Patrimonio de Barcelona
La avenida del Tibidabo estrena asociación vecinal con el objetivo de recuperar el Tramvia Blau
La entidad nace con la voluntad de "resaltar el valor histórico de las edificaciones" de la ciudad jardín que empezó a proyectarse hace 125 años
MULTIMEDIA: El último viaje del Tramvia Blau
El Tramvia Blau sigue circulando (en miniatura)
![El último día de circulación del Tramvia Blau, el 28 de enero de 2018](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fc0eb09f-0f52-41ca-96a0-71835b9789fa_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
El último día de circulación del Tramvia Blau, el 28 de enero de 2018 / Albert Bertran
![Carlos Márquez Daniel](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/55ffc953-f5d9-4cc0-b3b4-47aa7ef4f745_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
![Carlos Márquez Daniel](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/55ffc953-f5d9-4cc0-b3b4-47aa7ef4f745_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Es posible que todo sea culpa del ingeniero y urbanista Ildefons Cerdà. A mitad del siglo XIX empezaron a caer las enfermizas murallas, y con el Plan de Ensanche de Barcelona de 1859, la ciudad insalubre empezó a expandirse. Surgió la querencia por la naturaleza y todo coincidió con la revolución industrial y el florecimiento de la burguesía. Pasó con Eusebi Güell en lo que hoy es el barrio de la Salut, pero aquello no prosperó y de las viviendas se pasó al Park Güell. O en Horta-Guinardó con la Font d'en Fargues, que sí vio la luz gracias al buen hacer de Montserrat de Casanovas (aunque el mérito se lo llevó su marido, Pere Fargas). Pero también en la avenida del Tibidabo, donde el doctor Salvador Andreu, que hizo una fortuna con sus pastillas para la tos, creó una ciudad jardín, la que más y mejor sigue exhibiendo la frondosidad señorial y arquitectónica del momento. Se cumplen 125 años de la compra de aquellos terrenos y se acaba de crear una asociación de vecinos de la calle que reclama precisamente recuperar la memoria histórica del lugar. Empezando por el Tramvia Blau, por supuesto.
![Visita al edificio Rotonda](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fef449ab-c6e5-4646-8adb-af0d070e3195_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
El edificio de la Rotonda, en 2010, antes de ser reformado / El Periódico
El logo de esta nueva entidad, de hecho, incluye el menudo ferrocarril inaugurado en 1901, además de las palabras "conservar y progresar". El presidente blande un nombre poco común para el populoso mundo de las asociaciones vecinales: Alexander-Philipp Scheffler, que como habrán adivinado no es natural de Sant Gervasi. Este empresario alemán se ha propuesto que los residentes, vecinos y propietarios de la calle tengan voz propia en un momento en el que el consistorio tiene pendiente una reforma desde que a finales de enero de 2018 dejara de circular el Tramvia Blau, se dijo, por motivos de seguridad.
Mejoras de ciudad
Además de recuperar el transporte ferroviario, la asociación tiene en mente otras dos metas. Primero, "impulsar mejoras dirigidas a toda la ciudadanía de Barcelona", habida cuenta de que esta arteria es uno de los accesos naturales a Collserola y, sobre todo, a la Carretera de las Aigües (no al Tibidabo, aunque es muy habitual encontrar conductores perdidos por el Pla dels Maduixers buscando una manera de llegar a la cima). Y segundo, "resaltar el valor histórico y patrimonial de sus edificaciones". Este diario les contaba en 2010 la propuesta de unos investigadores de la UPC, que planteaban alargar la línea del tranvía, precisamente, hasta el largo paseo que fue uno de los sueños de Pasqual Maragall.
![Ambiente en la parada del Tramvia Blau en su último día.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/8d6e1d84-8a9c-4ca1-858a-dd4c6a03e86d_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Ambiente en la parada del Tramvia Blau, en su último día / Albert Bertran
Sacar pecho de la avenida del Tibidabo es una manera de descentralizar el turismo, algo que el ayuntamiento lleva años anunciando. Pero la actualidad de la arteria demuestra más bien todo lo contrario. No solo por el hecho de que el Tramvia Blau lleve seis años sin circular. No se ha sacado partido ni de la historia ni de la riqueza arquitectónica del lugar. Empezando por el edificio de la Rotonda, en el cruce con el paseo de Sant Gervasi, que tras medio siglo de ostracismo y abandono, volvió a la vida reconvertido en contenedor de oficinas en 2016. Y cuando por fin el tranvía y el inmueble de Adolf Ruiz Casamitjana podían maridar a la perfección, TMB decidió, menos de dos años, después cerrar el servicio.
Movilidad e iluminación
“Hemos pasado por muchos años de inactividad y falta de inversiones y ahora estamos deseosos de recuperar esta joya de la ciudad, tan relevante en historia como en patrimonio, y adecuarla a las nuevas necesidades de vecinos, visitantes y ciudadanía barcelonesa en general", resume el presidente de la asociación. Scheffler admite que el Tramvia Blau es su prioridad, pero avanza que combatirán para "conseguir mejoras en movilidad, iluminación y mobiliario". "También estamos estudiando -prosigue- la recuperación de algunas actividades culturales y deportivas que tuvieron lugar en esta parte de la ciudad. Vamos a devolver a la avenida el protagonismo que se merece".
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