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El extraño caso de Gustavo Maia: de ser fichado por Bartomeu por 4,5 millones a la segunda de Brasil
El delantero, que tenía contrato hasta 2025, se desvincula del Barcelona tras jugar sólo ocho partidos con el filial
Francisco Cabezas
Jefe de Deportes de EL PERIÓDICO
Francisco Cabezas es jefe de la sección de Deportes de El Periódico desde junio de 2023. Antes, trabajó en el diario El Mundo, donde fue cronista de los partidos del Fútbol Club Barcelona desde 2004. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha sido enviado especial en el Mundial de Fútbol de Qatar (2022) y el Mundial de Fútbol de Rusia (2018). Además, ha cubierto tres Eurocopas (Polonia y Ucrania 2012, Francia 2015, multisede con final en Londres en 2020) y cinco finales de Champions (París 2006, Roma 2009, Londres 2011, Berlín 2015 y Estambul 2023). Ha cubierto también grandes eventos de otras disciplinas como los Mundiales de Natación de 2013 en Barcelona o el Mundial de Baloncesto de 2014 en España.
En 2017 fue galardonado con el premio al mejor trabajo periodístico del año por la revista Panenka.
Profesor de Periodismo Deportivo en la Universitat Pompeu Fabra-BSM.
Colabora con las emisoras de radio RAC1 y Onda Cero.
En junio de 2022 publicó su primera novela, ‘Perder’ (Panenka).
Anda el Barcelona haciendo encaje de bolillos por inscribir a sus futbolistas, asfixiado como está por los límites del 'fair play' financiero de LaLiga. Mientras tanto, trata de soltar lastre mientras continúa pagando los excesos financieros de la etapa al frente de su gobierno de Josep Maria Bartomeu. El caso del delantero brasileño Gustavo Maia -a quien el club le ha rescindido su contrato para que éste continúe su carrera en el Vila Nova de la segunda división de Brasil- sirve como metáfora de aquel tiempo en que se prometían los 1.000 millones de euros de ingresos y la caja de caudales parecía no tener fin.
Gustavo Maia, por quien el Barcelona pagó al Sao Paulo 4,5 millones de euros en agosto de 2020 cuando éste tenía 19 años, deja el club tras tres temporadas sin haber debutado con el primer equipo y después de jugar apenas ocho partidos con el filial (283 minutos). No marcó ningún gol.
Fue aquel verano de 2020 el mismo en que la directiva de Bartomeu realizó aquel trueque con la Juventus, investigado después por la Fiscalía de Italia, por el que intercambió a Arthur Melo por Miralem Pjanic. Fue la misma temporada en que se pagaron cerca de 31 millones de euros por Trincao, ya en el Sporting de Portugal, y otros 21 millones por Sergiño Dest, aún en las filas del Barcelona pese a no contar para Xavi, pero con escaso mercado tras su decepcionante cesión al Milan.
De Henrique y Keirrison a Matheus
Aunque el caso de Gustavo Maia muestra ciertos paralelismos con los de otros brasileños como Henrique (ocho millones de euros de traspaso) y Keirrison (14 millones), quienes tampoco llegaron a estrenarse con el primer equipo. O también con el centrocampista Matheus Fernandes, fichado el mismo verano que Maia. A Matheus no llegaron ni a presentarle en el Camp Nou pese a que costó 7,7 millones de euros. El Barcelona acabó desprendiéndose de él de mala manera, y el club fue condenado a pagarle 8,5 millones por despido improcedente.
Maia, a quien los técnicos de las categorías inferiores ya descubrieron sus limitaciones a los pocos días de llegar a Barcelona, debía responder al perfil de delantero menudo y ratonil con alta capacidad para el desborde y la finalización. Bartomeu, por entonces, estaba convencido de que llegaría la oportunidad de devolver la jugada al Real Madrid, quien acabó arrebatando al club azulgrana a Vinicius y Rodrygo pese a que el Barça tenía acuerdos con ambos.
Sin embargo, Gustavo Maia fue otra cosa. Ante su nula adaptación al Barça Atlètic, en el club decidieron cederle. Primero al Internacional de Porto Alegre, hasta diciembre de 2022. Después, ya en el último día del mercado invernal de este 2023 al filial del Valencia, entrenado por Miguel Ángel Angulo y de la Segunda RFEF. Sólo fue titular en seis de los 17 partidos que jugó el Valencia Mestalla hasta el final de temporada. No hubo manera de que la entidad valencianista ejerciera la opción de compra incluida en el contrato de cesión.
Ante la perspectiva de que Maia no iba a tener participación alguna en el Barça Atlètic de Rafa Márquez, el Barcelona ha preferido desprenderse definitivamente de él. En el recuerdo quedará que la directiva de Bartomeu no tuvo inconveniente alguno en desembolsar un millón de euros por asegurarse la prioridad en la contratación de Maia, a lo que luego añadió 3,5 millones por el 70% de los derechos del futbolista.
La herencia de aquel tiempo de locura monetaria pesa aún demasiado en un Barcelona que trata de recomponerse en plena economía de guerra y con demasiadas cicatrices, deportivas y morales.
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