Final de la Champions

Liverpool-Real Madrid: El caos de Klopp ante la calma de Ancelotti

El entrenador del Liverpool anuncia un partido directo, mientras el del Real Madrid quiere masticar la final con la pelota en los pies. Inquieta el estado del césped, que fue replantado esta semana y está irregular.

El Real Madrid se entrena en el Stade de France en el que se jugará la final de la Champions.

El Real Madrid se entrena en el Stade de France en el que se jugará la final de la Champions. / @realmadrid

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Destila esta final de París, más allá del aroma bohemio de Montmartre o el bulevar de Saint-Germain, cierto empaque geopolítico. Aterriza el Real Madrid en su ¡17ª final! de Copa de Europa para medirse a un Liverpool que mezcla la esencia futbolística inglesa con la eficiencia táctica alemana. No es casualidad que los últimos tres títulos de Champions fueran ganados por técnicos germanos (Tuchel, Flick y Klopp). Así que este Madrid de Ancelotti abandera la resistencia latina ante el vigor económico de la Premier y el poderío estratégico teutón. Y lo hace con un Carletto que suma a la inteligencia emocional que aprendió de Sacchi el peso de la camiseta más aristocrática de Europa: la del Madrid. Los blancos encadenan siete finales ganadas seguidas desde que cayeron en 1981 precisamente ante el Liverpool con gol de Alan Kennedy. Desde entonces el Madrid no juega finales, las gana.

El partido escenificará además un choque de estilos con propuestas que rompen cualquier tópico: El caos germano desafiará a la calma latina. El mundo al revés. El ímpetu suicida corre por cuenta de Klopp, con su estilo del Gegenpressing, ante la pericia estratégica de Ancelotti. El alemán tratará de llevar la final a un escenario descontrolado para rentabilizar los errores del Madrid, mientras Carletto quiere masticar el partido con el balón en los pies para diluir la efervescencia red con inteligencia en la medular y eficiencia en las áreas. “Queremos hacer nuestro partido. Si jugamos a lo nuestro somos difíciles de superar. Si hacemos eso y jugamos con confianza, mejor. Pero el Madrid tiene mucha confianza y la confianza es importante en el fútbol”, advertía Kloop.

La confianza es el pilar inquebrantable de este Madrid que nunca arroja la toalla. Modric lo retrataba con naturalidad: “Este sábado comeré y me echaré la siesta, como siempre”. Y es que jugar finales, será su quinta de Champions o la sexta de Kroos, es rutina habitual en los blancos.

 

Valverde por Rodrygo

Ancelotti apuntalará la medular madridista con Valverde, dejando a Rodrygo y Camavinga como revulsivos para la segunda parte del partido. “Nuestro equipo tiene compromiso colectivo, calidad individual y jugadores que entran y marcan la diferencia. El Liverpool planteará un partido intenso y vertical. Es lo que quieren plantear ellos. Y lo otro, lo que queremos nosotros. Ahí estará e partido”, aventura Carlo. Confía el italiano en no tener que remontar, como ante PSG, Chelsea o City. Pero no sería un problema proponer una final a 120 minutos porque Pintus tiene al grupo engrasado.

El Liverpool, por su parte, llega con un expediente sobresaliente a París. Inauguraron la temporada el 14 de agosto y desde entonces han jugado todos los partidos posibles del calendario. Es decir, han alcanzado todas las finales. 63 partidos con solo tres derrotas (West Ham, Leicester e Inter). Todas por la mínima. Klopp dispondrá de Fabinho y de Thiago, los hombres que marcan en el mediocampo el ritmo del “fútbol heavy metal” que despliegan estos reds.

Además del título de Champions, también hay que cuestiones que dirimir a nivel particular. Mohamed Salah ya ha anunciado que quiere sacarse la espina de la derrota de 2018 en la final ante los blancos, en la que el delantero del Liverpool se marchó lesionado en el hombro tras caer en un forcejeo con Sergio Ramos. El egipcio se está jugando con Benzema, e incluso con su compañero Mané, el Balón de Oro, cuyo ganador se hará público en agosto. Karim, que suma ya 44 goles y 15 asistencias esta temporada, no ha perdido un segundo en hablar de ello. Y Mané está más pendiente de anunciar su marcha al Bayern en los días posteriores a esta final.

Otro aspecto que inquieta es el césped del Stade de France, cambiado esta misma semana y que parece que no estará en las mejores condiciones. Algo que ha generado recelo en un Klopp que sospecha que eso condicionará el juego en un choque que propondrá a galope tendido. Nadie tiene tanto hambre como este Liverpool ni tiene tanta confianza como este Madrid. Lo de París es mucho más que un partido, incluso mucho más que una final...