La lesión de Ter Stegen pone a Iñaki Peña bajo los palos del Barça en Vallecas

Lleva Iñaki Peña en Barcelona más de una década. Es la ciudad que lo acogió desde que era un niño. Aunque siempre ha estado en un discreto segundo plano, que abandonará este sábado en Vallecas ante el Rayo (14.00 h) cuando sea titular del Barça por la lesión en la espalda de Ter Stegen.

No se había entrenado el meta titular azulgrana durante toda la semana después de volver lesionado con la selección. Ni jugó ni se entrenó con Alemania. "Contra el Rayo jugará Iñaki Peña. Está muy preparado y tenemos 100% de confianza en él", ha confirmado Xavi horas antes del retorno a la Liga, punto de partida de un calendario duro con siete partidos para su equipo en tres semanas.

Vino Iñaki Peña al Barça desde Villarreal, previo paso por Alicante. Allí nació hace 24 años. Y estuvo habitando en La Masia hasta que se fue a Turquía en enero de 2022. Pero no se marchó demasiado tiempo de Barcelona. Regresó de Estambul donde tuvo una cesión de media temporada al Galatasaray. Cesión que empezó bien –ocho partidos de ocho como titular-, pero terminó mal porque dejó de jugar en los últimos nueve encuentros.

Curiosamente, su gran partido, ese que permanece en la memoria, fue en el Camp Nou, pero defendiendo la camiseta del equipo turco, dirigido entonces por Doménec Torrent. Acabó en empate (0-0) gracias a varias excelentes intervenciones de Iñaki Peña, que se ganó así su retorno al Barça.

Firmó dos excelentes paradas a Memphis y otra a Busquets, dejando, además, el sello de su preciso juego con los pies. Era su tarjeta de presentación tras estar dos años y medio como tercer (e invisible) portero del primer equipo azulgrana.

Una carrera paciente

Es un meta no excesivamente alto (mide 1.84 m), construido en la cantera azulgrana donde se formó durante más de 10 largos y pacientes años. Lo fichó el Barça del Villarreal (verano de 2012) y ha transitado por todas las categorías inferiores del club, consolidado finalmente en el filial, pero topando siempre con el muro de Ter Stegen, el guardameta moderno cuyo excelente y continuado rendimiento frustra a cualquier suplente.

Iñaki Peña, que lleva once temporadas en el club azulgrana, ha sido el suplente habitual porque apenas ha disputado cinco encuentros (solo tres completos) en el último año y medio. A la vuelta de Estambul ha vivido casi de forma permanente en el banquillo, como si estuviera atado allí con una invisible cuerda.

En el último año y medio, apenas ha jugado cinco partidos. Y solo tres completos (Viktoria Pilsen, Intercity y Ceuta)

Hasta ahora, el meta, que renovó este verano hasta 2026 con cláusula de 400 millones de euros, ha defendido la portería en situaciones de poco riesgo. Con todo decidido en la Champions, ya eliminado estaba el equipo cuando debutó con el Viktoria Pilsen (noviembre 2022).

En las rondas iniciales de la Copa de la City (Intercity y Ceuta, enero 2023) o cuando se trataba de proteger el Zamora de Ter Stegen en los instantes intrascendentes de la Liga (mayo y junio 2023) jugando minutos ya con el título decidido: 45 en Valladolid (perdió 3-1 el Barça) y 27 en Vigo (derrota con el Celta por 2-1).

El club cree en Iñaki Peña. Por eso, lo renovó. Los técnicos, también. Por eso no han buscado en el mercado exterior a un portero suplente. Ya lo tenían en casa. Y él, paciente como está siendo (tiene 24 años), es quien más cree en sí mismo.

No se ha puesto nervioso. Al menos, en público. Ha tenido la calma necesaria para esperar su momento. Su auténtico momento. Es una espera que ha durado año y medio y le llega porque la espalda de Ter Stegen ha emitido dolores agudos que le dejan en casa. 

Una prueba de carácter

El Barça se queda sin su guardián preferido. Ese que lleva casi una década gobernando con manos de hierro y pies de seda tan estratégico lugar. En Vallecas, y a mediodía, es el partido que llevaba toda la vida esperando Iñaki Peña. Un partido grande después de estar más de tres meses inactivo –ni un minuto lleva de competición oficial este curso-, por lo que se medirá no solo su talento sino, sobre todo, su carácter.

No solo los buenos porteros, con manos poderosas, sobreviven en ese escenario tan hostil de colocarse bajo tres palos siendo el último hombre del Barça.

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