Alimentación

La ley contra el desperdicio alimentario inicia (por segunda vez) el trámite en el Congreso

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El pódcast de El Periódico | La bestialidad del desperdicio alimentario

Nevera con productos con descuentos porque la fecha de caducidad está próxima. Fotografía de Ferran Nadeu

Nevera con productos con descuentos porque la fecha de caducidad está próxima. Fotografía de Ferran Nadeu / FERRAN NADEU

María Jesús Ibáñez

María Jesús Ibáñez

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El Congreso de los Diputados va a debatir este jueves una nueva versión de la ley de prevención del desperdicio alimentario, una norma que inició su andadura como iniciativa legislativa popular (ILP) la pasada legislatura y que quedó aparcada por el adelanto de las elecciones generales. La Cámara Baja votará ahora la avocación del texto, con lo que este podría ser llevado a votación en los próximos plenos, entre este mismo mes de marzo o principios de abril. La previsión es que, una vez superado el trámite parlamentario, la ley entre en vigor el 2 de enero de 2025.

La propuesta que impulsa el Ministerio de Agricultura y Alimentación contempla sanciones de hasta medio millón de euros en los casos de infracción más grave para las empresas que no reaprovechen los alimentos e incluye dos obligaciones: que los agentes implicados en la cadena alimentaria dispongan de un plan de prevención de pérdidas y desperdicio y que las grandes compañías que estén en contacto directo con los consumidores firmen convenios con entidades sin ánimo de lucro para la donación de los excedentes. En caso de que los alimentos excedentarios no puedan destinarse al consumo humano, deberán ir, por este orden, a alimentación animal o a la generación de abonos orgánicos y producción de energía.

En la actualidad, un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaban en la basura. En 2020, las estimaciones del Ministerio de Agricultura hablaban de un despilfarro en los hogares de 1,4 kilos de alimentos a la semana. Las frutas, las hortalizas y los lácteos representaban la mitad de los productos frescos que acababan en la basura sin ser consumidos, mientras que entre los alimentos ya preparados o cocinados, las sopas y cremas, las legumbres y los cocidos eran los que más se desperdiciaban. El mismo análisis reflejaba también un dato que no por obvio deja de ser llamativa: en verano se tira mucha más comida que en otras épocas del año.

Pero no solo en los hogares recae el peso del derroche de alimentos. La ley que va a debatir el Congreso, de hecho, se centra bastante más en las cadenas de distribución y pequeños minoristas y en los establecimientos de restauración, que son las áreas en las que ahora mismo hay más problemas de reaprovechamiento de alimentos. Y eso que entre el campo y las granjas y el punto de venta se pierde un 14% de la cantidad producida, según datos de la FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU. Hay medidas en esta ley que eran ya conocidas, como la de que los restaurantes deberán ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevarse a sus casas los restos de comida que no haya consumido. En este caso, apostilla el texto propuesto por Agricultura, "para ello se emplearán envases aptos para el uso alimentario, reutilizables, o fácilmente reciclables", desechando, en la medida de lo posible, los de plástico de un solo uso.

"En el caso de los establecimientos de comercio al por menor -prosigue la propuesta legal-, se tendrá que disponer de líneas de venta con productos 'feos', 'imperfectos' o 'poco estéticos', promover el consumo de los productos de temporada, los de proximidad, los ecológicos y los ambientalmente sostenibles e incorporar y mejorar la información sobre el aprovechamiento de los alimentos".

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