Una historia humana

Dolor en el hockey catalán: La muerte de un capitán y un hermano

Alexandre Acsensi, capitán del Caldes de la OK Liga, murió hace un mes en un accidente de tráfico.

"Cuando entro al pabellón siento dolor, pero en diez años será alegría", asiente Roger, su hermano pequeño e inseparable compañero de vida y de 'stick'.

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acsensi / Anna Mas

Arnau Segura

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Cuando Roger (1996) abrió los ojos, Alexandre (1993) ya blandía un 'stick'. "Mis primeros recuerdos son con él. Haciendo cabañas o jugando a hockey en el garaje. Recuerdo dos porterías, dos 'sticks' y romper fluorescentes. Una vez fuimos a la tienda a comprar un fluorescente para instalarlo nosotros antes de que nuestros padres vieran que se había roto, para que no nos regañaran como siempre. No sé de donde salió el dinero. Lo debimos robar de casa", sonríe Roger.

Siguiendo la estela del hermano, casi empezó antes a patinar que a andar: se calzó sus primeros patines a los dos años. Alexandre había empezado con tres o cuatro. "Supongo que quise probarlo para estar más con él, para ser como él. Recuerdo ir siempre detrás de él, seguirle. Era mi hermano mayor, mi único hermano, mi mejor amigo, y siempre era mi ídolo en todo, en el hockey y en la vida. Era más bueno, más alto, más rápido, más fuerte, y lo seguía adonde fuera para intentar igualarle, superarle. No por celos, sino puramente por la admiración que sentía por él", asiente. Recuerda el traqueteo de las maletas de hockey al andar por la acera junto a Alexandre, en el camino desde casa al pabellón de Caldes de Montbui (Barcelona): durante muchos años fue la banda sonora de la película. La infancia fue una película feliz.

El sueño de adolescencia

En la adolescencia, además de frecuentar las categorías inferiores de la selección española, soñaban juntos con llevar el Caldes a la OK Liga. "Era como nuestro sueño", reconoce Roger. Y el club conquistó la élite en el año 2015, tras enlazar dos ascensos con los hermanos Acsensi en la pista. "Él siempre había llevado el '7'. Y yo también, porque siempre le he copiado. En el primer equipo pasé al '77' porque el '7' lo llevaba él", cuenta. Este es el octavo curso seguido en la OK Liga para la ciudad, de 18.000 habitantes.

Habla de Alexandre alternando el presente y el pasado, por la dificultad de asumir la realidad: Alexandre, el capitán del Caldes, murió en un accidente de coche el 4 del diciembre, a los 29 años y horas después de un triunfo en Sant Cugat del Vallés. Con la voz agrietada, sigue: "Ahora se me hace muy extraño todo. Entrar aquí sin él se me hace muy duro. Son muchos recuerdos, toda una vida aquí". Roger había dejado el hockey a principios de octubre, para centrarse en completar sus estudios de Medicina, pero el día 22 volvió al pabellón para homenajear a Alexandre, vestido de corto.

"Para no ponerle presión a Eduard, el entrenador, porque yo llevaba dos meses sin entrenar, le dije que yo me ponía en el banquillo para animar, para ser uno más, y si no jugaba no pasaba nada. 'Si no me sacas ni un segundo no pasa nada. A mi no me importa'. Yo solo quería ponerme la camiseta de Alexandre, nada más". Esperaban una goleada, por el estado anímico del equipo y por el rival, pero el partido acabó en empate a cinco, con Roger en la pista. Es el primer partido del Caldes contra el Barça en la OK Liga que no acaba en derrota. El Barça no había cedido ni un punto esta temporada.

Los aplausos

Saltó a la pista en el último segundo, entre emocionados aplausos: "Fue muy bonito. El equipo hizo un partidazo, un esfuerzo titánico, brutal, increíble, y salió todo perfecto. Es más que un punto para el equipo y para mí. Todo el mundo lo recordará como un homenaje muy bonito a Alexandre. Quizás es muy estúpido, porque no es nada, pero para mí jugar un segundo fue muy simbólico. Siempre me quedaré con que jugué un segundo con su camiseta". "Por un segundo tuve el '7'", sonríe. Suspira. "En nuestro último partido juntos empatamos contra el Barça, el mejor equipo del mundo. Es y será algo histórico para el club, el pueblo y la familia", asegura. Al final lloró.

"Están siendo unos días muy duros, horribles. Creo que están siendo los peores días de mi vida, y creo que lo serán siempre porque no te puede pasar algo más duro, pero ese día me fui a casa con una sonrisa en la cara", confiesa. "Nunca puedes decir nunca, pero creo que ya no volveré a jugar a hockey. Y acabar así mi carrera deportiva es precioso", enfatiza antes de decir que Alexandre iba a dejar el hockey al final de la presente temporada: "Porque sin estar los dos juntos tenía menos sentido. Desde que lo dejé siempre me decía que viniera algún dia a entrenar, que era más aburrido sin mí". Habla justo delante de la camiseta de su hermano.

El pabellón y la camiseta

De vez en cuando la toca. La guardará en su casa, enmarcada. Desde lo alto del pabellón observa la escena otra camiseta con el nombre de Alexandre y con el '7', colgada el día 22. La descubrió el propio Roger, tras el empate con el Barça: "Muchas veces bromeábamos con que éramos unos ídolos en Caldes y con si algún día colgarían nuestra camiseta aquí. Era un sueño, pero es muy porque lo ha logrado por una desgracia, y no por lo que queríamos. Ahora cuando entro aquí y la veo siento mucho dolor y tristeza. Pero en diez años, si tengo hijos y hacen hockey, cuando entre al pabellón será orgullo, alegría de que esté aquí con nosotros. Será eterno".

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