Urbanismo y naturaleza

El paseo de las Aigües, el sueño incompleto de Maragall

La vía verde, que podría superar los 21 kilómetros, sigue pendiente del tramo de la Arrabassada, en el que en tiempos de Trias estaba prevista una pasarela sobre la carretera para poder conectar el segmento de Sarrià-Sant Gervasi con el de Horta y Nou Barris

carretera de les Aigües

carretera de les Aigües / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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En la plaza de Kennedy, si uno mira hacia Collserola, se encuentra con una de las calles que menos ha cambiado en los últimos 100 años. Es la avenida del Tibidabo, y una de las cosas que sí son distintas es que ahora, y casi desde hace cinco años, ya no hay Tramvia Blau. Pero sí se ha recuperado el edificio de la Rotonda, ironías de la planificación urbana. Una vez se llega a la plaza del doctor Andreu, se puede coger el funicular, la 'cuca de llum' que sube al parque de atracciones, o seguir por la calle de Manuel Arnús, en la que Barcelona literalmente desaparece una vez superado el portal de la casa del Pinar, esa maravilla diseñada por Enric Sagnier a principios del siglo XX y que es uno de los edificios, como el observatorio Fabra o la Torre de Collserola, que prácticamente se pueden ver desde cualquier barrio. Dos curvas más arriba, está el 'pla dels Maduixers', donde muchos creen que nace el paseo de las Aigües. Pero no es así. Sigue hacia el Besòs y languidece hasta llegar a lo alto del torrente de los Penitents, un espectacular mirador de los Tres Turons, justo encima del club de tenis Vall Parc. Lo que todavía sabe menos gente a este lado de la ciudad es que este camino vuelve a cobrar vida en la famosa curva de la 'paella' de la Arrabassada. De punta a punta, si se unieran, llegarían a los 21 kilómetros. Era el sueño, uno de tantos, de Pasqual Maragall. Llegó a existir un proyecto. Nunca pasó del 'render', la maldita imagen virtual. Esta es la historia de la rambla de montaña de Barcelona, del mejor paseo de Europa que nunca fue del todo.

En la página web del ayuntamiento todavía puede verse el proyecto. Es de los tiempos del alcalde Xavier Trias, de mediados de 2014. "La carreteras de las Aigües tendrá 21 kilómetros de longitud", reza la información. La pasarela, de 157 metros de largo, salva la larga curva que pasa sobre el torrente de la fuente del Bacallà, donde hay una casa cuyo jardín quedará por debajo.

Una vez al otro lado, 1,8 kilómetros hasta llegar a la curva de izquierdas (de subida), escenario de míticas pérdidas de control durante la 'Carrera en cuesta' de coches por la Arrabassada, celebrada de manera intermitente entre 1922 y 1983. Preguntado sobre la cuestión, un portavoz del ayuntamiento asegura que se trata "de un proyecto del gobierno municipal anterior que no se ha ejecutado".

Una moto toma la curva de la 'paella' de la Arrabassada. A la izquierda, el pequeño camino que lleva hasta la conexión del paseo de las Aigües que justo aquí vuelve a retomarse

Una moto toma la curva de la 'paella' de la Arrabassada. A la izquierda, el pequeño camino que lleva hasta la conexión del paseo de las Aigües que justo aquí vuelve a retomarse / Carlos Márquez Daniel

Lo que sí tenía previsto Barcelona en Comú, al menos en el programa electoral con el que se presentó a las elecciones de 2019, era "pacificar el acceso a la carretera de las Aigües por la calle de Manuel Arnús, para generar un acceso tranquilo al parque y prevenir posibles accidentes y conflictos entre ciclistas, vehículos y peatones". No se ha hecho.

Misma suerte ha corrido otra promesa de los 'comuns' vinculada con este enclave: "Ejecutar un camino de media cota entre el paseo de las Aigües y la ronda de Dalt, que cosa los barrios de forma longitudinal y active las zonas verdes existentes", así como la "creación y potenciación de nuevos nodos de acceso al parque para amortiguar su hiperfrecuentación".

