El Atlético vuelve a ganar en su visita a Granada

Después del empate en la última jornada ante el Celta, se avivaron las esperanzas de los perseguidos ligueros del Atlético ante la perspectiva de la primera racha de malos resultados de los de Simeone. Nada más lejos de la realidad. El Atlético retomó el rumbo de la victoria en Granada, aunque volvió a encajar gol por quinto partido seguido y aunque se vio con empate ante un valiente Granada a un cuarto de hora del final. 

El equipo de Simeone demostró una propensión al juego combinativo impropia de su fama, con muchos minutos agradables al espectador y una ambición ofensiva esperanzadora . Pero la fachada del edificio no puede lucir sin unos cimientos sólidos, y el pilar sobre el que se erige el Atlético sigue siendo la defensa.

El Granada confió en hacer largo el partido, castigado por las bajas y, aunque sea inconscientemente, con una parte de la cabeza puesta ya en la eliminatoria europea ante el Nápoles que arranca el jueves. Lo consiguió durante el primer tiempo, aunque las ocasiones ya eran rojiblancas y el partido tendía a victoria visitante. 

Ataques y goles

El segundo periodo empezó con un remate de Luis Suárez al larguero, pero el regreso a la línea defensiva de cuatro integrantes permitió un crecimiento granadinista que propició un intercambio de golpes en el que el Atlético tuvo más espacios que en toda la primera parte. 

Tuvo más ocasiones un espléndido Luis Suárez, pero el gol llegó poco después de la hora de partido gracias a Marcos Llorente. El antiguo medio centro que no encontró su sitio en el Madrid de Zidane se ha convertido en un atacante determinante para el Atlético de un Simeone que, lo mueve de posición a posición, pero nunca prescinde del madrileño. 

No había chutado a puerta el Granada en más de una hora de partido, pero apenas dejó pasar unos instantes antes de empatar el partido con un tiro de Yangel Herrera desviado. Llegaron entonces al imaginario colectivo rojiblanco los fantasmas, de nuevo sin poder dejar la portería a cero y ante la necesidad de hacer otro gol.  

De la misma forma que el empate del Granada llegó tras un rechace en la defensa rival, Koke empezó a manejar los ataques rojiblancos y llegó un disparo errático de Correa que, después de rebotar en el pie de Vallejo, se convirtió en el gol de la victoria.