Cata Menor

Via Veneto, un libro biográfico para el restaurante donde pelan las naranjas en el aire

Fundado en 1967, camino de los 60 años, tiene al fin el gran libro de tapas rojas

Granja Elena: 50 años de éxito en la periferia de lo gastro

La entrada del restaurante Via Veneto

La entrada del restaurante Via Veneto / Pau Arenós

Pau Arenós

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Via Veneto es un restaurante con una longevidad milagrosa en una ciudad como Barcelona, liquidadora de infantes gastro. Un milagro no, pues no ha intercedido una autoridad divina, sino el genio mundano de la familia Monje. Es un milagro de las relaciones humanas.

Fundado en 1967, camino de los 60 años, tiene al fin el gran libro de tapas rojas que sigue a un olvidado –pero imprescindible– texto firmado en el 2008 por el doctor Francesc Casas.

La mesa para celebrar el libro de Via Veneto.

La mesa para celebrar el libro de Via Veneto. / Pau Arenós

El volumen recién estrenado lo escribe la periodista Trinitat Gilbert, lo fotografía Jordi Play y lo edita Planeta Gastro y el subtítulo es indiscutible: 'El gran restaurante de Barcelona'.

Porque lo es en el difícil equilibrio de conjugar tiempo y materia en un escenario que cambia sin que el comensal perciba totalmente las alteraciones.

IEl 'coulant' de espárragos de Via Veneto.

El 'coulant' de espárragos de Via Veneto. / Pau Arenós

Al frente de la cocina, David Andrés; de las salas, Javier Oliveira; de los vinos, José Martínez, que ha rescatado de ese búnker que es la bodega subterránea el Rioja Berberana de 1964, tinto de desmayada elegancia.

A la dirección, Pere Monje, y en el papel de patriarca amable, Josep Monje. Yo me hablo de usted con todos ellos. Es un restaurante que pide el usted y la voz baja.

El señor Monje (padre) dice con acierto a la hora de explicar su desempeño: “El árbol no debe de hacer demasiada sombra”. Parece un proverbio chino: que Pere no se vea atrapado por la herencia.

“La casa tiene alma”, dice el hijo. Escribí hace tiempo que es un restaurante de camareros y es un restaurante de clientes.

El señor Luis González y la técnica para pelar una naranja en Via Veneto.

El señor Luis González y la técnica para pelar una naranja en Via Veneto. / Pau Arenós

En la mesa que celebra la aparición del libro, tres portentos, obra de David Andrés, el chef con las zapatillas verdes: el ‘coulant’ de espárragos blancos con carbonara (extraordinario), la chuletita de lenguado a la milanesa y el Wellington versionado con pichón, ejemplo de cómo el ayer se incrusta en el presente.

Fin de fiesta con el último acto de un característico imprescindible en este establecimiento donde la palabra función cobra sentido: se jubila el señor Luis González, cuya habilidad para mondar naranjas en el aire es legendaria. Se retira el maestro del cuchillo largo y el cítrico. Via Veneto, su leyenda y su legado continúan.

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