«¡Cuenten conmigo!»

A Pep Guardiola apenas se le oía la voz. A los compañeros y amigos de Villa tampoco. Nunca una victoria tan fácil (0-4) ni un pase a la final de un Mundial de clubs habrá sido tan poco celebrado. A esa hora, elGuaje, un jugador que se ha integrado perfectamente en el tejido del vestuario, estaba en un hospital japonés siendo sometido a diversas pruebas médicas para confirmar lo peor. Lo que ya se sabía. Que su tibia izquierda se había fracturado.

Justo ahora, cuando Villa volvía a disfrutar de la titularidad, una«fatalidad», como lo definió el seleccionador español Vicente del Bosque lo enviaba a casa con la pierna izquierda inmovilizada y el alma destrozada.

«Te deja mal el cuerpo, sin alegría, sin nada», aseguró también Guardiola, a quien la desgracia no le deja vivir tranquilo en ningún momento del curso. En marzo, fue el tumor en el hígado de Abidal. En noviembre, la operación de la glándula parótida de Tito Vilanova, su ayudante. Y ahora Villa se fractura la tibia.

«Un poco de sensibilidad»

A Guardiola no solo no se le oía apenas sino que también tenía poquísimas ganas de hablar. Ni del partido casi.«Estamos satisfechos pese al mal cuerpo que tenemos todos», dijo el técnico. Ni analizó al Santos, el rival que tendrá el domingo en la final.«Aún no lo he visto, lo estudiaré a partir de ahora», dijo el técnico con poco ánimo. Obviamente, cuando le preguntaron por las soluciones que deberá buscar en la plantilla para paliar la baja de Villa, tampoco quiso encontrar respuestas.«Un poco de sensibilidad», vino a pedir Guardiola a los periodistas, recordando que «hay un chico que tiene que irse a Barcelona para ser operado de una grave lesión». Ese chico o hombre (30 años acaba de cumplir el pasado 3 de diciembre) estaba en ese instante siendo examinado por los médicos.«Ha sido un palo muy duro, seguro que llegará a la Eurocopa», dijo Puyol, uno de los primeros que fue a animarle, junto a Busquets y Pedro. El desfile de sus compañeros era constante cuando volvió al hotel en silla de ruedas, guiada por el doctor Ricard Pruna

El Guaje salió en autobús camino del estadio feliz porque había recuperado la titularidad y volvió al hotel en silla de ruedas, con la pierna izquierda inmovilizada. Subió al salón donde el equipo estaba cenando y charló con Pep -«David es un jugador muy querido y muy sensible», dijo el técnico-, y con Zubizarreta. Más tranquilo, Villa dejó ya en tuiter una señal para el optimismo:«Me voy a recuperar lo antes posible pensando en jugar la final de Múnich (sé que mis compañeros me llevarán a ella) y la Eurocopa. Voy a trabajar duro para ello. ¡Que cuenten conmigo!».ElGuajeya ha empezado a volver.