Cata Menor

No abras en un barrio popular, no tengas mantel, no sirvas marisco: la victoria de Can Feu (Sabadell)

El ave que no existe en el restaurante que los listillos dicen que es imposible que pueda existir

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El arroz de caza de Can Feu, en Sabadell.

El arroz de caza de Can Feu, en Sabadell. / Pau Arenós

Pau Arenós

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Este restaurante de Sabadell NO responde a ninguna de las recomendaciones que los estrategas del 'marketing' aconsejan a los clientes a la hora de establecer los negocios.

Todos los NOS de la teoría son SÍ.

NO tengas un restaurante con mantel blanco y señorío en un barrio popular: Can Feu está en el sur de Sabadell, en el Districte 5, con pequeñas industrias y aquellas casas bajas y sencillas construidas a finales de los años 50.

En el caso de que te obceques y sigas, que NO sea una marisquería: lo es, con vivero de crustáceos, grandes pescados a la brasa y angulas en temporada (¿acaso el barrio no merece angulas en lugar de ‘surimi’?).

Las croquetas de jabalí de Can Feu

Las croquetas de jabalí de Can Feu / Pau Arenós

De acuerdo, si sigues empeñado, NO aspires a mucho público, ten pocas mesas: amigo, no aciertas ni una. Tres comedores, a reventar un domingo al mediodía.

Can Feu es el negocio de Pep Villagrasa y sus padres, Antoni y María Isabel, con una historia de medio siglo y la perplejidad de los que NO comprenden cómo esta enormidad con una oferta particular ha sobrevivido en un lugar que se diría inadecuado.

Carta extensa, tal vez demasiado, combina el calamar a la romana con el civet de liebre, en busca de lo ‘normal’ y lo excepcional. Los caracoles comparten gracia y entereza con los del Can Punyetes de Carles Ricou, amigo de Pep, céntrico, a 20 minutos a pie en la Rambla de Sabadell.

La ensalada de perdiz de tiro de Can Feu.

La ensalada de perdiz de tiro de Can Feu. / Pau Arenós

Me siento tras el rastro de los platos de caza, también en el rango de lo peculiar, las croquetas de jabalí, la ensalada de perdiz de tiro (corta de jugosidad) con una vinagreta sedosa y ‘mongeta’ del Vallès y ese arroz que contiene todos los enigmas y devuelve regocijo.

En la carta, la protagonista aparece como ‘gallineta’: es un nombre secreto para el pájaro y que delata su genealogíaEl largo pico revela la identidad.

Ha llegado del Lluçanès y ha madurado en la cámara unos tres días (“no me gustan las maduraciones largas”, dice el chef).

En una cazuela de hierro, los muslos y las pechugas, el arroz carnaroli de L’Estany de Pals mojado con el caldo de las carcasas y un añadido final de guisantes, ‘camagrocs’ y trufa rallada. Delicias de temporada, placeres de gran calibre.

El ave que NO existe en el restaurante que los listillos dicen que es imposible que pueda existir.

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