Un caminito

El paseo de las Aigües, que no la carretera, que debe su nombre al conducto subterráneo de agua que da nombre a la arteria, fue un invento de los tiempos de Pasqual Maragall, alcalde que también fue pionero en la protección de Collserola, pulmón que no fue declarado parque natural hasta octubre de 2010. Si se había conectado la ciudad viaria alpina a través de la Ronda de Dalt, ¿por qué no hacer lo mismo para los peatones y deportistas con un camino montañoso pero asequible? Así nació el proyecto, que se dividió en nueve tramos. El que está pendiente, tras más de 25 años de progreso, es el que lleva el número cinco. El de Valldaura (número siete) se abrió al público en junio de 2012, con Trias paseando por Collserola junto a su entonces teniente de alcalde de Urbanismo, Antoni Vives. Fue entonces, explican fuentes conocedoras del plan, cuando se se empezó a trabajar en el boceto de la unión por la Arrabassada.

El club de tenis Vall Parc. Y encima, el punto en el que muere las Aigües en su versión Sarrià-Sant Gervasi. Debajo, la Arrabassada que se sortearía en ese punto con una pasarela

El club de tenis Vall Parc. Y encima, el punto en el que muere las Aigües en su versión Sarrià-Sant Gervasi. Debajo, la Arrabassada que se sortearía en ese punto con una pasarela / Carlos Márquez Daniel

Las Aigües ya dispone de cuatro pasarelas: junto a Sant Pere Màrtir para llegar a la plaza de Mireia, las que sortean las carretera de Vallvidrera y Cerdanyola y la del cementerio de Collserola. La de la Arrabassada seria la quinta y seguramente más espectacular. Con un presupuesto de casi dos millones de euros (hoy habría que actualizar muy mucho ese precio de 2014), preveía una anchura de 4,60 metros y en su lado Besòs sumaba un nuevo mirador hacia la ciudad. Un lugar en el que ahora, por cierto, pueden verse vertidos ilegales de residuos (justo en el kilómetro 2 de la arteria).

Carretera peligrosa

La Arrabassada, que sube al Tibidabo para luego bajar a Sant Cugat, es desde hace varios años la más peligrosa de toda Catalunya a pesar de que se han tomado medidas, como colocar separadores de carriles en algunos giros. En paralelo -hay que fijarse mucho- sube un diminuto sendero que en algunos tramos se vuelve más generoso. Eso es, sobre el papel, parte del paseo de las Aigües, que atraviesa, de hecho, la gasolinera situada sobre el kilómetro 2,8 de la BP-1417. Un poco más arriba, y antes de llegar a la 'paella', hay un camino que indica la bajada hacia Montbau. O sea, estamos en un sendero, aunque parezca un arcén, el problema es que no conecta cómo y dónde debería.

El paseo de las Aigües, en uno de sus tramos de Horta-Guinardó

El paseo de las Aigües, en uno de sus tramos de Horta-Guinardó / Josep Garcia

Supondría culminar uno de los paseos más espectaculares, largos, naturales y asequibles de toda Europa. Pero hay que añadirle un componente social que aporta una de las personas que estuvieron implicadas en el proyecto: "Es también una manera de vincular a vecinos con perfiles sociales muy distintos", puesto que coincidirían los ciudadanos de Roquetes y Trinitat Nova con los de Sarrià y Pedralbes. "Eso es algo que Maragall tenía muy presente", añade.

El próximo alcalde -o alcaldesa- de Barcelona volverá a encontrar dentro de un cajón el diseño que permitiría coronar todo el itinerario, desde la plaza de Mireia hasta Torre Baró, 21 kilómetros de punta a punta de la ciudad. Curioso, a Maragall cuando dio la vuelta a las dos rondas una vez inauguradas poco antes de los Juegos del 92, alguien le hizo ver que sumaban 42 kilómetros. Él bromeó con la idea de organizar un maratón sobre el asfalto. Con el paseo de las Aigües, de ida y vuelta, podría decir lo mismo.

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