Estudio de la UAB

El comercio teme que los ejes verdes gentrifiquen al 'botiguer' de Barcelona de toda la vida

Los expertos consideran que el plan de usos del Eixample debería ser más estricto y lamentan que las medidas más eficaces sean las que políticamente se descartan

Aragó, Pau Claris y València, las calles con más contaminación, ruido y siniestros de Barcelona

El 66% de los vecinos del Eixample ven positiva la pacificación de calles, pero hay temor sobre los efectos en el tráfico

La calle de Aragó concentra 500 siniestros en los últimos seis años, uno cada cuatro días

La calle de Consell de Cent, en su intersección con Enric Granados.

La calle de Consell de Cent, en su intersección con Enric Granados. / Jordi Otix

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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La Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) se ha propuesto estudiar el efecto de las reformas urbanísticas que tienen como objeto que la capital catalana sea menos un circuito de coches y más un lugar vivible de paseo y asueto. Los investigadores del Grupo de Estudios de Movilidad, Transportes y Territorio (GEMOTT) del departamento de Geografía han analizado los datos de siniestralidad, ruido y contaminación de las calles del Eixample, pero también han realizado dos rondas de conversaciones. Primero con los vecinos de los barrios implicados, y luego con entidades y expertos. Sobre esto último versará este artículo, con un titular que ya pone sobre la pista: el comercio es el que peor lleva que se haya generado una doble Barcelona: la que cuenta con supermanzanas y la de toda la vida.

La imagen habitual de la calle de Aragó

La imagen habitual de la calle de Aragó / Joan Mateu Parra

Ya les contaba este diario en septiembre de 2021 que la creación de los ejes verdes y la naturalización de calles generaría una ciudad de dos velocidades. Las encuestas y el paso del tiempo demuestran que esta percepción se nota, sobre todo, en el ámbito comercial. Pero es altamente probable que a medio y largo plazo tenga un importante efecto en el sector inmobiliario, con pisos mucho más caros en zonas tranquilas que en calles con el tráfico de siempre.

Morir de éxito

Uno de los temores de los entrevistados es que la reforma de algunas arterias puede generar la percepción de que las que no se han tocado son peor que antes. El geógrafo y experto en movilidad Samuel Nel·lo Deakin, autor del proyecto Transequi, señala que aunque los datos ambientales o de siniestralidad no sean peores que antes, el contraste con los nuevos puede hacer que la gente los vea con peores ojos que antes. También advierte del riesgo, siempre según las opiniones recogidas por el estudio, de que los ejes verdes puedan "ser víctimas de su propio éxito, tanto por el uso excesivo del espacio público como por la especulación inmobiliaria".

La ’superilla’ de Sant Antoni. 

La supermanzana de Sant Antoni. / El Periódico

Para la mayoría de los residentes del Eixample, las nuevas inequidades se ven compensadas por la cercanía de estos nuevos lugares de paseo. No son tan comprensivos los comerciantes. Los que están en calles reformadas temen ser víctimas de la gentrificación (veremos qué pasa con sus alquileres cuando vayan venciendo) y que les terminen echando. Los de fuera, por su parte, se ven fuera de onda, desfasados, de segunda división.

El estudio, pero sobre todo, las encuestas, exhiben una clara diferencia de opinión entre vecinos y 'botiguers'. Los primeros son más comprensibles con el hecho de quedar fuera de la zona pacificada porque valoran la proximidad, mientras que los segundos tienen una visión mucho más cercana. "Lo vemos claro en el caso de la calle de València", relata Nel·lo Deakin. Esa arteria ha asumido buena parte de la movilidad motorizada que ha perdido Consell de Cent. Los residentes pueden andar dos manzanas y pasear por el eje verde, pero las tiendas no pueden moverse: "Da la sensación que a la mayoría de los vecinos les compensa esta situación, no así a los comerciantes, que lo ven como un agravio y temen que les pueda afectar".

Los tres dilemas de las pacificaciones

De todas las charlas con expertos y entidades, los autores del estudio constatan tres dilemas. Primero, que pacificar calles principales sería más equitativo, pero las secundarias son más factibles a nivel técnico y político. Segundo, que extender el modelo de supermanzanas por la ciudad sería lo más justo para repartir las bondades y minimizar las maldades, pero también la cosa técnica y la política recetan concentrar este tipo de transformaciones. Y tercero, el urbanismo táctico permitiría hacer llegar este modelo de ciudad más lejos y en menor tiempo, pero genera más resistencia social (y por ende, política) que la transformación integral y definitiva.

Partido de fútbol en la supermanzana del Poblenou, pocos días después de su estreno en septiembre del 2016

Partido de fútbol en la supermanzana del Poblenou, pocos días después de su estreno en septiembre del 2016 / Joan Puig

También de la voz de los implicados salen algunos deberes para la Administración pública, de manera que se pueda reducir esta inequidad y esta Barcelona de dos velocidades. Los expertos, indica Nel·lo Deakin, creen que el fenómeno de la gentrificación es un mal que requiere del concurso de gobiernos supramunicipales, básicamente con las leyes que pueda impulsar el Parlament de Catalunya o las normativas que establezca el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Plan de usos

También sería necesario darle una vuelta al plan de usos del Eixample, "una herramienta significativa pero insuficiente para salvar al comercio local y de proximidad. Por último, rezan las entidades y profesionales consultados, el consistorio debería "explorar mecanismos de captura de plusvalías del suelo que puedan generar las actuaciones de pacificación, una propuesta que generaría no poca controversia.