Análisis de la realidad azulgrana

Cuando el Barça y el periodismo de Barcelona colisionan

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Cuando el Barça y el periodismo colisionan

Cuando el Barça y el periodismo colisionan / VALENTÍ ENRICH

Albert Guasch

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En la tradicional comida navideña con los medios de comunicación, Joan Laporta afirmó en un discurso previo al brindis que “aceptamos y asumimos las críticas porque nos ayudan a mejorar”. Precisó enseguida que se refería a las críticas "constructivas" que "proceden desde la buena praxis del oficio”. Minutos antes de estas conciliadoras palabras, Laporta se permitió abroncar de malas maneras a un par de periodistas por imaginadas campañas en contra de sus medios. No se cuenta esto para airear la contradicción del presidente azulgrana, siempre tan visceral y a veces grosero, sino para ejemplificar la sensación de hostilidad que todos las juntas directivas han sentido por parte de la prensa a lo largo de la historia del Barça. 

En el club azulgrana ha habido en este 2023 casi una voluntad de poner sobre la mesa la complejidad de las relaciones con los medios de comunicación, en particular los de Barcelona. A nadie le gusta sentirse con la lupa encima. No le agrada a Laporta, es evidente, y no le agrada a Xavi, disconforme con lo que lee o escucha sobre su equipo. Lo ha manifestado en varias ruedas de prensa, al referirse como "exageradas e injustas” algunas de las críticas que recibe y que, según dijo un día, afectan "demasiado a los jugadores porque se entra en un ambiente de negatividad”. 

“El Barça convive con un grado de atención, presión y fiscalización externo inédito en la industria del deporte, más propio del ámbito público que de una entidad privada. La presión y crítica del denominado entorno va mucho más allá de los medios tradicionales. Ha crecido en los últimos años, a medida que se ha desarrollado el entorno digital y se han dimensionado las redes sociales. La convivencia con tal grado de atención deriva en tensiones internas periódicas, ya que eleva el grado de dificultad de la gestión del club, que se siente permanentemente cuestionada. A menudo se considera excesiva e injusta, especialmente cuando comporta exceso de especulación, desinformación e incluso fake news”, sintetiza Toni Ruiz, quien fuera jefe de prensa y director de comunicación corporativa del FC Barcelona entre 1996 y 2022.

El ejemplo Estiarte

Buen conocedor de la casa, y por tanto del escrutinio desmedido que padece históricamente el entrenador del Barcelona, Xavi ha sido el primero en reclamar un asistente personal desde que Guardiola colocara a su vera a Manel Estiarte. Inspirado precisamente en la figura del exwaterpolista, ha incorporado esta temporada a Edu Polo, hasta ahora periodista de Mundo Deportivo. Estiarte y Polo no están llamados a realizar la misma función, pero la referencia resulta inevitable.

El FC Barcelona cuenta con un departamento de comunicación amplio, eficiente y experimentado que trabaja para el club, pero Xavi quería a un profesional que trabajara específicamente para él, en particular en los asuntos mediáticos. Era algo que tenía claro desde sus tiempos de Qatar cuando el banquillo del Barça era solo una posibilidad. 

Buscó a alguien que le conociera bien para preparar las ruedas de prensa, que aportase a su discurso, que respondiera a las dudas de los periodistas en su nombre, que ejerciera de enlace con otras áreas del club y de filtro ante las numerosas peticiones que se le plantean al entrenador del Barça, como la presencia en eventos solidarios, en documentales o incluso en actos de la propia entidad. Muchas de esas funciones las venía realizando el propio Xavi. Ahora las ha delegado en el periodista, quien está en nómina del FC Barcelona y no del entrenador, como se ha escrito en alguna ocasión.  

Aun así, al conocer bien el entorno, Xavi no se resiste a enviar todavía mensajes reprobatorios a algunos periodistas con los que mantiene confianza sobre textos o comentarios que le parecen injustos. Cada vez menos, por eso. Trata de reprimirse. “Es un ‘rara avis’ en este mundo, por esta relación personal que mantiene con periodistas de forma habitual y desde hace muchos años. Es un personaje cercano con el que puedes hablar de todo y es de agradecer en una profesión donde hay tantas barreras. El mejor director de comunicación de Xavi es él mismo. Siempre lo ha sido”, opina Toni Frieros, columnista de ‘Sport’ y periodista con la perspectiva que dan los años cubriendo la información del Barça.

Esa cercanía se transmite en las conferencias de prensa, donde es capaz de desactivar preguntas espinosas con el desengrasante de la risa y a la vez mostrar el desgarro sincero ante la adversidad, abrirse "en canal", que diría él. En este escenario se habla a menudo de todo menos de fútbol, o esa es al menos la queja constante que brota del staff técnico. Considera que la estrategia, el análisis del rival, el juego en sí quedan demasiado relegados ante los asuntos calientes que brotan de un club abrazado permanentemente a la controversia y el ruido.

“El día del Girona todo el mundo felicitaba a Michel por su rueda de prensa, y es verdad, estuvo muy bien, pero es que a Xavi nadie le habla de fútbol. Ni una pregunta sobre el Alavés. O el Almería. Suele salir de todo menos cosas del juego”, se ha escuchado en la Ciutat Esportiva. Pero el resquemor principal hacia el periodismo de la ciudad no es ese, es evidente. Las críticas al estilo, al juego o a la capacidad del entrenador han hecho mella.

Laporta felicita a Xavi tras meter al Barça en octavos de final de la Champions.

