Vendimiar en pleno cambio climático

Bodegas del Penedès adelantan hasta 10 días el inicio de una cosecha que será un 30% menos abundante pero "excelente"

Son las cinco de la madrugada y en la finca de Torelló ya ha empezado la vendimia

El calor y la sequía obligan a recoger la uva de noche y días antes de lo que era habitual

EL PERIÓDICO vive una jornada entre cepas para conocer los cambios que afronta el sector del vino en el Penedès

Textos: Eduardo López Alonso
Imágenes: Manu Mitru / Videolab
Infografías: Ricard Gràcia

En la comarca del Penedès, en la cara norte del Ordal, la vendimia está en marcha antes de que amanezca. Con la ayuda de la potente luz de linternas, una veintena de temporeros expertos agrupan los racimos en cubos y llenan el remolque del tractor a buen ritmo en la finca de los Torelló. La temperatura en estos momentos es agradable, en torno a unos frescos 22 grados, mientras en la cercana Barcelona se mantiene por encima de los 26. En pocas horas, el termómetro marcará cerca de 35 grados. La noche de verano del Penedès es muestra del cambio climático que angustia cada vez más. La vendimia se ha adelantado por el calor y si hace apenas 10 años se iniciaba en septiembre, este año finalizará antes de que acabe agosto en algunas zonas. La vendimia se ha acelerado en toda España hasta 10 días, aunque se prolongará durante el próximo mes en algunas zonas.

Pese a las últimas lluvias, las tierras del Penedès siguen cuarteadas tras la sequía veraniega. Los productores de la comarca catalana de mayor prestigio vitivinícola de España prevén este año entre un 20% y un 30% menos de producción por las escasas lluvias. En algunas fincas, llega al 50%. La recolección ha empezado entre cinco y 10 días antes de la media de los últimos cinco años.

Los expertos detectan que con la sequía los vinos tienden a tener mayor graduación alcohólica y menos acidez, la maduración se acelera con noches cálidas y se registra un incremento de azúcares. Como consecuencia, los expertos del Incavi (Institut Català de la Vinya i el Vi) reconocen que se pueden generar «sabores y aromas atípicos en la uva y el vino».

La recolección nocturna que protagonizan algunas fincas es un remedio y se aplica especialmente en zonas que buscan la elaboración de vinos y espumosos de alta gama, destinados al envejecimiento en barrica o en botella. Tras la plaga del hongo mildiu del 2020, la campaña actual presenta una uva que roza lo excepcional y la recuperación del consumo hace prever buenos resultados económicos para las firmas de vino y espumosos catalanes.

El siguiente vídeo muestra cómo se vendimia de noche y cómo la crisis climática ha adelantado la cosecha

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Tan solo las huellas y excrementos de las piaras de jabalís evidencian la plaga más temida este año. La instalación de pastores eléctricos intenta evitar el acceso a las plantaciones de los puercos salvajes, capaces de zamparse 500 kilos de uva en una aciaga noche, asegura Paco de la Rosa, enólogo y responsable de ventas de las cavas Torelló. Su hermano Toni, el responsable de números y estrategias, reconoce que en su caso la vendimia se ha adelantado unos seis días, tras cuatro olas de calor muy severas: «Recolectar de noche nos permite también proteger la salud de los vendimiadores y es también un ahorro al no necesitar tanta energía para enfriar la uva antes del proceso de prensado inmediato tras la recolección», explica. Paco también resalta que recolectar la fruta de noche permite preservar aromas y respetar el mosto.

Xoán Elorduy, responsable de viticultura y enología del Incavi, resalta la necesidad de diferenciar el impacto de la climatología del cambio climático, pero admite que este último «impacta e impactará cada vez más en el futuro». «Es necesario adaptarse a este cambio climático y valorar bien las prácticas en el campo. Por ejemplo, ya no conviene la práctica habitual de ‘destapar’ las vides (eliminar hojas), ya que con el alza de las temperaturas el que haya más hojas puede beneficiar a la planta».

En las fincas de Corpinnat respiran optimismo tras un terrible 2020 de restaurantes cerrados y desplome de ventas. Los caldos escindidos de la denominación de origen cava en el 2018 refuerzan su apuesta por productos ecológicos y procesos manuales de recolección, entre los que destacan estos trabajos nocturnos.

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Los productores de Corpinnat y sus técnicas ecológicas y manuales son minoría entre los que embotellan espumosos del Penedès, ya que los cavas de Freixenet, Codorníu y Jaume Serra, por ejemplo, suponen más del 80% del mercado de espumosos. Para las fincas de Corpinnat, la exportación alcanza el 20% de la producción de botellas. En la denominación de origen cava, la exportación supone el 70% y agrupa a 349 bodegas y 6.200 viticultores, frente a la decena de bodegas de Corpinnat. Pero las explotaciones ecológicas son tendencia, y los de Corpinnat ganan prestigio y han logrado elevar los precios medios de venta (hasta más de 15 euros por botella). Andaluces, extremeños y africanos residentes en la comarca se encargan de la recolección manual de uva en Torelló y Llopart. En el 90% de las fincas del Penedès la vendimia se hace con ayuda de maquinaria, por lo que la necesidad de vendimiadores se reduce al menos a la mitad. La salida del sol es preludio de endurecimiento de las condiciones de trabajo.

