Hábitos saludables

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Una mujer haciendo ejercicio.

Una mujer haciendo ejercicio. / El Periódico

Begoña González

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La menopausia sigue siendo un tabú a día de hoy. La falta de información, de visibilidad y de educación al respecto hace creer a muchas mujeres que es una etapa más de la vida por la que simplemente han de pasar sin hacer nada. “Con la menopausia, cambiamos física, hormonal y psicológicamente, y deberíamos saber cómo actuar para llevarlo lo mejor posible”, afirma la doctora Radharani Jiménez, ginecóloga especializada en menopausia y fertilidad, y miembro de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). 

La reducción de los estrógenos que ocurre después de la menopausia afecta casi a la totalidad de nuestro cuerpo. La menor presencia de esta hormona en sangre provoca que las arterias pierdan algo de elasticidad y que disminuya la producción de óxido nítrico. Algo que entre otros efectos, nos hace más vulnerables al colesterol y al riesgo cardiovascular. “Los estrógenos hasta entonces actuaban un poco como protectores y al disminuir su presencia quedamos un poco más expuestas a estos problemas cardiovasculares, por eso es especialmente importante que haya un cambio de hábitos”, afirma la doctora Jiménez, autora de ‘Menopausia: tu nueva oportunidad’.

Por otro lado, físicamente, la morfología femenina también cambia y aumenta la tendencia a acumular grasa en la zona central del cuerpo en lugar de hacerlo en glúteos y caderas. Este cambio en la distribución corporal de la grasa se suma a un aumento paralelo de la tendencia a acumularla. “En esta fase, perdemos inevitablemente, masa muscular, pero no por la menopausia, sino porque al envejecer, les ocurre a todos los seres humanos”, afirma la doctora Jiménez. Esta disminución de la masa muscular provoca un cambio inevitable en el metabolismo

Metabolismo más lento

Es sencillo, cuanta más masa muscular, mayor es el consumo de calorías del cuerpo en reposo, y por tanto, un metabolismo más rápido. En cambio, cuando la masa disminuye, el gasto calórico residual disminuye y el metabolismo se ralentiza. Es como un círculo vicioso al que si no se le presta atención acaba por hacer que se gane un peso que cada vez es más difícil de perder. 

De ahí que muchas mujeres en esta etapa de la vida se frustren porque ven cómo inevitablemente engordan llevando la misma rutina que antes. Es posible que cuando se llegue a esta época, desayunar galletas, comer comida preparada y merendar cruasán ya no sea tan inocuo como era hasta entonces. Pero incluso quienes se cuidan pueden notarse estos efectos.

“Aunque llevemos una vida saludable, no somos conscientes hasta entonces de que consumimos más ultraprocesados y azúcares de los que deberíamos y que en realidad, y que fuera de los entrenamientos en el gimnasio, llevamos una vida muy sedentaria. Pasamos horas en una oficina, subimos en ascensor y nos movemos en coche. Además, otros hábitos nocivos como el tabaquismo se hacen especialmente peligrosos”, afirma la doctora. 

Riesgo cardiovascular

Así, cambiar la alimentación y los hábitos en esta etapa de la vida será esencial para luchar contra el sobrepeso, el colesterol y el riesgo cardiovascular. “Debemos aprovechar la menopausia como una oportunidad para volvernos más activas, para movernos más, hacer deporte, trabajar nuestra fuerza muscular, la masa muscular que nos va a cuidar de desarrollar algunas enfermedades y que va a ser nuestro seguro de vida para una vejez de calidad y una longevidad saludable”, afirma la doctora Jiménez. 

“El entrenamiento de fuerza se hace aún más imprescindible en este momento para protegernos contra enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neuronales. Desde la osteoporosis al Alzheimer”, afirma la doctora. “No hace falta levantar peso, aunque es bueno, se puede empezar por ejercicios con peso corporal e ir aumentando la intensidad con bandas y pequeñas cargas. Lo importante es no perder más masa muscular”, asegura. 

Además, las grasas saludables, debidamente proporcionadas se hacen en esta etapa insustituibles para poder gozar de una buena salud. Aceite de oliva virgen, nueces de California, salmón, aguacate… Estos alimentos incluidos a diario en nuestra dieta contribuyen a mejorar la salud cardiovascular y hormonal así como las verduras y la fruta fresca de temporada o las proteínas.