La guerra del taxi

Las VTC clásicas mantienen sus tres días de manifestación ante la sede del Mobile World Congress

Reclaman el fin de la "persecución policial" y una legislación que las diferencie de plataformas como Uber o Cabify

Las VTC denuncian una "caza de brujas política y policial" antes del Mobile World Congress

Compromiso para que los conductores de VTC y los nuevos taxistas acrediten el nivel B2 de catalán

Protesta de conductores de VTC por el centro de Barcelona, a finales de 2023

Protesta de conductores de VTC por el centro de Barcelona, a finales de 2023 / MARIA PRATDESABA / ACN

Carlos Márquez Daniel

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Barcelona tiene dos calendarios. Primero está el gregoriano, acuñado en 1582, que empieza el 1 de enero y termina el 31 de diciembre. Y luego está el del Mobile World Congress, que desde 2006 suele arrancar, sin un día fijo, a finales de febrero, como si todo volviera a empezar y girara en torno de la feria de los móviles. La edición de este año espera congregar a cerca de 90.000 expertos en tecnología; un montón de gente que se mueve básicamente en metro, bus, taxi y VTC. Los colectivos del transporte han usado históricamente este evento para presionar a la administración. Primero fueron los trabajadores de TMB y luego el taxi. Ahora parece que es el turno de los vehículos de alquiler con conductor, en concreto, las licencias de toda la vida, las que existían antes de que nacieran plataformas como Uber, Cabify o Bolt y que están agrupadas en la asociación VTC Gran Turisme. Han previsto movilizarse martes, miércoles y jueves a las 10 de la mañana en la puerta principal del recinto ferial de L'Hospitalet.

Coches VTC en Barcelona.

Coches VTC en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Denuncian ser un efecto colateral de una guerra que les ha pillado en el centro del campo de batalla. Y reclaman que cualquier legislación tenga en cuenta su peculiaridad. Esto es, que no son ni taxis ni coches de Uber. También piden poner fin a la "persecución policial" de la que aseguran ser víctimas. Romà Llort, portavoz de esta asociación, asegura que en los últimos días "ha habido contacto con responsables del Departament de Territori" para evitar cualquier amago de movilización. De momento, a las 18.30 horas del lunes, la protesta sigue en pie.

Entre otras cosas, también exigen reunirse con los parlamentarios que la semana pasada mantuvieron un encuentro con el portavoz de Elite Taxi, Tito Álvarez. "Queremos explicarles la situación de primera mano, y que cualquier decisión que tomen, como mínimo,que sea el fruto de haber escuchado a todas las partes, no solo a una de ellas", resume Llort. "No aceptamos que el taxi nos regule y decida nuestro futuro", añade.

Aviso a los clientes

Más allá de la manifestación, las VTC clásicas también están informando a sus clientes de que quizás este sea el último año el que pueden hacerse cargo de ellos. Son usuarios habituales, que repiten edición tras edición del Mobile, y que, en muchos casos, no suelen usar transporte público ni taxi: quieren otro tipo de servicio, de más alto 'standing', que es precisamente lo que tiempo atrás eran los vehículos de alquiler con conductor.

Taxis y VTC, en el recinto ferial de Gran Via de L'Hospitalet

Taxis y VTC, en el recinto ferial de Gran Via de L'Hospitalet / Toni Albir (Efe)

Llort lamenta esta "persecución" en un momento en el que ambos sectores, VTC y taxistas, están a la espera de que el Govern presente su propuesta de ley de transporte de vehículos de hasta nueve plazascosa que debería suceder, esa es la promesa, en algún momento de este primer trimestre del año. La nueva normativa, que substituirá la ley del Taxi de 2003, establecerá las reglas de juego por separado: taxistas, VTC clásicas, VTC de plataforma y empresas de intermediación (como Free Now)

La protesta para los siguientes tres días se mantiene. Puede pasar que Territori calme las aguas y consiga posponer cualquier intento de boicotear un evento que deja en determinados sectores de la ciudad más de 460 millones de euros. Pero puede que no sacie su enfado, y que un año más, el Mobile sea escenario de un conflicto laboral que, en el fondo, algo tiene que ver con la tecnologia.