Copa del Rey de baloncesto

Entrevista a Álex Abrines: "Nadie me enseñó que el baloncesto no lo es todo"

El capitán azulgrana, recuperado de una pubalgia y que vivió una situación similar a la sufrida por su ahora compañero de equipo en el Barça Ricky Rubio, regresa a la pista para afrontar la Copa del Rey

Entrevista a Álex Abrines

Foto: Jordi Cotrina | Vídeo: Jordi Cotrina y Patricio Ortiz

Jordi Grífol

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Álex Abrines (Palma, 1993) volvió a disputar minutos el pasado domingo. No jugaba desde el 17 de diciembre por una pubalgia que lo ha mantenido fuera de la cancha todo este tiempo. Ya recuperado, afronta este viernes la Copa del Rey en Málaga, donde el Barcelona se enfrentará en cuartos de final al Baxi Manresa (18 h, Movistar +), que ya sabe lo que es ganar al conjunto de Roger Grimau esta temporada.

Ha estado casi dos meses lesionado de pubalgia. ¿Cómo se encuentra?

Ha sido un proceso largo. Al principio teníamos muchas dudas porque hasta el día 30 no se encontró el problema. Me dolía mucho, pero tenía la incertidumbre de no saber ni qué tenía ni cuánto iba a durar. Una vez ya supe más o menos los plazos y lo que padecía hemos trabajado con mucha calma y haciendo pasos hacia adelante hasta volver.

Ricky Rubio ha sido inscrito. ¿Cómo lo han visto en los entrenamientos?

Físicamente, está mejor de lo que esperábamos. Se ha cuidado, llevaba un tiempo trabajando en el gimnasio. Sí que es verdad que después de tanto tiempo sin jugar a todos nos falta esa rapidez, lectura de juego, tacto… También tiene que conocer a los jugadores con los que está jugando. Pero lo veo cada vez mejor, contento y con ganas, pero siempre con los pies en el suelo. Yo también he pasado por algo parecido y se trata de ir dando pasitos cortos.

Os permite dar un salto de calidad.

En el caso de que decida que vuelve, está claro. Es un jugadorazo, con mucha visión, experiencia y carácter, que es algo que en el vestuario tenemos, pero que necesitamos un poco más.

Precisamente al haber pasado usted por una situación similar, ¿han hablado del tema?

Sí. Hemos ido hablando. Cuando le pasó ya me llamó para comentármelo. Siempre he intentado mantener la distancia porque tampoco quería molestar. En situaciones así lo más importante es la familia y los amigos más próximos. Pero de vez en cuando le preguntaba cómo estaba y si me quería contar algo. Ahora que hemos coincidido ya hemos hablado un poco más.

¿Cómo fue el clic?

Cuando rescindimos el contrato con Oklahoma hubo un cambio muy drástico, una sensación de alivio, de no sentir tanta presión, de no tener que demostrar nada. Obviamente, hay trabajo con los profesionales, pero el clic llegó un día en Oklahoma con mi mujer. Le pedí si quería tirar en la canasta del jardín. Era la primera vez que volvía a tocar un balón. Era tirar por tirar, pero fue un pequeño paso. Había pasado de hacer algo que había hecho toda mi vida desde los 4 años a no poder ni ver la pelota y un día, de repente, me vi otra vez tirando.

¿Existe miedo a recaer?

Siempre hay un poco de miedo. Pero ahora estoy más preparado, sé detectar cuando hay algún síntoma antes de que se haga bola, que ahí ya es imposible de frenar. Es muy poco probable que me vuelva a pasar a no ser que ocurra alguna catástrofe. Se trata de tener herramientas para que antes de que colapses ya sepas cómo trabajar para frenarlo.

¿Es más fuerte mentalmente?

