Batalla judicial

Glovo se reafirma en su modelo tras dos nuevas sentencias favorables

Repartidor de Glovo pedaleando por Sagrada Familia

Repartidor de Glovo pedaleando por Sagrada Familia / periodico

Gabriel Ubieto

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Glovo suma dos nuevas sentencias judiciales más a su arsenal de argumentos en base a los cuales la compañía se reafirma en que está haciendo las cosas bien a nivel laboral. La cuarta en Barcelona y la primera en Salamanca, ambas fechadas del 14 de junio y que cuentan hasta ahora un total de ocho fallos favorables al modelo de autónomos en el que se sustenta la empresa, tal como avanza en exclusiva EL PERIÓDICO.

En el otro lado de la balanza hay, por el momento, cinco en contra; lo que concede una ventaja judicial a Glovo que, no obstante, prefiere no centrar el debate en el puntaje. "La mayoría de los tribunales nos están diciendo que estamos haciendo las cosas bien. De todas maneras, no hemos cambiado desde que empezamos y no vamos a hacerlo ahora", declaran fuentes de la empresa digital de reparto a domicilio.

En plena resaca mediática tras el accidente laboral que le costó la vida a un repartidor en Barcelona, que ejercía con la cuenta de un tercero, Glovo quiere volver a centrarse en cómo conseguir un encaje legal y reconocido para su modelo. Hasta ahora los tribunales han tendido a validar más que a censurar su sistema de autónomos, aunque todavía queda por delante un largo toma y daca de sentencias, de signo probablemente contradictorio, que puede extenderse unos dos años.

Desde Glovo son conscientes de que hasta que el Tribunal Supremo no unifique doctrina los titulares cuestionando en uno u otro sentido su modelo se irán sucediendo. La firma tiene actualmente alrededor de 20 causas judiciales individuales abiertas en toda España de repartidores que exigen a la justicia que dictamine si son falsos autónomos o no, según reconocen desde la empresa. "Estamos […] ante una nueva realidad, derivada de la reciente y creciente irrupción en el mercado de las llamadas plataformas digitales", apunta el magistrado del juzgado de lo social número uno de Salamanca en su sentencia.

Glovo tampoco descarta tener que afrontar en los próximos meses un macro juicio como el que tuvo Deliveroo en Madrid, con más de 500 repartidores implicados. En Barcelona, la empresa ya ha impugnado la actuación de Inspección de Trabajo y un juzgado de lo social deberá atender una causa con un número similar de 'riders' citados a declarar, según cifra la empresa. Unas perspectivas que, por otro lado, desde Glovo no consideran que vaya a "desgastar" su imagen.  "Creemos en nuestro modelo, aunque, por los ritmos a los que hemos ido creciendo en tan poco tiempo, no hemos tenido tiempo de explicarlo bien ante la opinión pública", consideran desde la compañía.

Modelo entre contradicciones

Un modelo en el que habitan las contradicciones, como que sus repartidores sean autónomos, pero la empresa les obligue a contratar un seguro. O que les proporcione una formación introductoria de riesgos laborales, siendo en principio el trabajador por cuenta propia el responsable de asumirla. O que les limite las horas que pueden prestar servicio a la semana. Contradicciones que se suman a las diferentes interpretaciones que hacen los jueces del peso y rol de la aplicación en todo el entramado de reparto, pero que Glovo reconoce y asume alegando que incurre conscientemente en ellas porque es "una empresa responsable".

Una empresa cuya actividad principal es "el desarrollo y gestión de plataformas tecnológicas", según defienden sus abogados y queda recogido en las sentencias, en la que la gran mayoría de los 1.500 empleados que tiene por todo el mundo son "techies" y donde los repartidores -7.000 en España- ganan entre dos y tres euros brutos por pedido.

La compañía insiste en que su camino no pasa tanto por la vía judicial, siempre de inciertos resultados, sino por abrir con el Gobierno una mesa de diálogo para crear una figura a medida para las empresas que califica de "nueva economía". Para ello cita precedentes como el Reino Unido y Francia, que tienen en su ordenamiento modalidades de autónomos que habitan en esa zona gris en la que prefieren trabajar muchas de las nuevas plataformas digitales.