Profesiones sin relevo

SOS por la falta de carniceros, pescaderos y cerrajeros: oficios que amenazan al comercio de Barcelona

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Una nueva carnicería en la calle de Sants busca personal, esta semana.

Una nueva carnicería en la calle de Sants busca personal, esta semana. / EP

Patricia Castán

Patricia Castán

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"Se necesita carnicero/a", implora un gran cartel en una tienda de Barcelona esta semana. También podría poner charcutero, o pescadero, o dependiente/a.... Son muchos los reclamos que se asoman a los escaparates o vitrinas del comercio de Barcelona, que se enfrenta a un déficit de personal especializado y a la consiguiente amenaza de viabilidad de los negocios. El sector suma años de dificultades para cubrir plantillas, en general, pero ahora sufre en particular para incorporar perfiles especializados en productos o servicios concretos. "Se ha perdido la tradición de los aprendices y ahora nos encontramos sin trabajadores preparados que puedan asegurar la continuidad de muchos negocios de proximidad", resume el presidente de Barcelona Comerç, Pròsper Puig.

El máximo representante de los ejes comerciales de barrio vive el problema de cerca, como representante también del gremio de charcuteros y carniceros, ante la falta de recursos para esos ámbitos. "Necesitamos gente preparada, lo que se imparte en la Formación Profesional es muy dirigido a la industria, y en el comercio es necesaria una formación específica, como el modelo francés, con una base troncal más empresarial y especialidades por oficios, alimentarios y no alimentarios", defiende.

Hasta ahora, los propios gremios han sido las trincheras de los oficios, mientras que Barcelona Activa ha sido precursora en materia de cursos y preparación para la venta en general, o para la emprendeduría. De hecho, la mayoría de personal actual del comercio no ha realizado ningún curso sobre su labor o solo ha llevado a cabo formaciones menores (para tareas con ordenador o gestión), frente a un 13,9% que afirma haber hecho formaciones específicas en el producto con el que trabajan, y otro 12,1% sobre técnicas de venta, según datos municipales de 2023.

Inmigración con oficio

Atrás quedaron los años en que la formación la proporcionaba el propio establecimiento, cuando el trabajador era reclutado como aprendiz. Tampoco el relevo generacional de los oficios se mantiene, porque "el propio sector ha hecho ver a sus hijos que era mejor estudiar otra cosa que elegir un oficio", añade. Los sacrificios en los horarios o los sueldos no acompañaban, pero Puig asegura que el elemento salarial no es el culpable del actual déficit, que está llevando al cierre de tiendas cuando el propietario alcanza la jubilación.

Asegura que carniceros y charcuteros (que precisan un conocimiento del producto y su manipulación) suelen cobrar por encima del convenio sectorial, habida la falta de manos. La federación catalana de esta actividad suma 1.200 asociados, casi la mitad que en 2004, apunta. En parte porque hay más establecimientos de mayor tamaño y con más músculo, en lugar de muchos pequeños puestos en mercados y calles, por ejemplo. Pero también por la evidente extinción de especialistas. En el caso de los obradores, donde la carencia aún se amplifica más, los ingresos son mayores. Los puestos se están cubriendo en muchos casos con trabajadores sudamericanos o de Europa del Este, que llegan ya con oficio.

Alimentación minorista, el gran agujero

El portavoz asociativo relata que el 'agujero' de Barcelona abarca a las distintas especialidades alimentarias, de la carnicería a la pescadería, o la pastelería artesanal. Incluso la frutería en el caso de vendedores de proximidad, que se extinguen ante la proliferación de grandes cadenas y franquicias de frutas y verduras.

Pero es notoria también en el área de los cerrajeros y los frigoristas de frío industrial, agrega. Lanza la advertencia de que "si se acaba el comercio minorista solo habrá súpers y desaparecerá la figura especializada que puede dar el consejo profesional al cliente". "Más allá del problema laboral, es un problema sociológico", enfatiza.

En la capital catalana, la media de trabajadores en comercios de menos de 10 empleados es de 2,6. El 57,1% de perfiles son mujeres. Y por edades destaca la franja de los 35 a 44 años (24,4%), aunque a poca distancia de los de 25 a 34 y de los de 45 a 54. Incluso un 19% de los empleados tienen formación universitaria.

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