Sí, obviamente. Veo las cosas diferentes también, no todo es baloncesto. Antes estábamos mi mujer y yo solos en Oklahoma, con pocos amigos, con muchos viajes… Aquí es diferente. Tengo amigos cerca, con los compañeros de equipo también es un ambiente distinto y la familia está a un tiro de piedra en Mallorca. Lo he relativizado todo y le he dado más importancia a lo que realmente importa. Es algo que debería haber hecho antes, pero nadie me lo enseñó y había vivido el baloncesto así toda la vida, es normal que pensara de aquella manera.

¿Cómo afrontan la Copa del Rey?

Se nos exige ganar y vamos a Málaga a ello. Hay que ir partido a partido, el Manresa nos ganó en el Palau y juegan a un nivel altísimo, de ritmo, de juego, corriendo en transición… Vamos a tener que hacer las cosas muy bien el viernes para poder merecernos jugar el sábado. Es un título importante y sabemos que es difícil. Tenemos posibilidades, pero vamos a tener que ganárnoslo. 

Saras Jasikevicius y Roger Grimau son dos perfiles de entrenador muy distintos...

Te tienes que acostumbrar, no siempre vas a tener el mismo entrenador. Hay que dar un tiempo y al final todo el mundo aprende, tanto nosotros de él como él de nosotros. Sabemos qué le va bien a cada uno y cómo hay que reaccionar en diversas situaciones. En esto, creo que Roger [Grimau] ha dado un salto muy grande en todos estos meses. Se han perdido partidos muy seguidos, por eso la gente ha hablado muy mal de la dinámica del equipo en diciembre, pero si miras estadísticas estamos prácticamente igual o mejor que el año pasado a estas alturas de Euroliga. En liga sí que es verdad que hemos perdido más partidos de lo que nos tocaba y hay que mejorarlo.

Álex Abrines, alero del Barça, posa para EL PERIÓDICO en el Palau.

Álex Abrines, alero del Barça, posa para EL PERIÓDICO en el Palau. / Jordi Cotrina

¿A qué achaca esa mala dinámica de diciembre?

Pueden ser muchas excusas. Mentalmente, cuando ya llevas un par de derrotas seguidas contra rivales contra los que no se te permite perder puede hacer que dejes de creer un poco. También fuera de casa no tienes ese plus del Palau, donde contra el Madrid conseguimos revertir la situación. Este mes de enero hemos perdido tres partidos, contra el Valencia la semana pasada jugamos muy mal, pero creo que hemos recuperado la identidad de este equipo. 

¿Cuál es la identidad del equipo?

Jugar a un ritmo alto y una buena defensa. Son las dos cosas que mejor se nos dan. Hemos demostrado que podemos ser muy buenos y muy malos defensivamente dependiendo del día. Somos capaces de defender, simplemente hay que mejorarlo y hacerlo más regularmente para convertirlo en seña de este equipo.

En algunos partidos han sufrido desconexiones.

Es algo que hay que trabajar. Hay que controlar un poco más el tempo del partido, jugar más simple cuando tenemos pequeños parciales, evitar que corran, usar las faltas para parar los contraataques y evitar los parciales. Si hacemos todo esto, podemos evitarnos unos 10 puntos. Después, puede pasar que en el último se te cierre el aro y dejes de meter, tampoco podemos controlarlo todo. Pero hay que frenar esos parciales negativos.

En el Palau las estadísticas son muy buenas.

Sí, las cosas como son. Cuando el equipo necesita un empujón la afición responde y muchas veces ganan el partido ellos. Hay que coger ventaja de esto. Ahora hay que pensar en la Copa y después tendremos que pegar un apretón fuerte para intentar quedar lo más alto en la clasificación y tener el factor cancha, en Euroliga y ACB. 

¿Ha cambiado su manera de vivir las derrotas?

El dolor siempre está. Cuando lo vives es duro. Por mucho que pienses que el baloncesto da muchas alegrías y te encanta… Te encanta porque ganas. Cuando pierdes es una mierda y te vas descontento a casa. Cuando pierdes un título, sea la Final Four o lo que sea, te vas triste, porque estás todo el año peleando por ese objetivo. Pero llegas a casa y están tus hijas, que les da igual que ganes o pierdas.