LOS HERMANOS WILLIAMS SENTENCIAN (4-2)
La contra del Athletic-Barça: el monaguillo Lamine Yamal silencia San Mamés y los Williams entonan los cánticos
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Debutar en San Mamés y marcar un gol. Aunque marcar un gol sea común, y más tratándose de un delantero, apuntárselo en Bilbao tiene mucho mérito. Y mucho valor si sirve para adelantar a tu equipo en el resultado. No es un campo cualquiera. Lamine Yamal se presentó en La Catedral con la edad de un monaguillo y acalló a los feligreses, que nunca vieron un joven tan desvergonzado. (Luego recordaron a un tal Leo Messi).
Tiene mérito estrenarse con un golazo, no un rebote afortunado como el de Robert Lewandowski, que estiró la pata izquierda para dar vida al Barça. El gol que le negó el poste del Villamarín en el ensayo que efectuó el domingo para que el tiro saliera modélico ante el Athletic. De nada sirvió. Iñaki Williams recién aterrizado procedente de la Copa África y Nico Williams, echaron por tierra la huella de Lamine Yamal en la prórroga.
Iñaki Williams, recién aterrizado procedente de la Copa África, y Nico Williams echaron por tierra la huella de Lamine Yamal en la prórroga.
El frenesí del formidable duelo, en el que los más jóvenes brillaron, aplazó para otro día el relato del inaceptable inicio del encuentro del Barça. Inaceptable por encajar el primer gol a los 36 segundos. Inaceptable porque era el tercero de la temporada recibido antes del primer minuto después del que marcó Bryan Zaragoza para el Granada a los 17 segundos y Samu Omorodion para el Alavés a los 19 segundos. Ante la Real y el Unionistas concedió la primera ocasión al rival y se libró de tener que remontar dos marcadores más. Empezó mal el Barça y acabó peor.
La llegada de un súperclase
Se anunciaba la llegada de Lamine Yamal como un futuro súperclase, que es algo que debe demostrarse cotidianamente, a diario, y antes de cumplirse el primer año en la élite (de los 15 a los 16 años, de cadete a juvenil, no se olvide) puede confirmarse el vaticinio, que ha perdido valor por el sobreuso, desmedido, muy fácil de regalar.
A Lamine Yamal sólo le falta el gol en la Champions y ya tendrá el bonito y valioso póker de las cuatro competiciones de la temporada. Se estrenó en la Liga en Granada, batió a Osasuna en la Supercopa y cantó en la Copa. Cuando marque en Europa (Nápoles, 21 de febrero, primera estación), se convertirá, además, en el más joven de la historia en la competición europea.
Ese póker ya lo tiene Lewandowski, el mayor del grupo, el nueve titular, que ya triunfó el pasado año en las cuatro. Y Antoine Griezmann, y Ousmane Dembélé, y Luis Suárez y Neymar. Y por supuesto, Messi, en cinco y seis competiciones, después de Pedro, el primero de la historia en el primer seis de seis del Barça de Pep Guardiola (2009). Súperclases. Lo dicho.
Se rompió Balde, se apagó Christensen y Xavi recurrió a Héctor Fort y Pau Cubarsí: media defensa del Barça tenía 17 años.
Lesión conmovedora
Marcó Lamine Yamal y no pudo felicitarle uno de sus mejores amigos del grupo. Estaba llorando su pena y su dolor. Alejandro Balde se había resquebrajado del todo. Tres minutos antes, en una convencional incursión ofensiva, sin alcanzar la velocidad máxima y sin pugnar con ningún adversario. Solo corría y notó la pedrada en la parte posterior de la pierna derecha. Tieso se quedó, y tieso seguía una hora después al salir del vestuario, cojeando tan ostensiblemente que aventura una larga convalecencia. Tan larga que, seguramente, no podrá aplaudir a Lamine Yamal en Nápoles dentro de un mes.
Dos estrenos de 17 años
Fue tan conmovedora la lesión, tan desgarradora (el Athletic ganaba), que San Mamés le ovacionó mientras se retiraba. Ocupó su puesto Héctor Fort, lateral derecho readaptado a la izquierda, de 17 años. Otro estreno. Empezó vigilando a Adu Ares, luego lidió con Nico Williams y terminó enfrentándose a Iñaki. Resistió los duelos, hasta que los músculos dijeron basta, las rampas le frenaron y tuvo que marcharse. No queda nadie en esa parcela, con Marcos Alonso lesionado y João Cancelo aún tierno para reaparecer.
Xavi echó mano de otro juvenil: de Pau Cubarsí, 17 años cumplidos el lunes. Andaba cojo Ronald Araujo, pero más cojo y amonestado andaba Andreas Christensen, que fue el sustituido.
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