En el cementerio de Sant Gervasi

Cien domingos de homenaje al poeta Maragall: la fiesta del Ametller Florit cumple un siglo

Pere Maragall, nieto del poeta catalán, explica los orígenes y curiosidades de un evento muy especial

Un té con el poeta Joan Maragall

Fiesta de L'Ametller Florit, el homenaje a Joan Maragall bajo su almendro en el cementerio de Sant Gervasi, en una imagen de archivo

Fiesta de L'Ametller Florit, el homenaje a Joan Maragall bajo su almendro en el cementerio de Sant Gervasi, en una imagen de archivo / Joan Puig

Margot Canavaggia

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El fallecimiento de Joan Maragall nunca lo hundió en el olvido. Al contrario, reavivó la sabiduría y tozudez que tanto lo caracterizaban y quedó grabada en la memoria de muchos. Desde entonces, se canta, año tras año, en la tumba que encierra su talento, para recordarlo. Al pie de un almendro que no deja de florecer día tras día, y alimentado por la fuerza de un ingenio que lucha por seguir vivo en el recuerdo, el poeta escucha las voces que, como él, “dan la bienvenida al buen tiempo”.  

Esta fiesta se conoce bajo el nombre de “L'Ametller Florit” y cumple este domingo 100 años. EL PERIÓDICO ha conversado con Pere Maragall, nieto del autor catalán, quién explica los orígenes de esta tradición así como su significado. Celebrada por primera vez en 1924 en el cementerio de Sarrià Sant-Gervasi –donde yace el poeta–, el evento se ha ido repitiendo cada mes de febrero prácticamente de forma ininterrumpida, con la única excepción de la Guerra Civil. 

A raíz de las conmemoraciones del Año Maragall, que tuvieron lugar en 2010 y 2011, se constituyó una asociación que agrupa los descendientes de Joan Maragall y Clara Noble, bautizada con el nombre del mismo poeta. Pere, a sus más de 70 años, es el actual presidente de la agrupación y responsable de la organización del acto. También colaboran diferentes cementerios de Barcelona y el Arxiu Maragall, que pertenece a la Biblioteca Nacional de Catalunya.  

“Hace unos años no solía acudir mucha gente a la fiesta de “l’Ametller Florit”, unos cuantos familiares y gente que venía a recitar poemas. Pero desde que se celebró el Año Maragall, el evento ha ganado en números e importancia”, admite Pere. Actualmente asisten alrededor de 200 personas

"A media cuesta de la sierra veo un almendro en flor"

Joan Maragall

El acto se divide en dos partes: una lectura de poemas del autor y un canto coral a cargo de Josep Ollé, un joven compositor que ha musicado varios poemas de Maragall. Cada edición trae a músicos diferentes y cambia el repertorio musical. “Este año nos sorprende con un grupo de cantantes del Orfeó Català”, relata Pere. De la misma forma, cada temporada asiste un poeta contemporáneo distinto para iniciar la fiesta con un recital de textos propios, ya sea en verso o prosa. “La poetisa invitada en esta ocasión es Marta Pessarrodona, galardonada con el premio de honor de las letras catalanas, con 78 años”, añade. 

Una flor, un poema y una canción para el buen tiempo

“La figura del almendro viene de mi abuelo, que había escrito poemas y otros textos sobre este árbol, como símbolo de un anuncio del buen tiempo. Una flor que da color y alegría al invierno”, recuerda con una sonrisa Pere. El autor redactó una balada que lleva por título el nombre de la misma planta, aunque también fue objeto de un dietario en 1903 que habla de los brotes de los capullos del árbol en esta época fría. 

“Tiene lugar cada año el segundo domingo de febrero porque coincide con el florecimiento de los almendros. Siempre a las 12 del mediodía, cuando empieza el acto”, explica con entusiasmo el nieto de uno de los mayores nombres de la literatura catalana. “Mucha gente ya ni siquiera recibe la convocatoria de la fiesta, porque ya se sabe el programa de memoria y recuerda que ese día a esa hora tiene un compromiso”, loa.  

Felices 80, Clara

A pesar de que este año la fiesta cumple un siglo, no se ha previsto una edición llamativa con globos ni confeti. Sin embargo, avanza, “habrá la intervención de una invitada especial: Francesca Argimón, nieta de Joan Maragall, que hablará de dar relevo al poeta, así como de su historia”. Además de encomiar el centenario de la fiesta de L'Ametller Florit, Pere pretende “sobre todo conmemorar a la abuela Clara, que falleció hace 80 años". "Era una persona muy importante en la vida de Joan, que desgraciadamente como suele pasar, ha quedado a segundo plano. Se quedó viuda a los 38 años, con 13 hijos, y salió adelante sola. Gracias a ella se guardó toda la documentación del abuelo, y fue quien hizo la primera edición de las obras completas", desgrana. 

Fiesta de L'Ametller Florit, el homenaje a Joan Maragall bajo su almendro en el cementerio de Sant Gervasi, en una imagen de archivo

Fiesta de L'Ametller Florit, el homenaje a Joan Maragall bajo su almendro en el cementerio de Sant Gervasi, en una imagen de archivo / Joan Puig

“Yo no conocí nunca a mi abuelo, ni siquiera lo hizo mi padre, que nació en enero de 1911 y Maragall falleció en diciembre de aquel mismo año”, rememora. Pere apunta que en su familia son casi más de 40 primos, todos descendientes del reconocido poeta, y que a duras penas se conocen todos. Para algunos, la relación con esta figura es lejana: “Casi todo lo que sé es por las historias que mi tío Gabriel y la tía Elena nos contaban en la casa donde vivió y donde se conserva actualmente el archivo Maragall”. Allí, dice, es donde la magia ocurría y descubrieron la “verdadera personalidad” de alguien que les era muy cercano pero desconocido. 

La continuidad de un legado

Pere asume que es un evento muy sencillo, que no conlleva mucha preparación, pero defiende que justo esto le confiere un gran valor: “Nos reunimos todos al aire libre para cantarle a Maragall, y es esta sencillez lo que lo hace bonito”. “La fiesta representa para mí la continuidad de un legado, de una memoria, de un recuerdo”, concluye.