Casado con la exmujer de Bezos

Dan Jewett, de profesor a cooperador necesario para donar 57.000 millones

El marido de MacKenzie Scott le ayudará a desprenderse de su fabulosa fortuna

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Núria Marrón

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Se dice pronto, pero desde que en marzo se casó con MacKenzie Scott –la fortuna número 22 del mundo tras su divorcio con Jeff Bezos, Dan Jewett ha pasado de ser profesor de ciencias de secundaria a cooperador necesario en la donación de 57.000 millones de dólares. No hay errores en la cifra. Tal es el monto que los directorios de grandes fortunas atribuyen a Scott y tal es la cifra que ella dice que destinará a causas solidarias. En un año, la nueva jefa de la megafilantropía ya ha donado 6.000 millones. Y a este ritmo, si no más endiablado, seguirá «hasta que la caja esté vacía». En adelante, Jewett será el socio de su mujer en este cometido.

Profesor de Ciencias

El que fue profesor de Ciencias en Lakeside School –el centro de élite de Seattle al que acuden los cuatro hijos del matrimonio y al que también fue Bill Gates– ya no figura en el directorio de docentes del instituto. Por lo que se da por hecho que el hombre, de 46 años y casado anteriormente con una diseñadora de interiores, ya está en casa con su mujer, de 50, deliberando dónde destinarán los siguientes mil millones. Suena a chiste, pero es una descripción bastante literal de lo que ha sido el trajín milmillonario de donaciones de Scott en el último año.

Mientras su exmarido se dedicaba a comprar yates de 500 millones y a agrandar su fama de gran villano, Scott y su nueva pareja han rastreando causas y entidades afines y han dado un nuevo giro de guion en la filantropía milmillonaria al reorientar el foco hacia las organizaciones de base: bancos de alimentos, colegios y universidades de tradición afroamericana, y colectivos ecologistas, de mujeres, lgtbi y antirracistas. En un colegio comunitario de Nebraska, por ejemplo, no se podían creer la donación de 15 millones de dólares que habían recibido de una tal señora Scott que afirmaba conocer su obra y confiar plenamente en su gestión. Y cuentan que la persona de la YMCA (organización dedicada a eliminar el racismo y empoderar a las mujeres) de Charlotte con la que contactaron se puso a llorar al saber que iban a disponer de un extra de 18 millones de dólares. Las entidades, claro, están agradeciendo al cielo el festín de millones, lo que no deja de abundar en el creciente debate sobre lo problemático que es que milmillonarios abonados a la ingeniería financiera acaben diseñando la política social, ante el apagón del Estado, en función de sus gustos e intereses.

Presentación en sociedad

De momento, en el colegio de Jewett, sus antiguos compañeros guardan silencio sepulcral sobre este profesor «nerd y disciplinado», como lo ha definido algún excolega que ha roto el voto de silencio para desmentir que sea un cazafortunas en busca de una orgía de placeres decadentes. Licenciado en la Eastern University, una organización cristiana conocida por su compromiso social, Jewett, crecido en Maine, ha dedicado su vida laboral a la docencia y anteriormente había trabajado antes en un instituto de Pensilvania donde también dejó un grato recuerdo. Ahora, su presentación en sociedad no deja de tener su qué: «Es extraño escribir una carta anunciando que planeo regalar la mayor parte de mi riqueza, ya que nunca he intentado reunir la necesaria para sentir que decir algo así podría tener un significado particular».

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