UNA DÉCADA DE CRISIS MUNDIAL

El fantasma de Lehman se encarna en los nuevos trabajadores pobres

Trabajador de Lehman Brothers, en Seúl, el 16 de septiembre del 2008.

Trabajador de Lehman Brothers, en Seúl, el 16 de septiembre del 2008. / AFP

ROSA MARÍA SÁNCHEZ

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El fantasma de la gran recesión, viaja en bici y reparte comida a domicilio. Forma parte de la nueva legión de trabajadores pobres emergida como consecuencia de la crisis, de la globalización y de las plataformas tecnológicas, y se llama Desigualdad. Diez años después de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, que marcó la fecha de inicio oficial de la gran recesión, las economías desarrolladas han recuperado su nivel de actividad, pero han quedado marcadas todas ellas por una gran cicatriz de desigualdad social, que en países como España adquiere dimensiones hipertróficas. 

La OCDE señala a España como el séptimo país de los 33 que integran la organización de países desarrollados donde más ha crecido la desigualdad desde el 2010. Además, España es el quinto país de la eurozona con mayor porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión (el 26,6%) y el de mayor tasa de trabajadores pobres (13,1%).

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El crecimiento económico de los últimos cinco años no ha llegado por igual a todos los hogares y capas sociales. El 1% más rico de la población mundial acumula ya la misma riqueza que el 99% más pobre. Y esta brecha de desigualdad social, regada con la indignación que causó el rescate de los bancos en 24 países y la impunidad de los banqueros, se ha convertido en la semilla del descontento político que alumbra nuevos movimientos populistas, nacionalistas, proteccionistas y xenófobos en el mundo desarrollado. “La crisis ha dejado una honda huella que amenaza con perdurar”, afirmó la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en un reciente discurso con motivo del décimo aniversario de Lehman.

Persiste la crisis de desempleo

Hay estudios que sugieren que el estadounidense promedio perderá 70.000 dólares de los ingresos percibidos durante toda su vida por culpa de la crisis, recordó Lagarde.  Esta cifra seguramente se queda pequeña para los que perdieron su empleo y entraron en el túnel del paro de larga duración, para quienes sufrieron desahucios de sus vivienda, para los que cayeron víctimas de estafas financieras como los afectados por las participaciones preferentes en España, o para quienes tuvieron que emigrar del país.

“Tras 10 años de crisis, los ricos son más ricos y los pobres, más pobres”, resuelve Joaquín Nieto, director de la oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Despues de cuatro año de crecimiento económico “la crisis de desempleo persiste en el mundo. En el 2018 hay 25 millones más de parados en el mundo que en el 2007”, explica. 

Y España no se escapa. El estallido de la burbuja inmobiliaria, el cierre de empresas, los ajustes en el sector privado y los recortes presupuestarios añadieron 4,5 millones a la lista de parados en España en el peor momento de la crisis. Desde entonces, la paulatina recuperación económica ha permitido la creación de 2,3 millones de empleos. No obstante, el número de parados (3,49 millones) es aún el doble del que había en el 2007 y los salarios se han deteriorado.

Trabajadores pobres

“Si la riqueza es superior a la que había en el 2007, pero hay más desempleo y los salarios de los que trabajan son más bajos eso significa que lo que ha mejorado son los beneficios de las empresas”, concluye Nieto. “Eso explica la desigualdad”.

La tasa de trabajadores pobres en España se ha elevado en los últimos años hasta el 13,1%, casi tres puntos por encima del 10,2% del 2007. Es la más alta de la zona euro y refleja la caída en la calidad del empleo, con elevadas tasas de temporalidad y de empleo a tiempo parcial involuntario (60%).

La urgencia por taponar la sangría de destrucción de puestos de trabajo abrió la puerta a la desregulación en el mercado laboral al tiempo que las plataformas digitales han ido despejando el camino a grandes gigantes tecnológicos que, con su legión de trabajadores precarios, han abierto una subasta a la baja en la calidad del empleo y los salarios. 

El turno de la recuperación social

“El conjunto de la situación hace que en España haya una recuperación económica, sin recuperación social”, diagnostica Nieto. “La tarea ahora es la recuperación social y la situación económica lo permite”. Es más, añade el representante de la OIT, “el mayor riesgo para la economía, además de las incertidumbres internacionales, es que no haya recuperación social”.

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La ministra de Economía, Nadia Calviño, coincide. La precarización del empleo y la reducción salarial “han propiciado el surgimiento de un nuevo tipo de trabajador: el trabajador pobre” denunció la ministra en un reciente acto público. 

“La desigualdad acentúa el efecto de los ciclos económicos y crea un círculo vicioso de pobreza, baja educación, mal empleo y descapitalización que lastra el crecimiento potencial”. Por eso, según Calviño, luchar contra la desigualdad, no obedece solo a razones ideológicas, sino también económicas.

Estos son los argumentos que han llevado la preocupación por la desigualdad al corazón del capitalismo, representado en reuniones como el Foro Económico de Davos.

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