Agricultura

La vendimia empieza en Catalunya con una previsión de cosecha hasta un 30% menor a la del año pasado

El vino del Penedès languidece tras dos años de sequía y con previsión de perder la mitad de la cosecha

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La vendimia empieza en Catalunya con una previsión de cosecha hasta un 30% menor a la del año pasado

La vendimia empieza en Catalunya con una previsión de cosecha hasta un 30% menor a la del año pasado / Manu Mitru

Paula Clemente

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Son varias las asociaciones agrarias que lo han alertado a lo largo del verano: la sequía amenaza con recortar drásticamente y por segundo año consecutivo la producción de vino en según qué zonas de Catalunya. Lo hizo en junio la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC), que habló de una caída media del 60% y de la posibilidad de perder el 80% de la uva en las comarcas del Penedès (Barcelona y Tarragona) y de l'Alt Camp (Tarragona). También la Associació Agrària de Joves Agricultors (ASAJA) advirtió en julio de que en el Penedès se veía peligrar, efectivamente, el 80% de la cosecha. Ahora, con la vendimia oficialmente empezada, también la DO Catalunya ha lanzado su aviso: con los primeros trabajos ya en marcha, la cosecha del 2023 podría ser entre un 25% y un 30% inferior a la del 2022 en la comunidad. Y hay que tener en cuenta que, entonces, ya fue un 15% menor.

Lo fue, sobre todo, por el descenso del lado del cava (de un 10% aproximadamente, según fuentes del sector), que es la denominación de origen (DO) que más produce en Catalunya, pero también por la caída en la producción de vino tranquilo de la decena de DOs que trabajan en la comunidad. La mayor, precisamente, la DO Catalunya, que cerró la temporada con 43.800 toneladas de uva, un 3% menos.

"Pese a que la vendimia 2023 en la DO Catalunya se ha iniciado hace pocos días y en estos momentos supone un 13% de la cosecha anterior, ya es un hecho que la sequía acumulada durante más de 2 años ha incidido negativamente en el desarrollo vegetativo de las cepas", aseguran los responsables de esta denominación de origen. "Esta menor superficie foliar, unida a la sequía persistente, nos llevan a hacer unas estimaciones de producción de uva claramente a la baja", explican.

ASAJA concretaba la semana pasada que la variedad 'chardonnay' estaba dando solo un 10% de rendimiento en las comarcas centrales del Penedès, y la 'pinot noir', un 20%. Este martes, el viticultor y portavoz de esta asociación Jordi Bolet añade a esta lista unas uvas 'macabeu' y 'xarel·lo' de las que solo se está pudiendo aprovechar entre el 35% y el 10%. "Son casos puntuales los que llegan al 50% [de rendimiento]", lamenta.

Los principales obstáculos, según este profesional del campo, son tanto la falta de agua de este año como los problemas que arrastra la viña después de la mala campaña del año previo. "Al no tener agua suficiente, la planta no puede seguir su ciclo", explica Bolet. "El año pasado aún tenía un grueso considerable como para podar y que creciera con más fuerza, este año está muy delgada y no se puede", explica este viticultor, que no ve un horizonte en que caiga el agua suficiente como para reaviviar o, como poco, mantener la viña.

Su relato corresponde sobre todo a la zona del Penedès, pero, según el análisis que acaba de publicar la DO Catalunya, no es la única. De acuerdo con su experiencia y la información que manejan, la sequía y la consecuente caída de la producción tendrá especial incidencia en las zonas del Empordà y en buena parte del Camp de Tarragona. Hay, de todos modos, alguna excepción: en áreas como Terra Alta (también Tarragona), donde la lluvia ha sido "más generosa" y donde "el regadío está más extendido", se espera una producción que, en el mejor de los casos, podría llegar a ser superior a la del año pasado.

Incluso así, Catalunya es de las comunidades con peores perspectivas: diferentes organizaciones agrarias han ido lanzando previsiones en las últimas semanas que dibujan un mapa con caídas que oscilan entre el 15% y el 20% en Aragón, o en torno al 12% en Castilla-La Mancha, pero también con viento a favor en La Rioja o Galicia. En cualquier caso, la previsión de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha para el conjunto de España es que se produzcan 36 millones de hectolitros de vino y mosto, un 12% menos de los 41 que se lograron en 2022.

Ayudas para el regadío

En este sentido, y teniendo en cuenta que todo apunta que estas condiciones climáticas persistirán, parte de la solución se deposita en el regadío o en otros mecanismos que permitan llevar agua al campo de forma artificial. De ahí que casi cualquier asociación que represente al tejido agrícola lleve meses pidiendo ayudas. "Apostar por el riego tiene un coste, y una cosa es hacerlo cuando las viñas están en condiciones y la otra es afrontar ese gasto después de dos años malos", apunta Jordi Bolet. "Hacen falta ayudas directas", reclamaba también a principios de verano la FCAC. "Nos encontramos ante una campaña muy difícil, con una caída histórica de la producción y posibles consecuencias nefastas para el sector, como el abandono de tierras o la falta de viabilidad de las empresas", ahondaba el responsable de vino y cava de esta federación de cooperativas, Joan Josep Raventós.

Porque, además, "la ola de calor que estamos sufriendo estos días favorecerá una mayor deshidratación de la uva en aquellas viñas sin acceso al riego y, consecuentemente, podría contribuir a una reducción de la producción todavía mayor", alertan desde la DO Catalunya. "Otra posible consecuencia será sobre el ritmo de recolección, que probablemente se verá incrementado con una actividad dentro del mes de agosto mayor a la habitual", añaden.

La buena noticia es que, tal como ocurrió el año pasado, de momento los problemas se concentran en la sequía: es decir, que no ha habido una "incidencia destacable" de plagas o enfermedades. "El estado sanitario de la uva es muy bueno, y eso apunta a una producción de calidad", concluyen.