Remodelación en el Port Vell

La reforma de los tinglados del Moll de Llevant incluirá una estación marítima con un barco hasta la Rambla

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Cristina Buesa

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El Port Vell no tiene ni un rincón libre de obras. La revolución que ha supuesto la celebración de la Copa América de vela del año próximo se traduce en máquinas por todas partes. Son un total de 19 proyectos públicos y privados en el Port de Barcelona que salpican los distintos muelles y bocanas sumando ya 120 millones de euros. Uno de los últimos ámbitos en el que los operarios han comenzado a trabajar es en los tinglados del Moll de Llevant, unas construcciones ahora en desuso que serán espacio de acogida de autoridades e invitados para el evento deportivo, lo que se conoce como 'hospitality'.

Desde hace unos días, una valla rodea los 3.800 metros cuadrados repartidos en tres edificios de los tinglados, que datan de 1914. Las fachadas están desconchadas, no hay techo en algunas zonas y los apeos repartidos en balcones y estructuras revelan que las tareas serán complejas. No obstante, en el proyecto arquitectónico al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, se desvela la metamorfosis que habrá en unas construcciones que tienen fachada en el paseo de Joan de Borbó y, frente al mar, en el Moll de Llevant.

Los operarios trabajan en el exterior del recinto de los tinglados del Moll de Llevant, en el Port Vell de Barcelona, la semana pasada.

Los operarios trabajan en el exterior del recinto de los tinglados del Moll de Llevant, en el Port Vell de Barcelona, la semana pasada. / Ferran Nadeu

"Bus náutico" hasta la Rambla

Los tinglados ya se están rehabilitando, explica el gerente de Port Vell, David Pino, y se prevé acabar los trabajos en abril del 2024, a pesar de que la competición de vela no arrancará hasta agosto. No obstante, una vez acabe la Copa América, Barcelona contará con un nuevo espacio público para acoger actividades culturales, como exposiciones, conferencias u otras celebraciones. Es lo que se conoce como legado, explica el también director de la oficina de coordinación de la cita del Port de Barcelona, algo en lo que se trabaja concienzudamente desde la Fundació Barcelona Capital Nàutica, cuya sede está a escasos metros.

Otra de las mejoras que incluirá esta reforma es la construcción de una estación marítima en un cuarto edificio aledaño de 200 metros cuadrados desde donde partirá un servicio de "bus náutico", es decir, un barco con servicio regular que conectará este punto con las Drassanes, a pie de la Rambla. Este transporte, que se propulsará con energía verde, será una realidad cuando haya acabado la cita tecnológica y deportiva de alcance mundial.

5,7 millones de inversión

Con esta conexión marítima en funcionamiento, el disfrute de la ciudadanía de este rincón del puerto será muy superior al actual. Ahora mismo es un cul-de-sac en el que se agolpan paradas de bus, de taxi, una estación de carga eléctrica, o un aparcamiento de motos sobre la acera. La reforma de los tinglados tendrá un coste de 5,7 millones de euros para el Port de Barcelona, que se quedó con los edificios cuando acabó la concesión de Marina Barcelona 92 que, a su vez, había sido de Unión Naval Barcelona, propiedad de Vicente Boluda, recuerda David Pino.

Los tinglados del Moll de Llevant, en el Port Vell de Barcelona, que se están rehabilitando.

Los tinglados del Moll de Llevant, en el Port Vell de Barcelona, que se están rehabilitando. / Ferran Nadeu

A esta transformación urbanística se sumará tanto el futuro edificio Mirador como la Rambla de la nueva bocana, que estará elevada sobre los muelles y tendrá vistas sobre el Port Vell, que ha emprendido un auténtico cambio de piel. Así, en el otro extremo, en el Maremàgnum, se trabaja en una transformación de los espacios de ocio y gastronómicos con una inversión de 15 millones de euros.

Pórticos ligeros de madera y cristal

La recuperación patrimonial de los tinglados es obra del despacho de arquitectos de Pau Díez Oliva. Los espacios vacíos entre los tres edificios se cubrirán con pórticos ligeros de madera y cristal que mantienen la esencia de la arquitectura de principios de siglo. Esta circunstancia, tal como se puede ver en el proyecto básico, aporta mucha luz a los espacios, que cuando deje de ser 'hospitality' de la Copa América de vela, acogerán citas de entidades cívicas y culturales, avanza Pino.

Con un barco que acerque a los vecinos y vecinas, una rambla en la que pasear, un espacio multiusos con actividades y, a poca distancia, el 'beach club' del Club Natació Barcelona, este extremo del puerto se convertirá en un polo de atracción asegurado.

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