TRENDING BARÇA

Hansi Flick y la vaca que tumba el cubo de leche

¿Puede el Barça prescindir de Nike (o Puma) y crear una marca propia?

¿Hablan demasiado los entrenadores?

Hansi Flick, en un partido con la selección alemana.

Hansi Flick, en un partido con la selección alemana. / Afp

Albert Guasch

Albert Guasch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El texto de esta noticia se publicó originalmente en la newsletter 'Trending Barça'. Apúntate aquí y recibe en tu correo nuestro análisis de la actualidad azulgrana cada semana.

Alemania se estrenó en el Mundial de Qatar de 2022 con una sorprendente derrota ante Japón (1-2) y al día siguiente Hansi Flick, su seleccionador, se mostraba contrariado como el turista al que despojan de un reloj de marca en el Paseo de Gràcia. Más desconcertado que enojado. Lo vemos así en el documental ‘All or nothing’ de Amazon Prime, que siguió al combinado alemán por dentro hasta su debacle completa en la fase de grupos.

Flick se dirige a sus jugadores, sentados frente a él y una pantalla en que se repasan momentos del partido de la noche anterior. Y les empieza contando lo siguiente: "Jogi dijo una vez una cosa [Jogi se refiere a Joachim Low, el exseleccionador]. Y es exactamente como me sentí anoche. Dijo: ‘¿De qué sirve una vaca que produce 10 litros de leche al día si por la noche tumba el cubo con la cola?”. 

Es la manera que encuentra Flick de expresar su frustración por la falta de precisión de sus jugadores. “Tuvimos el 78% de la posesión, creamos las ocasiones, pero no las completamos. No somos suficientemente efectivos, nos castigamos a nosotros mismos”, remata.

Sabemos que Xavi se ha quejado a lo largo de la temporada de la falta de puntería del Barça, aunque en ocasiones ha sonado a excusa postiza y poco sincera. La manera de Flick de señalar lo mismo resulta más evocadora y poética. Uno está dispuesto a creer ingenuamente que con metáforas así, las críticas aquí serían menos severas.

La cola de vaca en el universo culé es el regate de Romário a Alkorta. Si acaba aterrizando en Barcelona el técnico alemán, quizá habrá que aludir a ella cuando se les empañe el punto de mira a los delanteros azulgranas. “Otra jornada en que Lewandowski tira el cubo de leche”. O algo así. El lenguaje barcelonista está en perpetua renovación y la vaca, su cola y el cubo podrían hacerse un hueco. Quién sabe.

La elección de Laporta

Flick atrajo a Laporta cuando fue el entrenador del Bayern de Múnich que humilló al Barça con el 2-8 de infausto recuerdo y conquistó un sextete. Con la selección pinchó en hueso. En el documental en cuestión se le adivina personalidad fuerte. En un momento determinado echa una bronca a sus futbolistas que hasta la pizarra del vestuario se pone a temblar. Y es que una bronca en alemán puede sonar a condena a cien latigazos.

Flick estuvo este sábado en Londres observando en la grada el partido entre el Fulham y el Brighton de Roberto de Zerbi. ¿Analizando el juego de su gran rival a ocupar el banquillo azulgrana la temporada próxima? La situación desde la perspectiva barcelonista tenía su gracia.

De Zerbi, cuyo Brighton atraviesa una considerable flojera (3 derrotas, 1 empate y una sola victoria en sus cinco últimos partidos), tiene el aval de Pep Guardiola pero una cláusula de 15 millones que dificultan la operación. Dijo Deco esta semana en Catalunya Ràdio que el Barça no iría a por un técnico con contrato en vigor. Pero esto es fútbol y siempre hay arreglos posibles.

Alarmismo creciente

Flick está libre, anda aprendiendo español según el diario ‘Bild’ y se ha cogido de agente a Pino Zahavi, exsocio de Joan Laporta. Sabiendo que al presidente azulgrana le gusta tratar con familiares, amigos y socios (no de los que pagan asiento, sino en el sentido del ‘business’) se diría que es un blanco y en botella. Pero con el entrenador no se puede frivolizar. Con esto sí que no. Se la juega mucho el presidente y su elección resulta de importancia nivel de supervivencia.

Esta sería la razón por la que muchos tienden a pensar, a la que se apunta el que esto firma, que el sustituto de Xavi deberá convencer ante todo a Laporta. Si además complace a Deco, perfecto. Pero el criterio que se impondrá será el del presidente y no el del director de fútbol. Si no coinciden en gusto, harán ver que es así.

La personalidad de Laporta es abrumadora y siempre gana. Y a la vista de las cuentas del club y el alarmismo creciente sobre su gestión, la pelota tiene que entrar. La cola de la vaca no puede tumbar más el cubo de leche.