Telecomunicaciones

Comienza la guerra por el 5G en España

Publicidad de la tecnología del 5G en una tienda de telefonía en Barcelona

Publicidad de la tecnología del 5G en una tienda de telefonía en Barcelona / periodico

Sara Ledo

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En medio de la pugna entre Estados Unidos y China por liderar el desarrollo del 5G a nivel mundial, comienza la guerra por esta tecnología en España. Tras el lanzamiento de Vodafone el año pasado; TelefónicaOrange y MásMóvil anunciaron por sorpresa la semana pasada el despliegue comercial de la nueva generación de telefonía móvil llamada a liderar la Cuarta Revolución Industrial. Las operadoras españolas inician, así, su particular batalla para capturar clientes; una carrera a la que sucederá la ansiada subasta de espectro en la banda de los 700 megahercios  (más cobertura) y el despliegue masivo de esta nueva tecnología.

A efectos de usuario el paso del 4G al 5G será un cambio similar al del 3G al 4G, pero esta vez la diferencia es mucho más amplia. Mayor velocidad de descarga, más dispositivos conectados al mismo tiempo y menos latencia --tiempo de respuesta desde que se da una orden a un dispositivo hasta que esta se ejecuta-- son las principales características del 5G. Esto implica jugar a un videojuego con el móvil como desde un ordenador de casa, descargar un vídeo en segundos o ver un partido de fútbol en 360 grados como si se estuviese en el campo. "Si el 4G trajo la era de las redes sociales, el 5G se caracterizará por la comunicación en tiempo real", asegura el director del Observatorio 5G, Federico Ruiz.

Aunque, como apuntaba hace una semana la directora general de Telecomunicaciones y Ordenación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, María Teresa Arcos Sánchez, durante el Congreso DigitalES, el mayor impacto se producirá "en las actividades económicas, no en las comunicaciones interpersonales". El 5G prevé potenciar las fabricas inteligentes, la cirugía con robots, el Internet de las Cosas (objetos conectados a la red que interactúan entre ellos y toman decisiones de forma autónoma) o el coche autónomo. "La innovación del 5G con otras tecnologías habilitadoras va a facilitar la creación de una nueva plataforma para generar nuevos modelos de negocio", coincidía en el mismo foro el presidente de Nokia España, Ignacio Gallego. Además, ofrecerá otros beneficios no tan visibles como un menor consumo de las redes o la posibilidad de segmentar las redes para un solo usuario. 

Pero nada de todo esto ocurrirá por ahora. El lanzamiento actual tiene unas aplicaciones todavía muy limitadas. Además, la cobertura se restringe a las principales ciudades españolas, a excepción de Telefónica que promete alcanzar al 75% de la población antes de acabar el año. Por otra parte, la mayoría de dispositivos en uso no están habilitados para el 5G por lo que será necesario cambiar de teléfono móvil. La mayoría de fabricantes que ofrecen estos terminales (Samsung, Xiaomi, LG o Huawei) lo hacen todavía a un precio elevado, por lo que será en los próximos meses, con la llegada de más dispositivos de gama media, cuando se popularice la tecnología. Un proceso al que también favorecerá el alumbramiento del nuevo Iphone en las próximas semanas. 

Las diferencias

El 5G actual se desarrolla sobre unas bandas de frecuencias (3,4 a 3,8 gigahercios) que tienen una baja penetración y utiliza una tecnología (5G NSA o 'non stand alone') que realiza la comunicación entre el móvil del usuario y la antena a través de protocolos 5G, pero el núcleo (donde se almacenan  los datos) usa tecnología 4G. Es decir, es un 5G inicial porque sigue usando las redes 4G y solo el último tramo de la comunicación es 5G. Esto se traduce en que el usuario notará una velocidad de descarga mayor (entre 5 y 10 veces que con el 4G) y una latencia un poco inferior, apreciable en las videollamadas o en los servicios de 'streaming' y 'gaming', pero sin grandes variaciones.

Este es el punto de partida, pero el gran cambio, que prevé velocidades cien veces superiores a las actuales, comenzará el año que viene cuando se ponga en marcha el denominado estándar 5G SA ('Stand Alone' o autónomo) y se realice la subasta de la banda de los 700 megahercios –la banda más baja y, por tanto, la que da una mayor cobertura y permite alcanzar los interiores de los edificios–. La puja estaba prevista para esta primavera pero se ha aplazado por el coronavirus hasta el primer semestre del 2021. En la actualidad, las televisiones ocupan este espacio y tienen hasta finales de este mes para cambiar de frecuencia, en lo que se conoce como Segundo Dividendo Digital. Entonces, llegará una segunda batalla para las compañías, la de la lucha por el espectro. 

Un proceso largo

Con las licencias de la banda de 700 ya adjudicadas, las 'telecos' podrán desplegar nuevas antenas para cubrir progresivamente más territorio, además de desarrollar las nuevas redes. Esto llevará a las compañías a tomar otra de las grandes decisiones a las que se enfrentan: la de Huawei, sí, o Huawei, no, en el núcleo de su red. Estados Unidos denunció el año pasado al gigante chino por crear infraestructuras con brechas de seguridad para permitir el espionaje de su país. Ericsson y Nokia son sus grandes competidores, pero la tecnología de ambos está, a priori, menos desarrollada. Fuentes de Telefónica apuntan que en su caso no apostarán todo a una misma carta, sino que utilizarán varios proveedores. "Cuando el núcleo proviene de un solo proveedor, la probabilidad de que un fallo en una parte paralice toda la red es alta", explican. 

Comienza, así, la carrera por liderar el desarrollo masivo del 5G que podría durar una década en implantarse y requerirá, en esta primera fase, una inversión cercana a los 5.000 millones de euros. 

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