Laporta felicita a Xavi tras meter al Barça en octavos de final de la Champions. / FCBARCELONA

“Tengo la sensación que Xavi está demasiado pendiente de lo que se dice”, aporta Sique Rodríguez, director del ‘Que t’hi jugues’, de la cadena SER. “Tengo también la sensación que Xavi ha sido protegido por parte de la prensa de aquí y me parece normal, por ser quien es. Ahora bien, el discurso que hace ahora creo que nace de la voluntad de desmarcarse de la prensa, de decirle al vestuario que no tiene tantos amigos ahí dentro. Cuando nos critica en realidad envía un mensaje a los jugadores”.

En la diana

El periodista de la SER conoce de primera mano la sensación de sentirse en la diana. Explica que al exponer su programa el ‘caso Negreira’, sufrió durante un tiempo un castigo implícito por parte del club (por ejemplo, se quedó sin entrevistas) y “una campaña digital orquestada” que le empujó a abandonar las redes sociales. “Ahora soy mejor periodista y mejor persona”, asegura. 

No está claro si se refería a él y su emisora cuando Laporta dijo hace unos días a la agencia Efe que el escándalo de los pagos al exvicepresidente de los árbitros surgió de “los enemigos del Barça”. “Nos pone en el saco, aunque creo que no se refiere a nosotros sino a quien nos pasa la información. Y nosotros la damos porque es una noticia como una casa de payés”, comenta el periodista, cuyo programa pivota alrededor de un barcelonismo confeso que no excluye la fiscalización de los mandatarios de cada momento. “Nuestra misión es acompañar sentimentalmente al espectador y al oyente, pero a la vez controlar el poder para que no haga lo que le dé la gana. No es incompatible. Al final se trata de ofrecer honestidad”.

Joan Laporta escucha a Enric Masip, en presencia de Deco y el directivo Joan Soler.

Joan Laporta escucha a Enric Masip, en presencia de Deco y el directivo Joan Soler. / Javi Ferrandiz

En este sentido, Laporta y Xavi parten a menudo del principio erróneo de confundir la atención constante de los medios con la obligación de estos de ofrecer una complicidad absoluta, y exteriorizan un desconcierto, cada uno a su manera, cuando surge la crítica. En ocasiones -y este es el particular caso del presidente y el núcleo duro que le rodea- se malinterpreta el esfuerzo periodístico de fiscalización como una campaña maliciosa de intenciones oscuras. Sucede con EL PERIÓDICO, sin ir más lejos, cuando pone la lupa en las cuentas del club o en las condiciones de trabajo en las obras de remodelación del Camp Nou

“Todas las juntas tienen la percepción de ser tratadas injustamente y tienen la sensación de que ‘van a por nosotros’. Hay ejemplos para parar un tren. El Barça es grande, entre otros motivos, porque los focos mediáticos siempre iluminan y no se apagan nunca. Esto genera tensión y nervios, que normalmente no saben gestionar. No es fácil”, expone Albert Roura, exdirector de comunicación de la entidad azulgrana. Y, sobre la junta actual, apostilla: “Ya no estoy dentro, pero como socio percibo que al club le llegan todas las opiniones y críticas pero hace poco caso. No tiene actitud de mejora ni de permeabilidad hacia aquello que se le dice y no le gusta escuchar”.

Desde los tiempos de Núñez

Frieros recuerda también que “siempre se ha intentado fiscalizar a las juntas y todas se han sentido ‘perseguidas’, ya desde los tiempos de Núñez, que jugaba con las promociones para presionar. Si te portabas mal, te las quitaba”. Las promociones, ahora en desuso, eran aquellos productos con el escudo del Barça que se vendían con los diarios deportivos y que solían ser útiles para aumentar la tirada de ejemplares. En los últimos tiempos, el club juega más con la publicidad institucional o con las entrevistas de los futbolistas.

En cualquier caso, si se pudiera encuestar a la profesión periodística sobre si existe una fiscalización suficiente sobre la camarilla de Laporta, se intuye que ganaría claramente el ‘no’. Pero es que sin documentos o sin testimonios dispuestos a mojarse, la rumorología no tiene cabida en los medios. Ni ahora ni antes. “Dada la situación del club, en lo deportivo, lo financiero y lo social, el presidente puede darse por satisfecho por las críticas que recibe, síntoma del paulatino desencanto que suscita hoy el Barça”, escribió hace unos días Joaquín Luna en ‘La Vanguardia’.

“Creo que no se le está fiscalizando suficientemente”, afirma Sique Rodríguez, para quien resulta paradigmáticas las reacciones que ha generado el ‘caso Negreira’. “Ha habido un pacto de silencio vergonzoso del barcelonismo. Me ha producido sensación de estafa. Es un caso éticamente reprobable y de alguna forma se ha disculpado. Creo que es la defunción de los valores del Barça”, afirma taxativo.

Toni Frieros, uno de los columnistas que más intenta en Barcelona estrechar la vigilancia sobre la presidencia plenipotenciaria de Laporta, se abona a la misma tesis. “La gobernanza de su segundo mandato daría para escribir un libro del tamaño de los que escribe Santiago Posteguillo. No se le ha pedido que rinda cuentas como debería haberse hecho. La transparencia que él dijo que no había en la anterior junta, no se la aplica. Prometió explicar el tema de los avales, prometió que explicaría las comisiones que se han pagado en fichajes y todavía quedan muchas preguntas por responder en la contratación de Limak. Esta junta ha tomado medidas que afectarán al futuro del club en los próximos 25 años”.