Alimentación

La crisis de precios de los alimentos impulsa las comidas de plato único

Las elaboraciones más afectadas son las sopas, las cremas y purés. En contrapartida, los platos de carne, los de verduras y los de huevos son los que mejor resisten

Cada español gasta una media de 1.000 euros al año en comer (y beber) fuera de casa

Una mujer se dispone a degustar una ensalada, como plato único de su comida.

Una mujer se dispone a degustar una ensalada, como plato único de su comida. / El Periódico

María Jesús Ibáñez

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Una ensalada, un plato de pasta o una pieza de carne con guarnición. Cuando los precios aprietan y el presupuesto familiar es ajustado, una de las maneras más sencillas (y rápidas) de apretarse el cinturón es modificando los hábitos alimentarios. Comer un plato único, por ejemplo. La mitad de las comidas que se realizan a mediodía durante la semana son ya de un único plato, tanto en casa como fuera, constata el 'Informe del Consumo Alimentario en España', que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y que, en su última edición, analiza datos correspondientes a 2022, un año en el que la subida del IPC había empezado ya a ensañarse en el sector de la alimentación. La cifra supone un incremento del 6,7% respecto al año anterior. En el caso de las cenas, siete de cada 10 ingestas de entre semana son también de plato único, un 1,2% más que en 2021.

Y aunque la mayoría de las personas que se han sumado a esta tendencia -un 40%- alegan que lo hacen por "comodidad o para ir más rápido", lo cierto es que crece el porcentaje de las que admiten que comen un solo plato "como método de ahorro ante la subida de precios", señala el documento. "Es un comportamiento totalmente justificable, entre otras razones, porque los consumidores son cada vez más racionales y tratan de anticiparse a lo que pueda llegar, en un entorno que ahora está lleno de informaciones sobre crisis, subidas del IPC y salarios que sufren pérdidas", argumenta Emilio Vizuete, profesor en la facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona (UB).

La crisis económica de 2008, añade Vizuete, "hizo a los españoles más sensibles ante los precios". "En un momento en que ser mileurista es algo ya muy habitual, una parte importante de la población se guía exclusivamente por el precio y compra sobre todo marcas de distribuidor [o marcas blancas] y aprovecha las ofertas", prosigue el profesor, especialista en el estudio del comportamiento de los consumidores.

Además, agrega por su parte Carles Torrecilla, profesor de Márqueting en Esade, "la situación geopolítica ha hecho que los alimentos que vienen de países más lejanos, muchos ya procesados o más industrializados, se hayan encarecido y eso ha hecho que mucha gente haya hecho un cambio hacia los productos de proximidad". La consecuencia más inmediata de esto es que "la gente ha vuelto a cocinar, pero al no disponer de tanto tiempo como se tenía antes, han simplificado las comidas con un plato único".

El efecto más directo del fenómeno del plato único es que el número de platos consumidos en casa disminuyó el año pasado un 4,6% respecto al ejercicio anterior y que se compraron un 6,6% menos de alimentos, lo que supuso una ingesta por persona de 698,5 kilos. Sin embargo, el aumento de los precios implicó un incremento del gasto per cápita del 3,5% con respecto a 2021, el equivalente a 87,36 euros más gastados por individuo, suponiendo un gasto medio total aproximado de 2.582,09 euros por persona y año.

Menos sopas y más embutidos

Las elaboraciones culinarias más afectadas fueron las sopas, las cremas y purés, las preparaciones con pescado como base y los que incorporan harinas (normalmente a través de salsas o rebozados). En contrapartida, el informe del ministerio detecta que los platos de carne, los de verduras y los de huevos "son los que más resisten". "Es importante destacar -agregan los autores del estudio- como la tendencia del plato único puede llegar a afectar a diferentes recetas: sobre todo las ensaladas o platos de cuchara". De ser un entrante (o en el caso de las primeras, también un acompañamiento), ambos han pasado a ser plato principal, con lo que se han enriquecido y diversificado en ingredientes. Y en nutrientes.

En un momento en que el consumo de alimentos en los hogares se reduce, solo los platos con las patatas como base y los embutidos crecieron el año pasado. Los primeros se consumieron en un 7,5% más de ocasiones que en 2021, mientras que los segundos aumentaron un 5,7%. El resto experimentaron caídas de entre el 2,1% y el 8,7%. "Las lentejas, la pasta y el lomo son los platos que ganan más relevancia en el consumo dentro de casa".

Cambios en los modos de cocinar

La crisis está afectando también a cómo se cocina. Y así, el horno es el modo de preparación que más afectado se ha visto, posiblemente por su alto gasto energético. La plancha y los alimentos fríos o sin cocinar se llevan la palma en las cocinas españolas. La primera se usa para el 36,3% de las elaboraciones y los segundos representan el 30,8% de los platos que se consumen. Les sigue, muy de cerca, los alimentos hervidos y cocinados al vapor, con un 29,6%. El estudio atribuye la utilización de estos métodos culinarios sobre todo a "la búsqueda de practicidad y ahorro de tiempo".

Con todo, la cesta de la compra de los españoles sigue habiendo prevalencia de frutas, hortalizas y patatas frescas, leche y derivados lácteos, que representaron el 42,4% del volumen de la alimentación consumida en 2022. La reducción de la ingesta per cápita incidió en casi todas las categorías, pero especialmente en estos alimentos frescos como frutas, hortalizas y patatas frescas, además de en carnes y pescados. También se observó una reducción por encima del promedio alimentario del consumo de varios productos de alimentación seca como azúcar, harinas y sémolas o aceite, así como de vino en el caso de las bebidas. 

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