PREGUNTAS CON HISTORIA (VI)

El día menos pensado

undefined53090209 roger milla200410184253

undefined53090209 roger milla200410184253 / periodico

Alejandro García

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Mundial de Estados Unidos 1994 fue otra cita de amargos recuerdos para una generación de niños españoles, en los que ahora se entremezcla la nostalgia de las vacaciones infantiles con la imagen de Luis Enrique sangrando tras el codazo de Tassotti.

Pero en el imaginario colectivo de aquella cita icónica de la década, entre la profusión del chándal de colores impactantes y los peinados desaliñados, también quedaron imágenes imborrables: la de la desgracia con el gol en propia puerta del colombiano Escobar (que luego terminó asesinado) o la de la cita para la historia con el abrazo entre el ruso Oleg Salenko y el camerunés Roger Milla, dos inesperados héroes que conservan aún hoy su nombre en el libro de récords de los Mundiales. 

Un 28 de junio en San Francisco, al mediodía, el interés ante un partido de la tercera jornada de la fase de grupos, con Rusia y Camerún en busca de una goleada milagrosa para evitar una eliminación casi sellada, estaba diluido entre los que atendían al aperitivo y los que miraban al partido de Brasil, a la sazón campeón con Romario y Bebeto para compensar el cemento armado de su centro del campo, a la misma hora en Detroit. 

Goleada histórica

Los africanos no plantaron cara ante aquella gran Rusia que se quedó en el camino, con Cherchesov, Karpin, Onopko, Korneiev o Radchenko, además de un Salenko que ya había sumado tres goles al descanso y que caminaba hacía una marca, nunca más igualada, de cinco en un partido mundialista. Sucedió dos días después de firmar su nuevo contrato como nuevo jugador del Valencia, aún con 24 años, después de deslumbrar con 23 goles en 47 partidos con el Logroñés. 

El partido terminó 6-1, una goleada que permitió soñar infructuosamente a Rusia con una clasificación que nunca llegó tras la resolución del resto de grupos. Lo inimaginable era que el solitario gol de Camerún también entraría en la historia. 

El delantero Roger Milla se había convertido en un mito inmortal del fútbol en el Mundial de Italia 90, con su característico baile de celebración después de cada una de las cuatro veces que consiguió marcar ese verano al frente de un equipo que demostró ante el mundo que África también podía competir ante los mejores, pasaron a la historia como los leones indomables.

Cuatro años después, en Estados Unidos, Milla no fue titular en ninguno de los tres partidos y apenas había jugado media ante Brasil en la derrota de la segunda jornada. El 3-0 al descanso a favor de Rusia, aún con las quejas justificadas ante el árbitro, convertía en remotas las opciones camerunesas en el último partido mundialista del mito camerunés. Roger Milla entró para la segunda parte y, un minuto después, volvió a bailar. Se convirtió en el jugador más veterano en marcar un gol en un Mundial con 42 años y 39 días.

La siguiente pregunta

¿Contra quién se enfrentó el Alavés en cuartos de final de la Copa de la UEFA en la edición de 2001 en la que llegó a la final? La respuesta aquí.