Evidencia científica

El ejercicio físico, un aliado en el tratamiento contra el cáncer

¿Es posible llevar una dieta vegana y tener un buen rendimiento deportivo?

Ejercicio durante el tratamiento del cáncer

Ejercicio durante el tratamiento del cáncer / Ejercicios durante el tratamiento del cancer

Begoña González

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Hace ya tiempo que la evidencia científica ha demostrado el importante impacto que tiene el ejercicio físico para prevenir la aparición de determinados tipos de cáncer, así como en la mejora de la tolerancia a los tratamientos y en la calidad de vida de los pacientes cuando estos ya han sido diagnosticados de un tumor. Pero alrededor de la enfermedad y el ejercicio físico sigue habiendo muchos mitos y tabús que hay que derribar. De ello se encarga Isaac Rojas. El especialista en ejercicio aplicado a la salud fundó hace más de 10 años el primer centro deportivo dentro de un hospital, en San Juan de Dios, en Tenerife y desde entonces se dedica a compartir los beneficios que aporta el ejercicio físico en pacientes que sufren enfermedades como el cáncer. 

Según estudios recientes, se calcula que en torno a uno de cada dos hombres sufrirá cáncer en algún momento de su vida así como al menos un tercio de las mujeres. La evidencia científica respalda la importancia del ejercicio físico tanto en la prevención como durante el tratamiento de esta enfermedad para mejorar la calidad de vida de los pacientes. “Los gimnasios sí son lugares adecuados para las personas con cáncer y no me cansaré de decirlo”, afirma Rojas durante una de las 'masterclases' de ejercicio y salud ofrecidas por el centro de Formación ESHI

“La mejora de la fuerza y la calidad muscular es una cuestión primordial en la intervención con las personas que sufren cáncer. Mejorar la calidad muscular de los pacientes permite que su calidad de vida mejore y que dependan menos de terceras personas para desarrollar su vida”, explica Rojas. “En ningún caso el entrenamiento va a aumentar la virulencia del cáncer que se padece. La caquexia, o estado de debilidad, propio del tratamiento farmacológico, la radioterapia o la quimioterapia solo se puede revertir con la mejora de la funcionalidad a través de la mejora de los picos de fuerza de los pacientes”, afirma Rojas. Eso sí, no vale cualquier tipo de entrenamiento. 

Individualización, una de las claves

“Es totalmente obligatorio individualizar los entrenamientos de fuerza adaptándose a cada caso para que resulte efectivo y beneficioso”, asegura el técnico. Es fácil creer que quizás lo mejor sea salir a caminar, pero según asegura el técnico, es mucho más importante trabajar la fuerza. En el caso de pacientes en tratamiento, por ejemplo, se pautarán ejercicios sencillos y se escalarán en función de la percepción de fatiga del paciente, que nunca debe ser alta. “No se programan ejercicios por repeticiones o por cargas sino por un carácter de esfuerzo. Deberemos pautar ejercicios, por ejemplo, de los que pudiendo llegar a hacer 30 repeticiones nos quedemos con unas seis por serie con un carácter de esfuerzo moderado”, asegura el experto. “Hay enfermos que podrán realizar solo sesiones de 10 o 15 minutos y eso lo determinará su estado físico, su fuerza, el grado de fatiga, etc”, afirma. 

Además del esfuerzo, Rojas insiste en que el ejercicio jamás debe causar incomodidad o molestia. “Una de las adaptaciones que debemos tener en cuenta es también el tipo de cáncer, porque habrá unos en los que ciertos movimientos provoquen molestias y que en cambio ese mismo movimiento sea positivo para otros”, argumenta. Del mismo modo que durante el tratamiento, durante la recuperación es también crucial que se haga ejercicio y hay que fomentar el estilo de vida activo más allá del entrenamiento. 

Estilo de vida activo

En ese sentido, Rojas asegura que es igual de importante que el entrenamiento que el resto de horas del día no se pasen de forma sedentaria. “Habitualmente se pautan un par de sesiones por semana, pero el resto de horas es totalmente necesario que el paciente se mantenga activo. Para ello, las cargas de trabajo han de ser muy asumibles y la fatiga baja, porque lo último que se pretende con el entrenamiento es que la persona deje de venir al gimnasio por estar fatigada”, asegura. “Debemos aprender a gestionar la dosis mínima eficiente y eficaz de cada paciente”, zanja. 

Aunque cada vez más personas son conscientes de la infinidad de beneficios que aporta el ejercicio físico, sigue quedando mucho tabú por derribar y para hacerlo siempre es recomendable que antes de seguir un entrenamiento o dieta, se recurra a un especialista. “En el tratamiento del cáncer trabajamos de la mano un equipo multidisciplinar en el que hay desde oncólogos y psicólogos, a fisioterapeutas, nutricionistas y entrenadores”, afirma Rojas. 

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