Opinión | APUNTE

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

Periodista

Aitana y Carvajal, lo nuestro no es lo suyo

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Aitana acude a felicitar a Alexia, rodeada de compañeras, tras marcar el gol al Atlético.

Aitana acude a felicitar a Alexia, rodeada de compañeras, tras marcar el gol al Atlético. / Chema Moya / Efe

Aitana Bonmatí no esperaba más apoyo por parte de sus colegas masculinos, así lo expresó en una entrevista en 'Salvados' de La Sexta, y Carvajal no tardó ni media hora en confirmar que sus dosis de solidaridad ya están repartidas. Nosotros, a lo nuestro ¿Y qué es lo suyo? Pues jugar al fútbol, limitarse a entrenar y competir. Justo el sueño de todas ellas, ser simplemente futbolistas. Sin tener que luchar constantemente por tus derechos, qué descanso.

Carvajal debe creer que por el hecho de ser hombre, lo normal es que llegue a la Federación y tenga los mejores campos de entrenamiento, los mejores entrenadores, los mejores fisioterapeutas, y los mejores médicos. Y el nutricionista, por supuesto. Eso es lo normal, lo que toca. Y ya luego si sus compañeras se tienen que buscar la vida para volver a casa después de haber representado a su país, será problema suyo.

Privilegiados, pero no ayudan

Los jugadores ganaron sus derechos hace años. Están en una situación de privilegio que podrían haber utilizado para ayudarlas. Pero, por lo que sea, les ha ido bien mantenerse al margen. Mirar hacia otro lado mientras ellas eran tratadas como las chavalitas. Las dejan jugar a pelota y no tienen nunca suficiente.

Menos medios, menos recursos, menos de todo. Porque aquí los únicos protagonistas son ellos. Y qué pesadas, volviendo a poner una y otra vez el tema sobre la mesa. Ya no está Rubiales, y siguen quejándose. Como si el problema fuera el sistema. Si ya no está el del beso.

Y esa incomprensión llega cuando ni siquiera se ha puesto encima de la mesa la igualdad salarial. Porque la lógica de que cada uno cobre lo que genera sirve para los clubes, pero si partimos de la base que las federaciones tienen una representación pública y que la asistencia es obligada por ley, quizás deberíamos exigir que la recompensa sea la misma para todos los profesionales. Pero ni siquiera reclaman eso, imaginen lo lejos que están. El día que les toque repartir los premios, entonces sí, Carvajal va a notar que lo suyo es de todos.

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