Menú del día: Bar Celona, desde 1968 haciendo el bien en el Poble-sec

Será la cabeza que tiene uno pero diría que, hasta ahora, no había venido al Poble-sec a por un menú y publicarlo en esta sección. Frecuento suficientemente el barrio para desayunar y/o almorzar y, desde luego, para hacer el aperitivo, pero no se me había ocurrido aún dejar constancia en este rincón. Así pues, toca completar la cosa. Y como lo que me une al barrio es mucho más de lo que siempre me pienso, la visita de esta ocasión volvió a ser en compañía. La de mi estimadísimo Eduard Borrull, que comanda la parte alta del Poble-sec desde su consolidadísimo Celler Cal Marino, en el que te da bien de comer, de beber y te trata bien por igual. Y eso es ciertamente mucho.

Aproveché que era lunes para poder disfrutar de su compañía (largamente añorada) y, a la vez, conjugarlo con algún menú con apertura en este complicado día para encontrar abiertos bares y restaurantes. Cosas de la vida, la sugerencia de Edu nos llevó al último menú que me tomé antes de que nos encerrasen en esa locura colectiva que fue la pandemia.

Tras un frustrado intento de entrar a tomar el aperitivo en el Quimet & Quimet (otra vez será), a pocos metros sigue en marcha el Bar Celona y allí que nos metimos directamente, que tampoco es un problema. Este lugar, que con su nombre puede inducir a confusión y creer que es un mero Masters of Naming, resulta ser una casa de comidas familiar que lleva desde 1968 (efectivamente, ¡más de 50 años!) dando de comer al barrio y lo que no es el barrio. Un veterano de guerra que sigue en pie a pesar de los pesares y, además, en muy buena forma. Y es que, cuando las cosas se hacen bien, lo merecido es durar como se dura.

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Y como la veteranía es un grado, lo que trae con ello es que puedas elegir entre 8 primeros y 13 segundos, 8 de carne y 5 de pescado. Todos ellos sin guarnición y saliendo desde la cocina en dirección al comedor, donde todos los recibimos con alegría, que decía la canción.

Un buen arroz a la cubana es un lunes salvado pero, aún así, me quedé embelesado por los 'fideus a la cassola', con costilla. Todo ello sin desmerecer en absoluto a la coliflor con patata que mi querido acompañante escogió, porque si en una casa como esta ofrecen un buen plato de verdura, tampoco hay que dudarlo mucho. Nos quedamos también sin probar su ensaladilla rusa, la de la Rafaela, pero aquí lo importante es tener excusas para volver y en el Bar Celona desde luego te lo ponen en bandeja.

Con el segundo, directos al cordero a la plancha, dificilísimo de ver en estas circunstancias por el evidente peso que este plato tiene en el escandallo de un menú del día. Sonrientes y gozando del plato mientras mirábamos de reojo las salchichas o la butifarra de Alpens que también estaban entre las ofrecidas ese día. Y sí, el lunes no es día de pescado, pero debo reconocer que la merluza frita que andaba aterrizando en otras mesas me transportó por momentos a cualquier casa de comidas de Vizcaya donde es religión este plato.

En esta casa se remata la jugada con su conocida crema catalana o su pudin. Ahora, el pastel de queso de la Montse no es tampoco cosa menor. En definitiva, que nos pudimos (re)encontrar con el éxito que nos merecemos quienes nos sentamos a ponernos al día de todas nuestras alegrías y nuestras penas. Que para eso están nuestros bares y casas de comidas. Y el Bar Celona -¡albricias!- es un perfecto ejemplo de ello. Disfrutémoslo.