se permitirá solo a los más solventes) o en los ejercicios de estrés a la banca europea del verano que viene. De ahí sus presiones para que cuanto antes tomen medidas como recortar sus plantillas o plantearse fusiones.

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