HÍPICA

La equitativa equitación: el deporte al alza en que hombres y mujeres compiten entre sí (y a menudo ganan ellas)

La hípica es un caso único en que hombres y mujeres compiten por igual. Presume de licencias al alza, sobre todo femeninas, y de igualdad en los cargos directivos. Un deporte al galope en todos los sentidos

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Albert Guasch

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Si uno se pasa por una escuela de equitación verá más chicas que chicos. Si uno busca el dato, le saldrá que el 73% de las licencias federativas de hípica en España han sido abiertas por mujeres. Y si uno busca un deporte en que puedan competir por igual hombres y mujeres se encontrará también a un caballo por medio. ¿Y en el plano directivo? “No creo que haya un deporte más paritario que el nuestro. En este sentido, es bastante ejemplar”, proclama Álvaro Arrieta, presidente de OXER, la empresa que preside y que se encarga de organizar los mayores acontecimientos equinos en España, entre ellos la Madrid Horse Week (MHW), que se celebra a finales de noviembre.

En estos tiempos de potentes reivindicaciones de igualdad en las condiciones de entrenamiento y competición que comandan las internacionales españolas de fútbol, el mundo de la equitación se posiciona como ejemplo. Por practicantes, por la importancia de los cargos directivos y, poniéndonos expansivos en la materia, hasta por los animales: cada vez los jinetes recurren más a yeguas que a caballos. Eso sucede al menos en algunas de las tres disciplinas olímpicas: la doma clásica, el concurso completo y el salto de obstáculos, esta última la prueba reina (Jessica Springsteen, la hija del ‘Boss’, es seguramente la amazona más conocida). En todas las competiciones bregan entre sí hombres y mujeres, caso único.

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Le preguntamos a Beatriz Ferrer-Salat la razón del éxito de la equitación entre el género femenino. Es la más laureada amazona de España. Ha participado en cinco Juegos Olímpicos, saldados con dos medallas. Viene de ganar la Copa del Rey en Madrid y ya prepara París-24. “Supongo que hace falta mucha sensibilidad con el caballo. Y tiene un punto de elegancia y feminidad, al menos la doma clásica, mi especialidad. Aunque también lo practican muchos hombres, se necesita una conexión muy fuerte con el animal en la que quizá nosotras somos capaces de invertir más tiempo y emoción”, reflexiona la hija de Carlos Ferrer-Salat, el que fuera presidente del Comité Olímpico Español (COE).

Cuestión de sensibilidad

Profundiza en ello Álvaro Arrieta. “Cualquiera de las disciplina reclama complicidad, sensibilidad y coordinación. El caballo te siente. Y en este aspecto las mujeres son más sensibles que los hombres, tanto encima del animal como pie a tierra. Fíjate que a nivel profesional, hay más cuidadoras que cuidadores. Esta relación con el animal es fundamental. Incluso la parte veterinaria, muy importante en este deporte, es bastante paritario, seguramente hay más mujeres ya”.

Beatriz Ferrer-Salat, jinete de doma clásica

Beatriz Ferrer-Salat, jinete de doma clásica / Carlos Perez Lopez

Otra cosa, conviene aclarar, son las carreras ecuestres, más asociadas a la testosterona, la furia, la valentía y también al peso. “En los hipódromos, si hay que escoger entre yoqueis y yoquetas, a igualdad de peso, se elegiría a hombres", asegura el periodista José Ignacio Castelló, uno de los grandes especialistas del mundo de los caballos en España.

Triunfo femenino en el Grand National

Este experto recuerda una ilustre excepción: hace un par de años ganó por primera vez una mujer el Grand National, la carrera de obstáculos más célebre del mundo: Rachael Blackmore, irlandesa que a los 31 años se coronó en el hipódromo de Aintree (Liverpool). 

La vida amateur concluye a los 21 años y a partir de ahí, todo se iguala. Aun así, en doma clásica, que vendría a ser como la gimnasia rítmica a lomos de un animal, se mantiene la preponderancia femenina. De hecho, el último podio en el campeonato de Europa fue para tres mujeres.

Ferrer-Salat indica que en su disciplina aún prevalecen los caballos sobre las yeguas, pese a su pujanza. “Y hay más castrados que enteros. Los caballos castrados son más estables, menos difíciles de gobernar. Si pasa una yegua no se distrae tanto. Es una cuestión de comportamiento, muy importante cuando la coordinación y la precisión son imprescindibles”, ilustra.

En saltos varía la cosa. “En los últimos años, hay muchas yeguas ganadoras. Se necesitan animales menos elefante, con menos músculo, y el formato de caballo moderno tira hacia ejemplares de mucha agilidad, ligeros, rápidos y limpios en el salto, y muchas yeguas entran en esos parámetros”, expone Arrieta.

Álvaro Arrieta.

Álvaro Arrieta. / OXER

Asentados los conceptos de licencias, de jinetes y amazonas y hasta de caballos y yeguas, miremos a los cargos directivos. Arrieta asegura no tener “la sensación de que sea un deporte dirigido por hombres. Hay grandes competiciones organizadas por mujeres. Y la Federación Internacional está presidida por un hombre (el belga Ingmar de Vos) pero la que corta el bacalao es una mujer. Somos un deporte bastante ejemplar”, reitera.

Apellidos ilustres

Se recuerda que Pilar de Borbón, hermana del rey emérito, fue presidenta de la Federación Ecuestre Internacional (1994-2005) y miembro de honor de la española, lo que da la dimensión femenina que ha tenido históricamente la hípica. Ahora la presidente del Hipódromo de La Zarzuela es Maritcha Ruiz Mateos, como lo fue hace unos años Faina Zurita Ussía (prima del emérito). Según Castelló, "la implicación que siempre han tenido ellas, en este caso rigiendo los organismos de este deporte, confirma que la comunión de la mujer con el caballo va más allá de la competición".  

Nombres que evocan a un deporte exclusivo y elitista, estereotipo que el presidente de OXER trata de rechazar. “Las casas reales han estado históricamente muy involucradas en los caballos y han dado una imagen elitista. A ver, me gusta que la infanta Elena sea una gran embajadora del deporte, pero no hace falta ser de una casa real para montar a caballo los sábados en un picadero y recibir clases. Es más caro ir a esquiar. Existen algunos sambenitos que tenemos que ir quitándonos porque no son reales”, recalca.

Todas las partes consultadas coinciden en que hay un pico absoluto de la hípica: en cuanto licencias, números de caballos, números de competiciones y asistencia. Hay un público joven creciente. Se nota en estas clases de fin de semana de cualquier escuela de monta o en la asistencia a eventos como la Madrid Horse Week, que presume de la presencia de los jinetes y amazonas más potentes del ránking nacional e internacional, del 24 al 26 de noviembre. “Cada año vendemos más entradas y cada vez vemos más jóvenes que se han enganchado”, asegura Arrieta. O sea, el deporte en cuestión va al galope.

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