Oda al aperitivo
Patatas fritas de bolsa: estas son las 7 mejores de España
De norte a sur, ejemplos maravillosos de que la fritura, a veces, sí es bella
Este 20 de agosto es el Día Internacional de las patatas fritas

Estas son las mejores patatas fritas de bolsa.
"¿A que no puedes comer solo una?" era la pregunta retórica que formulaba un antiguo anuncio televisivo de los años 90. Se refería, claro está, a las patatas fritas. Abrir una bolsa es sumergirse en un aluvión de sensaciones: que si el crujido, que si el golpe punzante del salado, que si el centelleante dorado de la fritura...
Imposible someterse a la tortura de probar una y dejar el resto para otro momento porque, seamos realistas, siempre es buen momento para comerse un puñado. Las patatas fritas son versátiles y efectivas: lo mismo valen para el mal de amores que para las finales deportivas o las cuchipandas entre amigos. Y si encima nos hacemos con una bolsa de estas siete marcas, mejor que mejor.
Con una resultona imagen de marca que parece inspirada en el gallo Claudio de los Looney Tunes, esta marca de patatas lleva más de 80 años haciendo la vida más feliz a los cacereños. Resulta difícil encontrarlas fuera de su provincia natal y es una pena: la patata El Gallo es ligeramente aceitosa -un poco más de lo recomendable pero ¿qué demonios?- , de corte tirando a grueso y mordisco crocante. Asomarse a la bolsa grande, de 350 gramos, es hacerlo a la felicidad más completa y absoluta. Fritas en aceite de girasol.

Patatas fritas El Gallo.
Desde 1896 lleva Espinaler entendiendo el aperitivo como una de las bellas artes (como lo que es, vaya). Desde la localidad barcelonesa de Vilassar de Mar llegan estas patatas fritas elaboradas a partir de noble materia prima soriana. Poco más: aceite de oliva y sal para conseguir un producto que es pura artesanía. Crujientes y de corte generoso, son ideales para ser regadas con la afamada salsa de aperitivo de esta santa casa. ¿Lo mejor de todo? Que pueden encontrarse en multitud de tiendas dedicadas al buen comer de todo el país.

Patatas fritas Espinaler.
Por su bolsa rosada las reconoceréis. Las patatas fritas San Nicasio, cordobesas y orgullosas, van tan sobradas que ni siquiera tienen que mostrar el producto en el envase. Galardonadas con cientos y cientos de premios, están hechas a partir de patata agria seleccionada y frita en aceite de oliva virgen extra de Priego de Córdoba. El toque especial lo pone la sal rosa del Himalaya que llevan y que las convierte en un bocado deliciosamente exquisito. Hasta el chef José Andrés es fan de su prodigioso sabor y su textura inigualable. No hay tienda de 'delicatessen' que no las tenga entre su lista de tentaciones.

Patatas fritas San Nicasio.
Felizmente halladas por un servidor en la tristemente desaparecida tienda Pesoneto en Madrid, las patatas fritas Perdi están entre las mejores jamás disfrutadas en aperitivos, fiestas y demás jolgorios informales. Abrir una de sus bolsas bien apretadas y rellenas de sustancia, a las que nadie acusará nunca de contener aire, es sinónimo de celebración. Crujientes, sabrosas... estas patatas fritas llegadas desde Aracena (Huelva) están elaboradas a partir de materia prima cuidadosamente seleccionada y frita en una mezcla de aceite de oliva y girasol con mucho arte. Perdi podría venir de "perdición", sin duda alguna.

Patatas fritas Perdi.
Tras la pista de estas papas fritas nos puso Joan Abril, el jefazo al frente de Ca Joan (Altea, Alicante), ese templo de la carne madurada. En su barra sirve unas patatas fritas prodigiosas elaboradas para el restaurante por Snacks El Valle. Las patatas fritas 'supreme' que hacen en Villena (Alicante) excitan los sentidos al máximo. Fritas en aceite de girasol, alcanzan un crujiente estratosférico. Ideales para liarse en un aperitivo eterno, vermut torero o abrebocas interminable. Y que ya se siente a comer otro.

Patatas fritas El Valle.
Las patatas extragruesas que la empresa Rubio elabora en Murcia son perfectas para ejercer de base canapera sobre la que poner mejillones de buen tamaño, media lata de berberechos o un matrimonio de anchoa y boquerón bien avenido. Ojo porque también son perfectamente disfrutables por sí solas, acompañadas de un buen vermut (o dos). Para los fetichistas del corte grueso, aquí tenemos una experiencia cercana al nirvana. Sabor elevado a la enésima potencia.

Patatas fritas Rubio.
Soria, capital mundial de la patata. Aquí encontramos algunos de los mejores ejemplares del universo así que, ¿cómo no iban a hacer aperitivos de categoría superior? Las de <strong>Añavieja están elaboradas de forma artesanal</strong> y se fríen en aceite de oliva para lograr que todo el sabor de la patata de la zona no solo no se pierda, sino que se realce. Para todos los que piensan que no puede haber 'terroir' en una bolsa de patatas fritas.

Patatas fritas Añavieja.
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