El pastel más cuqui

¿Qué fue del ‘cupcake’?

Esta especie de magdalena coronada por una capa dulce arrasó a principios de la década pasada, pero luego desapareció tan rápido como llegó

Se trata de uno de los fenómenos gastronómicos más pasajeros que se recuerdan, estimulado por la serie 'Sexo en Nueva York'

Un cupcake de chocolate listo para ser devorado

Un cupcake de chocolate listo para ser devorado

Eduard Palomares

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El ‘cupcake’ llegó, arrasó y despareció, convirtiéndose en uno de los fenómenos gastronómicos más pasajeros de los últimos años. Fuera de este ámbito, se puede encontrar un parecido razonable: las tiendas de cigarrillos electrónicos, que surgieron de la nada, se multiplicaron como los caracoles después de la lluvia y luego desparecieron sin dejar rastro. Fenómenos del consumismo basado en ideas infladas artificialmente.

De todos modos, el ‘cupcake’ no es en absoluto una mala idea: un pastel en formato individual –o más bien, una magdalena– con una capa superior hecha de crema de mantequilla o de ‘fondant’ y múltiples opciones de decoración. Ideal para darse un capricho, para ofrecer en algún acto social o para regalar.

Newsletter Cata Mayor

Pau Arenós te cuenta cada semana los secretos mejor guardados para disfrutar del buen comer dentro y fuera de casa.

Suscríbete

El problema fue que apareció como un gigante con pies de barro sin ningún tipo de tradición repostera detrás (en el caso mediterráneo). Eso sí, estimulado por el tsunami provocado por su aparición en la serie ‘Sexo en Nueva York’, cuyas protagonistas se pirraban por las variedades cuquis de Magnolia Bakery.

A principios de la pasada década, en ciudades como Barcelona comenzaron a aparecer locales especializados en ‘cupcakes’, que se llaman así porque en la receta original inglesa se elaboraban en tazas o cazos de barro.

En este artículo publicado en EL PERIÓDICO en el 2013 se explica perfectamente este fenómeno, que acabó siendo un visto y no visto. Mucho de esos espacios nacidos entonces han acabado reconvertidos en cafeterías de estilo escandinavo, tiendas de pasteles o restaurantes especializados en servir ‘brunchs’ (desayuno tardío o comida adelantada).

No obstante, quien quiera ‘cupcakes’ todavía puede encontrarlos, aunque tendrá que investigar un poco para saber dónde los siguen elaborando. Por ejemplo, en La Cava Bakery. Hay de todo tipo: de avellana, chocolate, fresa, coco, café, vainilla, ron, zanahoria, ‘red velvet’… Eso sí, ahora compiten con mayor igualdad con la inmensa variedad de caprichos dulces que ofrece la repostería mediterránea, y que jamás han tenido el impulso mediático de una serie de televisión yanqui.

A favor de su vuelta

Aunque hayan pasado de moda, son un bocado dulce que puede ayudarte a mejorar una mala tarde. Y regalar una caja con seis ‘cupcakes’ (a la persona adecuada) te hace quedar como el perfecto invitado.

En contra

La capa superior o ‘frosting’ suele ser demasiado dulce, por lo que puede llegar a empachar. Durante su ‘boom’ se vendían a un precio injustificado por lo que realmente eran.