Quique Sánchez Flores: “¿Este es el país que queremos dejar a nuestros hijos? ¡Pues adelante!”

Escándalo racista en Getafe: gritos de "mono" a Acuña y de "gitano" a Quique Sánchez Flores

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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“Estoy orgulloso de cada poro de mi cuerpo y de mis venas que es gitano”. Hablo con Quique Sánchez Flores, nada más abandonar el estadio del Getafe, seriamente afectado por lo ocurrido. Él, exentrenador de ese equipo, querido por su afición, sobrino de la gran Lola Flores, primo del tremendo guitarrista y compositor, un auténtico genio, Antonio Flores, primo de la maravillosa Rosario y de la tremenda Lolita, hijo de la cantante de coplas Camen Flores, ha tenido que pasar uno de los tragos más duros y desagradables de su vida.

“Que me llamen gitano es un orgullo, que utilicen la palabra gitano para tratar de insultarme, perdón, para insultarme, es, simplemente, el reflejo del país que estamos creando, del desquicio de la sociedad en la que vivimos y, sobre todo, por encima de todo, el nivel de la educación que estamos dando a las nuevas generaciones”, me sigue explicando mi amigo, que está absolutamente convencido de que nadie, nadie, y mucho menos la gente del fútbol, parece dispuesta a parar esto.

Paremos esto

“Yo sí soy de los que piensa que lo más grande que podemos hacer por nuestro país es elevar el nivel de la educación, porque solo con educación podemos dejarles a nuestros hijos y nietos un país decente, estupendo, agradable, en el que se pueda ir al fútbol sin tener la sensación de que te van a insultar, a decir lo que les venga en gana, cuando parecen olvidar que nosotros somos unos trabajadores más, que trabajamos en ese recinto y, por tanto, merecemos un respeto”, añade el técnico del Sevilla, que está salvando al conjunto andaluz del descenso.

Quique Sanchez Flores, entrenador del Sevilla FC

Quique Sanchez Flores, entrenador del Sevilla FC / Oscar J. Barroso / AFP

Sánchez Flores está convencido de que la violencia verbal, el racismo, cualquier plaga instalada en parte de los aficionados de todos los campos solo se parará cuando LaLiga, los árbitros, los dirigentes, los futbolistas y los entrenadores decidan que nada de todo eso debe tolerarse ni un minuto más. “Tú cierra un campo o retira a tu equipo, como acaba de hacer el Rayo Majadahonda en Sestao, por insultos a su portero senegalés, y verás como la cosa empieza a cambiar. Pero es que, hasta ahora, todo lo ocurrido no ha servido ni provocado que se tomen decisiones drásticas, que son las que empiezan a solucionar los problemas gordos. Y éste es un problema muy gordo, no del fútbol o no solo del fútbol, sino de la sociedad, de los jóvenes, de la educación de este país”.

El ‘mister’ del Sevilla está convencido de que todo lo que ocurre en los campos de fútbol, que no sucede en una cancha de baloncesto, en un campo de tenis o en un pabellón de voleibol, puede y debe catalogarse de ‘bullying’. ’Bullying’ es la agresión para ejercer poder sobre otra persona a través de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador. Blanco y en botella.

“Tú cierra un campo o retira a tu equipo, como acaba de hacer el Rayo Majadahonda en Sestao, por insultos a su portero senegalés, y verás como la cosa empieza a cambiar"

Quique Sánchez Flores

— Entrenador del Sevilla CF

Le ocurrió a Marcos Acuña, anoche, en Getafe. Le sucedió a Sánchez Flores, en el mismo estadio. Y lo vivió Cheikh Sarr, meta senegalés del Rayo Majadahonda, en Sestao, hasta que su equipo decidió retirarse del terreno de juego. “O tomamos cartas en el asunto. O empezamos a tomar decisiones serias, duras, gordas, grandes o esto se convertirá en el lugar preferido de los desalmados para provocar a los demás con sus insultos y cánticos. No tiene sentido que los campos de fútbol sean los escenarios donde parte de los espectadores se consideren con derecho a decir de todo a todo el mundo”, sentencia Quique Sánchez Flores, ya en el autobús de su equipo a la salida del Coliseum de Getafe. “¿Este es el país que queremos dejar a nuestros hijos? ¡Pues adelante!”, concluyó el ‘mister’.

El papel de LaLiga

Da la sensación de que por más campañas televisivas que se realicen, por más brazaletes y pancartas que se muestren, por más héroes y/o mártires que creamos, el problema sigue sin solucionarse. Tal vez ha llegado el momento en que el fútbol español se plantee muy seriamente la posibilidad, no solo de cerrar estadios tras este tipo de comportamientos, sino, incluso, suspender los partidos y darlos por perdidos al equipo local, en caso de que se produzcan comportamientos como los de anoche.

No tiene ningún sentido que el fútbol, sus estadios y las aficiones sean, junto a X (antes twitter), el principal estercolero de nuestra sociedad y, sobre todo, el lugar donde se refugie lo peor de cada casa para insultar, disfrutar y tratar de desestabilizar (de ahí que pueda catalogarse de ‘bullying’) a unos futbolista y entrenadores que solo van a trabajar y, en teoría, a hacer disfrutar a todos los aficionados.

Ya no hablo (o escribo) de la Real Federación Española de Fútbol, que está como está; ni de su presidente, que está para lo que está; habló del Gobierno, que también está como está, y, sobre todo, de Javier Tebas, ese señor que parece querer demostrar, día a día, que es el puto amo del fútbol español y aún no ha sabido (ni querido) encontrar un modo de acabar con una plaga que nos ha convertido en símbolo mundial del racismo.

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