La gastronomía en la novela negra

La cocina criminal en BCNegra

BCNegra dedica este viernes una conferencia a la presencia de la cocina en los libros de Vázquez Montalbán y Camilleri

La aparición de Pepe Carvalho hace 50 años aportó al género negro la figura del detective ‘gourmet’

Desde entonces, la novela negra mediterránea otorga un papel prioritario a la gastronomía como reflejo de un carácter propio

Vázquez Montalbán retrato

Vázquez Montalbán retrato / Jordi Bedmar

Eduard Palomares

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Cuando al detective Pepe Carvalho se le atraganta un caso, se refugia en su casa de Vallvidrera y se pone a cocinar alguna receta laboriosa y presumiblemente de digestión lenta. El comisario Salvo Montalbano, poco habilidoso en los fogones, prefiere acudir a su ‘trattoria’ de confianza y dejarse asesorar, aunque suele decantarse por un plato de pasta y unos salmonetes fritos. Después de una buena comida, ambos ven la trama mucho más clara. Y de ahí a la resolución del caso solo quedan un par de nudos que atar.

El icónico personaje que creó Manuel Vázquez Montalbán hace ahora 50 años ­–cuando se publicó ‘Yo maté a Kennedy’­– aportó al género detectivesco su pasión por la gastronomía de raíces populares. En base a ello, Carvalho no tiene inconveniente en pegarse una comilona en su casa, su oficina o en sus restaurantes fetiche (con Casa Leopoldo a la cabeza) a mitad de cualquier investigación. Andrea Camilleri hizo evidente sus influencias literarias al bautizar a su comisario como Montalbano, al que también convirtió en un apasionado seguidor de la cocina siciliana.

Conferencia en la BCNegra

Gracias a eso, la gastronomía se ha convertido en un factor indispensable en la llamada novela negra mediterránea, como una seña de identidad ante otras denominaciones de origen. De hecho, el festival BCNegra dedica este viernes una de sus conferencias a analizar el papel de la cocina en las novelas de Vázquez Montalbán y Camilleri, dos de los autores más populares del género y que más han inspirado a otros escritores.

Será, como no, a mediodía en La Boqueria, donde Carvalho conseguía no solo la mejor materia prima para sus guisos (o los de su fiel ayudante Biscuter) sino algún que otro soplo de sus contactos callejeros. Y participarán el traductor de las aventuras de Montalbano, Pau Vidal, la gastrónoma Maria Teresa Di Marco y Carlos Zanón, comisario del festival, escritor y continuador de la saga carvalhiana.

cartell BCNEGRA 2022

Detalle del cartel de la actual edición de BCNegra. / Jordi Cotrina

Vázquez Montalbán fue él mismo un gastrónomo empedernido, así que parece lógico que dotara a su personaje de la misma pasión. Eso sí, en el prólogo de la primera edición de ‘Las recetas de Carvalho’, un volumen que reúne todos los platos que aparecen en las novelas, reconoce que el detective no siempre cocina por placer, más bien como terapia. “Carvalho cocina por un impulso neurótico, cuando está deprimido o crispado”, escribe el autor, que también aclara la base de los gustos de su investigador: “El paladar de la memoria, la patria sensorial de la infancia”.

Por eso recurre siempre a la cocina popular “pobre e imaginativa­”, con alguna incursión en la cocina francesa, primero, y de autor a medida que se va sofisticando y conociendo la nueva cocina tecnoemocional catalana. Cabe recordar que Vázquez Montalbán pidió que esparcieran sus cenizas en Cala Montjoi, para estar siempre cerca de ElBulli.

Sabuesos con buen gusto

A partir de Carvalho, cualquier detective o policía que resuelva crímenes literarios en un país mediterráneo tiene buen paladar. No solo el propio Montalbano ­–a quien Camilleri dejaba comer lo que él no podía por recomendación médica­– sino también el comisario veneciano Guido Brunetti de Donna Leon, el comisario ateniense Kostas Jaritos de Petros Márkaris y muchos más. De hecho, resulta bastante revelador comparar los menús habituales de estos con los de sus colegas escandinavos, que se deben conformar con litros de café aguado, bollos y sándwiches tristones.

Se puede plantear si tiene sentido romper el ritmo de una novela policiaca con la descripción de una receta o con los platos que le sirven al personaje en un restaurante. Existen tantas opiniones como lectores, pero hay que tener en cuenta que una de las características de la novela negra mediterránea es que la resolución del caso no es lo único que importa.

El contexto, el ambiente, los personajes con los que cruza el protagonista, los problemas sociales, las relaciones humanas, el espíritu del momento, los hábitos cotidianos, los placeres mundanos… Todo ello ayuda a conformar un caldo literario potente y sabroso, que trasciende el riguroso procedimiento policial para recrearse en lo que realmente palpita: la vida.