PROFESIONALIZACIÓN DEL SECTOR

La figura del consignatario de buque ya cuenta con formación reglada

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Un crucero atracado en el Port de Barcelona, con las grúas de Hutchison detrás.

Un crucero atracado en el Port de Barcelona, con las grúas de Hutchison detrás. / Ricard Cugat

Glòria Ayuso

Glòria Ayuso

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El sector marítimo avanza cada vez más hacia su plena profesionalización. El consignatario de buque, una figura clave en las operaciones de un barco a su llegada al puerto, ha sido reconocida como cualificación profesional y cuenta finalmente con una formación reglada. 

Esta persona se encarga de dirigir las operaciones de entrada y salida del puerto y de gestionar todas las necesidades que pueda tener en su escala. “Juega un papel crucial en la logística y las operaciones: se encarga de los trámites aduaneros, el aprovisionamiento, maneja las contingencias y las situaciones imprevistas”, explica Beatriz Orejudo, CEO de Lantimar Group y que ha encabezado el equipo de cinco personas expertas que han diseñado cómo deben ser los nuevos estudios.

Figura desconocida

Pese a su importancia, esta figura es muy desconocida fuera de la industria marítima. Finalmente, en 2019 se reguló como profesión, lo que condujo a que el Instituto de Cualificaciones se interesara en ella y designó a las personas que debían definir los contenidos de la cualificación profesional. Tras su publicación en el BOE este verano, la Asociación Española de Consignatarios de Buques (ASECOB) trabaja con la Subdirección General de Ordenación e Innovación de la Formación Profesional para determinar los requisitos de acceso a la profesión y formación.

Contenedores en el Puerto de Barcelona.

Contenedores en el Puerto de Barcelona. / EP

Tal y como ha publicado el BOE, la nueva educación reglada es la de FP III, Técnico Superior en Consignación de Buques. Con 780 horas lectivas, la formación incluye la gestión administrativa del comercio internacional, la gestión del atraque o fondeo del buque y su operativa en puerto e inglés. 

Atender imprevistos

En su día a día, esta persona trabaja de forma muy intensa cuando el barco llega y hasta que sale del puerto, cubriendo todas sus necesidades, y atendiendo a toda clase de imprevistos. “Debe tener habilidad para manejar situaciones de emergencia, en las que es importante mantener la calma”, explica Orejudo. Puede pasar, por ejemplo, que el buque tenga problemas con el abastecimiento de agua porque no le funcionen los sistemas de generación y haya que avisar a técnicos y también proveer el barco con un cargamento de agua; o que haya una persona grave a bordo que necesite una ambulancia.

“Hay que hacer frente a muchas situaciones, las personas que se dedican a ello pueden contar mil y una anécdotas”, afirma la responsable de configurar la formación. Tanto, que incluso a veces “el barco se ha ido del puerto con la consignataria a bordo, y una lancha la ha tenido que ir a recoger”.