El 90% del las fincas del Penedès han mecanizado la vendimia, lo que agiliza la recolección

Torelló y Llopart son ejemplo de explotaciones ecológicas que eliminan abonos y persiguen la elaboración de caldos «de guarda», capaces de mejorar con el tiempo tras un reposo controlado. Son fincas con 600 años de historia de familias que durante más de 20 generaciones han estado vinculadas a la producción de vino y espumosos. En el caso de la finca de Llopart, a casi 500 metros de altitud, la temperatura es algo más baja, cuestión crucial y que les ha permitido empezar la vendimia algo más tarde que otras fincas. La tradición familiar en Llopart se conjuga ahora con profesionalización de la gestión, reinversión y apertura cada vez mayor al enoturismo.

Jesi Llopart, responsable de márketing de las cavas Llopart y miembro de la familia propietaria, asegura que la cosecha será este año «excelente» en términos de calidad. Los ingresos han aumentado este año el 15% y prevén mantener ese ritmo al cierre del ejercicio pese a la caída del rendimiento del 30% de las vides por la persistente sequía durante la primavera y el verano.

El siguiente vídeo muestra la vendimia tradicional. ¿Cómo se elaboran los espumosos que llegan a nuestras mesas?

En opinión de Jesi Llopart el encarecimiento de la energía afecta de manera más relevante a las fincas que asumen el proceso completo de producción, con costes que se han incluso triplicado, asegura.

Damià Deas, gerente de Aecava (antiguo Institut del Cava), reconoce que la campaña actual será «excepcional» gracias al aumento de las ventas del 15%, aunque con mayores costes que en años anteriores. Aunque admite que los precios pagados al productor por la uva son bajos, asegura que están aumentando progresivamente: «Los precios pagados al productor tienden a subir y seguirán subiendo por el aumento del consumo y la escasez de producción. Si los precios de las botellas siguen aumentando el 15% cada año, la uva también se pagará mejor al productor», vaticina.

Deas opina que el gran cambio en el consumo en los últimos años es el mayor peso de la mujer en la demanda: «Sube el consumo de vinos blancos, rosados y espumosos y eso beneficiará al cava».

Desde el punto de vista de Deas como representante del sector, el cava es un sector prioritario para la economía y la exportación, con sus 260 millones de botellas producidas, al margen de que algunas marcas apuesten por productos de alto precio y segmentos de mercado de nicho, con producciones limitadas del orden de las 500.000 botellas al año, como es el caso de Llopart y Torelló. Todo apunta a que también los gigantes del sector apostarán más por productos de crianza en los próximos años.

La campaña 2022 se ha visto marcada por el alza de los costes. El kilo de uva se paga en Corpinnat a unos 75 céntimos, mientras que en otras zonas productoras de espumosos lo más habitual es de unos 35-40 céntimos, y en algunos casos hasta 15 céntimos en explotaciones extremeñas. Pero en Francia se paga a cinco euros, por lo que todavía queda mucho para mejorar, según Josep Marrugat, de Unió de Pagesos. El precio de coste se sitúa en torno a unos 40 euros el kilo, por lo que muchas explotaciones pequeñas tienen el futuro amenazado.

«Los precios son actualmente insuficientes para dar viabilidad a las explotaciones. La uva se debería retribuir adecuadamente al productor, especialmente en las uvas tintas, que actualmente tienen cotizaciones de entre 25 y 45 céntimos en Catalunya», explica Marrugat.

Según Xavier Bolet, vicepresidente de la asociación Asaja y también productor del Penedès, la viabilidad de las explotaciones pasa actualmente por el mayor trabajo de los propietarios.

«La uva ecológica se paga este año a 44 céntimos el kilo, y todo ello en un momento de incremento de los costes. Ha subido el carburante, pero también el precio del azufre necesario para el tratamiento preventivo de muchas explotaciones», explica. En el caso de las botellas, el precio ha aumentado un 60% en un año.

La inflación ha impactado de lleno en el sector: han subido el combustible, el azufre, las botellas de vidrio...

En el sector se teme que con precios bajos muchas pequeñas explotaciones familiares pasen dificultades y que incluso grandes bodegas prefieran arrendar sus tierras para minimizar costes.

Bolet considera que el problema más acuciante es la falta de relevo generacional. «Los propietarios de muchas fincas del Penedès tienen más de 70 años y sus descendientes consideran que el negocio familiar no es viable. En la práctica, la falta de relevo generacional amenaza los viñedos y no habrá solución si no sube lo que las embotelladoras pagan a los agricultores por la uva», opina.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Eduardo López Alonso
Imágenes: Manu Mitru / Videolab
Infografías: Ricard Gràcia
Coordinación: Rafa Julve