Barcelona perdió una de cada cinco agencias de viajes a pie de calle en tres años

Barcelona está viviendo en los últimos años el cierre masivo de comercios tradicionales, sobre todo de especialidades vinculadas al consumo cotidiano, como las zapaterías multimarca o las peluquerías clásicas, frente al auge de grandes cadenas textiles y centros de estética. Otra transformación muy visible es la de las agencias de viajes, que desaparecen a pie de calle: una de cada cinco cerró puertas en solo tres años en la capital catalana.

Antes de la pandemia, en 2019, se contabilizaban 324 locales de este tipo, cifra que se había reducido a 254 en 2022, lo que representa una disminución del 21,6%. La Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (ACAVe) estima que, a nivel estatal, el 15% de las empresas dedicadas a esta actividad cerraron a causa de la pandemia y sus restricciones. Puso la guinda a un declive paralelo a la facilidad con la que el consumidor puede hoy contratar transportes y alojamientos por su cuenta.

No obstante, ACAVe asegura que el sector ya se está recuperando y que están abriendo nuevas agencias. La regeneración actual supone un punto de inflexión, porque deja atrás el clásico modelo de local en un bajo comercial y dirigido al público generalista. La apuesta estrella ahora son los modelos de negocio digitalizados y especializados en nichos de mercado muy concretos.

En Barcelona, no todas las agencias que han dejado sus locales en estos últimos años han cerrado al cien por cien el negocio. "Ocurre como con la banca: hay mucho cierre de oficinas, pero no cierran los bancos. Con las agencias pasa igual. El modelo está cambiando y se teletrabaja o se va a casa del cliente. El establecimiento de cara al público está perdiendo protagonismo", apunta Jordi Martí, presidente de la ACAVe, en una entrevista con este diario.

El éxito del turismo especializado

"Ahora se están creando muchas agencias pequeñas, digitales y especializadas. Las agencias no físicas no tienen el lastre de tener un local abierto todos los días, pueden tener clientes de todas partes y el teletrabajo les da flexibilidad", explica Martí. En cuanto a las tipologías de viajes en auge, las hay para todos los gustos: turismo 'premium', participación en eventos deportivos internacionales, circuitos para acudir a conciertos, e incluso de temática arqueológica. "Están teniendo mucho éxito en segmentos muy concretos", añade el presidente de la ACAVe.

Una de estas agencias especializadas que ha surgido en los últimos años en Barcelona es Arqueonet, que organiza viajes en grupos pequeños para sumergirse en la historia y cultura de los destinos de forma diferente, con el acompañamiento de profesores expertos (historiadores, arqueólogos, antropólogos...), que diseñan rutas fuera de los circuitos turísticos habituales.

Algunas de sus propuestas temáticas son Croacia con un profesor especializado en la historia de la Antigua Roma; Atapuerca con el arqueólogo y especialista en evolución humana Jordi Serrallonga; o visita al Egipto Medio con el reputado egiptólogo Javier Martínez Babón. Es evidente que no es una agencia de viajes al uso, pero su gerente, Pere Aubanell, asegura que les va muy bien: "En general, los grupos se llenan", afirma a este diario. Evidentemente, cuentan con un perfil de cliente muy concreto: "Tenemos un público de nivel económico medio-alto, mayor de 60 años y con inquietud por saber".

Más cierres de agencias físicas

Si bien las agencias de viajes físicas ya han experimentado una notable caída en Barcelona y otras ciudades, la previsión es que el cierre masivo continúe. Además de los cambios en los patrones de compra y de los caros precios de los alquileres de locales, desde la ACAVe también manifiestan que cuesta encontrar mano de obra. "Hay mucha agencia que busca personal de venta de mostrador y le cuesta encontrarlo. Hubo gente que salió del sector durante la pandemia porque no había faena y ahora es difícil rescatarla", sostiene Martí.

También notan, añade, un cambio cultural entre los más jóvenes tras un 'boom' de demanda: "Las nuevas generaciones no están tan interesadas en el sector turístico y hay menos matrículas en las facultades de turismo". "Hace falta mucha faena para devolverle el atractivo al oficio, que va más allá de trabajar cuando todos tienen vacaciones", advierte.